Los buzos de la Armada lograron recuperar ayer dos de los tres cuerpos de los militares del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR) de Canarias, que iban a bordo del helicóptero del Ejército del Aire que cayó al mar hace hoy nueve días a 40 millas del Sahara Occidental. La falta de luz por la llegada de la noche impidió completar la misión, que se reanudará desde el amanecer para tratar de rescatar al último de los tres fallecidos en el siniestro, antes de que las condiciones meteorológicas empeoren durante el mediodía, como está previsto.

Los veinte buceadores presentes en la zona del accidente trabajaron por turnos todo el día intentando rescatar, con los máximos parámetros de seguridad, los tres cadáveres que quedaron atrapados en la cabina del aparato, que se encuentra sumergido a unos 50 metros de profundidad.

La prioridad es recuperar los cuerpos para que puedan conocerse con exactitud las causas de su muerte -si por el impacto o si perecieron horas después- así como para ser entregados a sus familias cuanto antes. El izado de la cabina se realizará con posterioridad, ya que se trata de una tarea más compleja que, además, se complica con las previsiones meteorológicas que prevén el empeoramiento de la mar "notablemente", lo que "hará imposibles los trabajos durante varios días", indica el Ministerio de Defensa.

Por tanto, la recuperación de la cabina, que puede dar luz a lo que sucedió el día del accidente, no se acometerá hasta que los cuerpos del capitán José Morales, el teniente Saúl López y el sargento Jhonander Ojeda estén a bordo del buque de acción marítima Rayo, lo que previsiblemente sucederá hoy, para ser trasladados inmediatamente a la base naval de Las Palmas de Gran Canaria, donde continuarán las diligencias judiciales. La identidad de los dos cadáveres rescatados no ha trascendido.

Para elevar a la superficie el helicóptero, Defensa evalúa envolver el aparato siniestrado con dos grandes redes, con el fin de evitar que se fracture y se pierdan partes, como ocurrió en la operación de izado del otro helicóptero Super Puma del SAR que se estrelló en aguas cercanas a Canarias el 19 de marzo de 2014, el cual fue recuperado un mes después a 2.362 metros de profundidad por un robot especializado en rescates a altas profundidades.

En esa ocasión se procedió al anclaje de ganchos en el tren de aterrizaje posterior para ser elevado por el buque EDT Ares y, en el camino, el aparato se partió desapareciendo dos de los cuatro cuerpos de los militares del SAR que permanecían en su interior. En ese accidente viajaba también el sargento Jhonander Ojeda, que pudo salvar la vida. Desgraciadamente la perdió en el siniestro del pasado jueves.

Tanto el barco Rayo como el buque noruego Olympic Zeus tienen capacidad para reflotar el helicóptero del SAR que está hundido a 50 metros de profundidad. La grúa del barco noruego contratado por Fomento para sellar las fugas de fuel del pesquero ruso Oleg Naydenov está preparada para mover hasta 250 toneladas.

Restos del helicóptero

El izado de la cabina se erige en una pieza fundamental para despejar las incógnitas sobre las causas del accidente. Unas fotografías de los restos del helicóptero Super Puma en el aeropuerto de Dajla, antigua Villa Cisneros, hechas públicas ayer, muestran el tren de aterrizaje derecho del aparato completamente destrozado, con el flotador de emergencia desplegado pero rajado, con lo que se evidencia que la aeronave sufrió un fuerte impacto contra el mar y no realizó un amerizaje de emergencia, como se había pensado en un principio.

La existencia de los restos se conoció el pasado martes, aunque Defensa no dio información precisa sobre los mismos porque se decretó el secreto de las actuaciones. El Ministerio ha de explicar además los acontecimientos posteriores al impacto que generaron una gran confusión sobre el paradero de los tripulantes, a los que en un primer momento el Gobierno marroquí dio por vivos al difundir que fueron rescatados por un pesquero de ese país que los trasladaba a Dajla, extremo que nunca sucedió. Marruecos se disculpó por no contrastar fehacientemente la versión del rescate. El ministro de Defensa, Pedro Morenés, que se encuentra en la Isla desde el viernes de la pasada semana, está dando información a cuentagotas.

Morenés se reunió ayer de nuevo con las familias de los fallecidos en la base aérea de Gando para explicarles los pormenores en la recuperación de sus seres queridos. Tras conocerse el pasado jueves que habían localizado sus cadáveres en el interior de la cabina, acabando así con las especulaciones sobre si habían sido secuestrados o se encontraban a bordo de un pesquero marroquí incomunicado, son múltiples las muestras de condolencia que familiares y compañeros del 802 Escuadrón del Ejército del Aire han recibido, entre ellas las del Rey Felipe VI. En la entrada de la base aérea de Gando se improvisó un altar con velas encendidas y dedicatorias. El padre del sargento Jhonander Ojeda, Francisco Ojeda, aseguró ayer en Gando que su hijo se fue haciendo lo que era "su pasión": "Estoy seguro de que si volviera, se subiría de nuevo al helicóptero. Se fue haciendo lo que quería".