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"Ni menores, ni periféricas, islas iguales"

Las islas no capitalinas consideran que el "lenguaje no es neutral" y denuncian un uso peyorativo en su denominación, que se ha hecho patente en el debate del ITE

Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y El Hierro. Con este u otro cualquier orden en su enumeración, es como debería denominarse a este grupo de islas para referirse a ellas en su conjunto. Porque el lenguaje no es neutral y ninguna de las denominaciones al uso les hace justicia. Todo lo contrario, tienden a constituir un elemento más de marginalidad, discriminación o desconsideración, cuando no menosprecio. Las expresiones "menores" y "periféricas" son las más comunes para referirse a estas islas y la mayoría de sus ciudadanos, instituciones y representantes políticos las rechaza, y apuestan como "mal menor" la de "islas no capitalinas".

Es un elemento más a debate en el marco de las constantes pugnas entre las diferentes las islas en defensa de sus respectivos intereses. Es, de facto, "el otro pleito insular", como señalan muchos de los representantes consultados, un pleito de distinto signo que el histórico entre las dos provincias canarias, que la mayoría circunscribe de hecho a la pugna entre Gran Canaria y Tenerife, y que en este caso enfrenta los intereses de las cinco islas menos pobladas con las capitalinas. El debate y la negociación sobre el reparto de los aproximadamente 160 millones anuales procedentes del extinto Impuesto General de Transmisiones Empresariales (ITE) que el Estado cederá a Canarias a partir del próximo año ha venido a poner en primer plano esta dimensión menos mediática del pleito insular, que además coincide con la iniciativa presentada en el Parlamento regional para constituir un estatuto jurídico singular de las islas no capitalinas defendido, precisamente, por uno de los veteranos dirigentes de una de ellas, el gomero Casimiro Curbelo. "Ni menores, ni periféricas, islas iguales", resumen desde los cabildos.

"Con frecuencia, detrás de la forma en cómo se denomina a cada uno de los dos grupos de islas se esconde una idea de poder, una referencia a su estatus en lo económico y en el entramado político e institucional, aunque no haya una intención directa de hacerlo", señala el sociólogo y profesor universitario Alberto Javier Báez. "En efecto, el lenguaje no es neutral", concede el profesor tinerfeño y le secundan desde los cabildos de las cinco islas menos pobladas. Tanto el académico como los dirigentes insulares rechazan de plano la expresión "islas menores", es la políticamente menos correcta y es la que esconde un matiz más peyorativo para con ellas, proyectadas hacia el inconsciente colectivo de los canarios la idea de territorios de segunda división. "Hay que evitar esa expresión, no es correcta y incide en una idea negativa de las islas menos pobladas", apunta Báez, quien destaca que en el ámbito político e institucional esa denominación "ha ido desapareciendo", aunque se mantiene en el mediático y en el coloquial con distinta incidencia "según las susceptibilidades".

Desde los departamento de comunicación de los cabildos insulares de este grupo de islas se reconoce que no hay ningún manual de uso ni libro de estilo a la hora de elaborar documentos o preparar discurso o intervenciones de sus responsables. "No somos tan formalistas", señalan desde La Palma. Pero coinciden en resaltar que la expresión "islas menores" no se utiliza nunca y que se ha impuesto como norma la de "islas no capitalinas". Tampoco le gusta a las corporaciones insulares que se refieran a estos territorios como "islas periféricas", una expresión que se contrapone a la idea de "centralidad" que se otorgaría a Gran Canaria y Tenerife, mientras que una identificación geográfica como la de "orientales", para el caso de Lanzarote y Fuerteventura, u "occidentales", para el de La Palmas, La Gomera y El Hierro, remite a la idea de provincia, que incorporaría en cada caso a Gran Canaria y Tenerife, respectivamente.

Para el herreño Narvay Quintero, ex senador por su isla y actual consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, la cuestión del lenguaje esconde mayor importancia de la que parece, y así lo tuvo presente en sus muchas intervenciones en sus dos legislaturas en la Cámara Alta, en las que con frecuencia se ocupó de asuntos que afectaban a algunas o a todas de las cinco islas no capitalinas. "Lo normal es que se mencionara cada una de las islas a las que nos queremos referir, porque ninguna expresión me parece completamente neutral o justa, pero como mal menor asumo la de islas no capitalinas", afirma el ahora consejero, quien se muestra partidario de un estatuto de doble insularidad como elemento de compensación por las condiciones desfavorables en muchos ámbitos frente a Gran Canaria y Tenerife.

Para los majoreros Celia Alberto, hasta ahora diputada del PP, la intencionalidad con que desde la dos islas capitalinas se refieren a las "islas menores" no es inocente, es intencionada muchas veces y con frecuencia "tratando de recordar las diferencias entre ellas en el escalafón del poder".

"La gente es consciente de la importancia de las dos islas más pobladas, que son capitales y tienen mayor peso económico, pero con frecuencia se siente que se nos hace de menos, que hay que estar batallando siempre el equilibrio y un trato por igual. No queremos ser más, pero tampoco menos", resalta la dirigente del PP majorero, quien recuerda además, medio en broma medio en serio que Fuerteventura es la segunda isla en extensión, "pero la primera a marea baja".

Su paisano del PSOE Domingo Fuentes Curbelo, ex senador, señala por su lado en un reciente artículo de prensa que "hay quien sigue hablando de islas menores", una expresión que acuñada por la burguesía dominante de Gran Canaria y Tenerife que "condenó al ostracismo y al olvido" a las demás islas del Archipiélago.

Gregorio Medina, socialista de La Gomera, asegura que desde dentro de las islas no capitalinas cualquiera de las denominaciones se utiliza a veces en tono irónico y de denuncia, mientras que cuando se oye en boca de los grancanarios o tinerfeños, "nos suena muchas veces a despectivo y con aire de superioridad". Recuerda que en ocasiones se llegó a diferenciar a cada uno de los dos grupos de islas entre "universitarias" y "no universitarias", también denunciando la desventaja de las islas periféricas en el ámbito de la educación y la cultura.

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