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Un rescate entre tiburones

La presencia de escualos en la zona de búsqueda del helicóptero del Ejército del Aire provocó que un tirador de precisión acompañara en las tareas de rescate a los buceadores

Un rescate entre tiburones Archivo - LP/DLP

La presencia de tiburones en la zona de búsqueda del helicóptero del Ejército del Aire siniestrado el pasado jueves, donde iban a bordo los tres militares del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR) desaparecidos, provocó que un tirador de precisión acompañara durante la mañana de ayer en las tareas de rescate a los buceadores, manteniéndose alerta desde una embarcación rápida para protegerlos de los escualos. El primer parte de la mañana que el Ministerio de Defensa ha ido enviando a los medios de comunicación durante los días siguientes al siniestro del Super Puma alertaba de esta situación.

Desde que se iniciara el amplio despliegue de búsqueda, el pasado sábado, ayer fue la primera vez que Defensa apuntaba la existencia de tiburones como una complicación añadida a las tareas de rescate. Una explicación que, unida a la de las malas condiciones del mar, hacía presagiar que los trabajos para hallar el aparato hundido a 40 metros de profundidad a 40 millas de la costa de Dajla se podrían alargar. La presencia de escualos es normal en estas aguas, al igual que los buzos vayan acompañados de tiradores de precisión en distintas maniobras que realizan a lo largo del año, argumentan desde Defensa.

En cualquier caso, al mediodía de ayer encontraron la cabina del helicóptero en el fondo del mar. Seis días después de que se hundiera. Los dos cazaminas Turia y Segura, que llegaron el pasado martes, desplegaron toda la capacidad de batida submarina durante esa misma noche con sus potentes sonar en el área donde cayó al mar el aparato. Rastreaban una zona submarina de 24 por 16 kilómetros. En el dispositivo submarino operaban además los dos robots y otro sonar de barrido lateral del barco noruego Olympic Zeus, contratado por Fomento para culminar las labores de sellado de fuel de la embarcación rusa Oleg Naydenov, y los 20 buceadores.

Desde primera hora de la mañana volaban asimismo de forma alternativa también un avión CN235 del Ejército del Aire y un avión Defender de la Fuerza Aérea marroquí. Hacían las labores de reconocimiento aéreo, como todos estos días, a los que se sumaba el dispositivo aéreo de un Super Puma español y un Puma marroquí. En el mar se hallaba también el buque de acción marítima Rayo, con espacio para el aterrizaje de los helicópteros.

Como era usual, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, que lleva en las Islas desde el pasado viernes, se reunió por la mañana con las familias de los desaparecidos. Después visitó el Centro de Coordinación de Rescate y el Grupo de Alerta y Control, que trabajan desde tierra en la búsqueda y coordinación de los efectivos desplegados.

A las 13:41 horas el juez togado territorial de Las Palmas, que se encontraba embarcado en la zona del accidente, llamó al ministro que estaba en la base aérea de Gando. Le comunicó que levantaba el secreto de las actuaciones y que se había encontrado en el fondo del mar la cabina del helicóptero del 802 Escuadrón del Ejército de Tierra siniestrado. El juez informó al ministro de que se iba a proceder a su izado con todas las precauciones necesarias, pues las condiciones del mar eran malas. A las 15.30 horas el ministro Morenés se reunió con los familiares con los que permaneció toda la tarde para irles informando de las labores de izado del helicóptero, y los más importante, si estaban los cuerpos en su interior o no.

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