El Ministerio de Defensa garantiza que llegará hasta el final para esclarecer qué ocurrió el 22 de octubre, cuando un helicóptero Super Puma se estrelló contra el mar con tres militares a bordo, a 285 millas al Sureste de Gran Canaria y a unos 40 metros de profundidad. Hoy se reanudarán los trabajos para izar el aparato a la superficie, si las condiciones meteorológicas lo permiten. En cuanto se recupere la cabina se investigará hasta el más mínimo detalle para descubrir por qué se produjo la tragedia, en la que perdieron la vida el capitán José Morales, el teniente Saúl López y el sargento Jhonander Ojeda.
El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reivindicó el sábado, en su breve visita a la Base Aérea de Gando para visitar a los familiares y compañeros de los fallecidos, que "es fundamental conocer con la mayor rapidez posible las causas del accidente" del helicóptero del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR).
La instrucción del siniestro está en manos del juzgado togado territorial número 52 de Las Palmas de Gran Canaria y bajo la inspección de la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (Citaam), órgano adscrito al Mando del Apoyo Logístico (Malog) del Ejército del Aire. Cuando se recupere la cabina, el cuerpo central del helicóptero, se indagará con lupa lo ocurrido. Hasta el más mínimo detalle. De tal forma que se examinará todo hasta la última pieza para averiguar si hubo posibles fallos mecánicos, contaminación del combustible, problemas de mantenimiento o meteorológicos o errores humanos.
Hasta ahora sólo se ha podido rescatar el tren de aterrizaje derecho de la aeronave, con el flotador de emergencia activado, pero rajado. Las malas condiciones del mar han impedido reflotar el aparato en su totalidad. Las operaciones se interrumpieron el sábado tras el hallazgo del tercer cadáver en el interior de la cabina, nueve días después de su hundimiento. El domingo se ofició el emotivo funeral en memoria de los tres militares.
Operativo
Los trabajos de izado del helicóptero se retomarán hoy si la mar da una tregua. El buque de acción marítima Rayo salió ayer rumbo a la zona cero con un equipo de buceadores. Los cazaminas Turia y Segura partieron el lunes por la noche al lugar del suceso, ya que habían regresado al Archipiélago a fin de reabastecerse.
En el operativo participa también el buque noruego Olympic Zeus, especializado en trabajos submarinos y que permanece en el punto neurálgico. Cuenta con una grúa capaz de izar 250 toneladas.
Defensa confía en que hoy mismo comience el dispositivo, que arrancará una vez los buzos detecten si la cabina se ha movido o no y si ha sufrido algún daño estos días. Posteriormente, se determinará cómo ejecutar los trabajos de izado con las máximas garantías.
El helicóptero conectó por radio con la torre de Nuadibú (Mauritania) media hora antes de la catástrofe para informar de que estaban en macha en dirección a Gando, según fuentes de Defensa. El primer tramo del vuelo lo realizó prácticamente sobre tierra, pero después entró en una zona sin cobertura de radar ni de radio y se le perdió la pista. No pudo contactar con ningún centro de control aéreo.
Hasta que los investigadores no aclaren qué ocurrió todas las hipótesis están abiertas. Uno de sus primeros pasos será analizar el motor y el combustible para clarificar si al repostar en Nuadibú éste fue adulterado. Fuentes del caso rechazan que fuera contaminado "adrede", sino que le entrara "polvo o arena, cualquier inmundicia". "Podría tener suciedad y no ser combustible puro", añadieron las fuentes. Ésta será una de las incógnitas a despejar, junto con la posible rotura del rotor de cola o un fallo en la transmisión del aparato, que lleva la energía desde el motor hasta el rotor que gira. El helicóptero carece de caja negra que pueda revelar qué ocurrió en los últimos segundos del funesto accidente.
