La primera detención en Canarias relacionada con el yihadismo tuvo lugar el pasado 7 de julio en Lanzarote. La Isla se convirtió en el foco de atención nacional de la lucha contra el Estado Islámico a raíz de la operación desarrollada en Arrecife por agentes de la Comisaría Nacional de Información de la Policía Nacional en la que se detuvo a la gaditana Silvia C. C., musulmana conversa de 44 años y en paro. La entrada en el piso de alquiler en el que residía Silvia con su hijo en la calle Doctor Juan Negrín, en el barrio de La Vega, se produjo de madrugada.
La mujer reclutaba, presuntamente, a niñas y adolescentes y estaba en disposición de facilitarles el desplazamiento y las medidas de seguridad necesarias para que no fueran detectadas en su viaje hasta Siria con el fin de que se integraran en la organización terrorista Daesh. Finalmente, no consiguió que ninguna de las chicas que captó se trasladara hasta el Estado Islámico, en Oriente Medio. Su función una vez en territorio sirio sería la de apoyo doméstico y hospitalario o ejercer funciones de policía fiscalizadora de la Sharia (ley islámica) en el ámbito femenino.
La investigación del Ministerio de Interior reveló que Silvia tenía contacto directo con un importante facilitador de Daesh, de quien recibía directrices e instrucciones para convencer a las jóvenes y conseguir que viajaran hasta Siria, a donde tenía previsto desplazarse también la detenida. Fue trasladada a Madrid y puesta a disposición del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, quien la envió a prisión el 9 de julio, dos días después de ser arrestada.
La noticia causó una gran sorpresa en Lanzarote, incluso entre la comunidad musulmana, la cual no frecuentaba Silvia, pero advirtió de que el terrorismo no representa al islam y pidió que "no se generalice" con todos los que practican esa religión.
Los más madrugadores en La Vega en la jornada del 7 de julio, festividad de San Marcial, patrón de Lanzarote, se percataron del cierre de la calle Doctor Juan Negrín y de la presencia policial. La noticia saltó a primera hora a los programas informativos de las televisiones nacionales.
Personas allegadas de Silvia notaron que la mujer se mostraba más reservada que en otras ocasiones, pero ni se imaginaban de su presunta relación con el Estado Islámico. La preocupación se adueñó de su entorno y también del resto de lanzaroteños.
