Participa en el primer encuentro de centros de pensamiento africanos y europeos, ¿qué supone este evento?
Para África aporta dos cosas, lo primero es que África está muy poco estudiada y los cambios en este continente están yendo tan rápido que cuesta registrarlos y también es importante que haya varios think thanks siguiendo a África de forma cercana para que España, a su vez, tenga información más actualizada sobre África, que puede dar un espacio de un nuevo modelo de cooperación.
¿Hay aún demasiados prejuicios sobre África?
Sí. El mito sigue porque lo que suele pasar es que la percepción en África se convierte en realidad y cuesta mucho hacer que la realidad cambie la percepción que lleva casi un siglo. La realidad de un África pobre y repleta de conflictos tiene parte de mito porque ahora mismo sólo hay tres países africanos con conflictos abiertos, la República Central Africana, Mali y Somalia, y hay conflictos pequeños en el norte de Nigeria por Al Shabab, mientras que hace 20 años teníamos más de diez países con conflictos. Pero también hay una parte de África que está avanzando muy rápido, como Sudáfrica, Kenia y Nigeria, y un nuevo grupo de países de crecimiento alto, como Etiopía, Tanzania y Ghana.
¿El yihadismo se está extendiendo por África?
Sí, lo estamos notando. Soy de Kenia y la primera vez que sufrimos un ataque grande del yihadismo fue en 1998, que nos pilló por sorpresa. Fue un ataque en la embajada americana y murieron muchos kenianos. Tenemos un problema enorme y es que somos vecinos de Somalia, que es un Estado fallido, y eso implica que sea un caldo para muchas cosas.
La inseguridad jurídica y el terrorismo frenan la inversión de empresarios en África.
Existe desconocimiento, muchos países africanos tienen muy desarrollado su marco legal, como Sudáfrica. Hay algunos países que sí están en conflicto, pero hay que tener en cuenta que África son 54 países. Hay que elegir bien los países donde se empieza a invertir. Entiendo que para España sea más fácil por razones históricas entrar por el norte del continente, pero debe bajar más allá de El Sahel.
El drama de migración sigue.
La inmigración es un problema global, no sólo de África. Es una desgracia y, si los conflictos tanto en África como en Europa del Este y en Asia no se resuelven, me temo que esta tendencia va a seguir. La mejor manera de atajar la inmigración es creando trabajo en África. Tenemos doble obligación, los africanos, pero también los europeos. Hay que hacer otra forma de cooperación que impulse más la creación de trabajo. Además, Europa necesita la inmigración africana o de otras partes del mundo porque la población europea se está envejeciendo. La edad media de un africano ahora es de 20 años, mientras que de un europeo es 40 años.
¿Los jóvenes africanos tienen futuro en su propia tierra?
Sí. Va a haber un explosión de población joven y la clave está en cómo se maneja. Se puede convertir en un dividendo o puede ser una carga social y causar tensiones sociales. La Unión Africana, muchos países y mi organización trabajan para impulsar políticas que pueden asegurar la educación de los jóvenes, teniendo en cuenta que el 25% carece de educación, pero sí usan los teléfonos móviles, así que se busca cómo se les puede reenganchar para educarles y darles herramientas para que puedan acceder al mercado laboral. La idea está en cómo podemos innovar en África para usar los móviles como una plataforma de educación, pero hay que desarrollar el contenido y éste tiene que estar relacionado con su ecosistema, para que lo puedan aprovechar para crear trabajo. No tenemos bastantes empresas en África para dar trabajo a tantos jóvenes. Los jóvenes se tienen que convertir en empresarios.
¿Qué puede hacer España?
Mucho. Somos vecinos y este país me sirve como inspiración tras ver su transición política y económica. España puede aportar inversión en infraestructuras y energías renovables. Tiene que ver a África como un partner de negocios, hay muchas oportunidades en este continente. No hay que temer a África, hay que conocerla.
Las previsiones económicas son positivas para ese territorio.
Sí, son buenas. África lleva 15 años creciendo de forma estable y notable y eso va a seguir por razones demográficas. Cada vez hay más africanos que están formados que pueden acceder a importantes puestos de trabajo y hay muchas empresas que están apostando por este continente. Incluso hay empresas chinas que prefieren ahora fabricar los zapatos en Etiopía que en su país. Esa tendencia del mercado va a continuar porque África va a seguir ofreciendo mano de obra barata. El interés de China por África tiene muy mala fama, pero no todo es malo. Hay muchas cosas que los chinos están haciendo bien y una de ellas es escuchar las necesidades de África, Occidente lo debería hacer también.
