Cuando se cumplen 40 años de los Acuerdos de Madrid que acabaron con la presencia de España en el Sahara Occidental, el Ministerio de Interior ha condecorado a las víctimas canarias de los actos terroristas del Frente Polisario, el movimiento de liberación para la independencia entonces de España y desde 1976 de Marruecos, y del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (Mpaiac).

Es la primera vez, según destaca la Asociación de Víctimas Canarias del Terrorismo (Acavite), que el Estado rinde honores a caídos y heridos en atentados en el banco pesquero canario-sahariano o en los yacimientos de fosfatos de Bucraa, así como del Mpaiac.

En total son 49 los condecorados. A las víctimas en el Sahara y el Mpaiac se unen también otras de la banda ETA y fallecidos y afectados por acciones del terrorismo islámico en el exterior (Afganistán y Líbano).

A iniciativa del Ministerio de Interior, ratificada por el Consejo de Ministros, se impondrán 18 grandes cruces -se concede a título póstumo-; así como 31 encomiendas para otras tantas personas que fueron secuestradas o bien que con carácter permanente sufrieron daños físicos o psíquicos a consecuencia de los actos terroristas.

El acto de entrega de condecoraciones de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo tuvo lugar en la delegación del Gobierno de Las Palmas de Gran Canaria, presidido por el subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera, y la delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento. También asistió la directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior, Sonia Ramos.

La presidenta de Acavite, Lucía Jiménez, destaca que frente al reconocimiento del Estado ni el Gobierno ni el Parlamento de Canarias han mostrado nunca interés por los afectados isleños en acciones terroristas pese a que hasta tres veces se les ha hecho entrega de otros tantos borradores de una ley canaria que permita articular ayuda y asistencia a víctimas directas y familiares.

Además del resarcimiento que supone por tantos años de dolor, el acto de hoy sirve para visibilizar ante la sociedad canaria a más de un centenar de afectados por los atentados del Frente Polisario que durante estos años han vivido en el ostracismo, señala Jiménez. Acavite aglutina a aproximadamente 300 víctimas y familiares. Familias en general humildes que, subraya, "tras los actos terroristas han quedado sin el principal sostenedor, desestructuradas y si apoyos".

Precisamente, el padre de Jiménez, quedó ciego y sordo después de que el Land Rover que conducía en paralelo a la cinta transportadora de Fossbrucraa, en enero de 1976, pisara una mina del Frente Polisario. Imposibitado para moverse, encerrado entre los hierros retorcidos del vehículo, tuvo sobre sí durante 18 horas el cadáver de su compañero Raimundo López.