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Elecciones sin África

Ninguno de los candidatos se acuerda de los planes de acercamiento al continente africano, la internacionalización de la economía se queda en un mero eslogan

En la recta final de la campaña electoral, el discurso de los representantes canarios de los principales partidos políticos que aspiran a entrar el Parlamento español apenas han mencionado a África como una prioridad política de futuro para las Islas. Y ello pese que la relación entre este continente y Europa vive un punto de inflexión a consecuencia, fundamentalmente, de dos fenómenos: la inmigración y el terrorismo yihadista. La presión de ambos factores está provocando una modificación sustancial de las relaciones entre el viejo continente y el emergente que, desde el sur, somete a Europa desde hace años a tensiones crecientes.

Canarias lleva décadas hablando del proceso de internacionalización de su economía y de su futuro papel como plataforma logística hacia África. Un futuro que ya debía ser presente. Pero no. Las estadísticas desmienten, año tras año, las declaraciones bienintencionadas y las informaciones justificativas sobre supuestos avances en el intercambio comercial entre Canarias y África. Así, mientras Andalucía exporta productos y servicios a los países africanos, sobre todo a sus vecinos del norte, por valor de 1.200 millones de euros, Canarias apenas llega a los 110 millones, según datos de Proexca, el órgano del Gobierno de Canarias encargado de promover la proyección exterior de la región. En cinco años, Andalucía ha multiplicado por tres el volumen de sus exportaciones con África, mientras Canarias se ha quedado más o menos como estaba: los 106,6 millones de 2010 'ascendieron' a 109,9 en 2014. Tres años de caída consecutivas desde 2011 a 2013, período en que las exportaciones disminuyeron de los 167,3 a 89,2 millones, ha permitido a Proexca vender una subida de las exportaciones con África del 23% en 2014 en relación al año anterior.

Así presentados, los datos no contribuyen a situar el problema del ya histórico estancamiento de las relaciones canario-africanas en su justa dimensión. La cuestión es que, ante el nuevo escenario que se está abriendo entre Europa y África, Canarias puede perder una vez más el tren de oportunidades que ofrece la necesidad de cooperar en el futuro con África.

El cotolengo

Desde la otra orilla del mundo, el expresidente uruguayo José Mujica lo expresaba con la sencillez y lucidez que le han convertido en un reputado líder internacional: "El reto de Europa es combatir la pobreza y el hambre en África". Y ahondaba en la reflexión, durante una amplia entrevista realizada por Jordi Évole en Salvados, en el siguiente sentido: "Europa va a tener problemas con el envejecimiento de su población, tendrá pronto más población pasiva que activa. Va camino de convertirse en un cotolengo [un asilo]. Su única solución es organizar la inmigración. Coopera con África o África se le echará encima".

La dimensión de la crisis migratoria del Mediterráneo ha puesto de manifiesto que las palabras de Mujica no son una exageración ni una metáfora. Pero lo cierto es que la cooperación al desarrollo no solo se ha estancado en los últimos años tanto en Europa como en España, sino que ha retrocedido de manera significativa a consecuencia de la crisis económica.

África está, eso sí, en todos los eslóganes y planes de futuro de los representantes políticos, pero ningún organismo ha ofrecido un análisis detallado de cuáles son las razones o factores que impiden que Canarias sea lo que aspira a ser y geográficamente puede ser: un centro logístico de conexiones con África. Un continente que ha crecido a un 4,5% este año que termina y que prevé seguir haciéndolo al 5% en 2016. Y cuya población pasará de los actuales 1.100 millones de habitantes (el 25% de la población mundial) a 1.600 millones en 2030 y hasta 2.480 millones de personas en 2050.

No es de extrañar, por ello, que en las importantísimas cumbres mundiales y europeas que han tenido lugar sucesivamente a lo largo de este año para renovar los objetivos del milenio; para luchar contra el climático y para mitigar la inmigración, África haya estado, de una u otra manera, en el centro de estos debates globales.

Así, la Unión Europea se ha visto obligada a revisar su política migratoria tras la crisis provocada por la llegada masiva de refugiados a sus costas mediterráneas, cuyas aguas se han convertido en un cementerio. Y ha quedado patente que la cooperación es, efectivamente, la única solución real a la imparable huida de la población de la guerra y el terrorismo instalados en Oriente Medio y gran parte de África.

Por su parte, el histórico compromiso alcanzado en París para "salvar el planeta", tiene un "fondo verde" de 10.000 millones de dólares al año a destinar a los países menos desarrollados. También los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible del Milenio, aprobados por Naciones Unidas el pasado septiembre, prevé partidas anuales de hasta 150.000 millones dólares para erradicar la pobreza y promover la prosperidad de aquellas zonas del mundo más depauperadas, algunas de ellas ubicadas en 'el continente oscuro'. Dotar de luz y otras energías a esta zona del planeta es una de las vías de intercambio que se desarrollarán en el futuro a pasos acelerados: "Todo lo relacionado con el agua y la energía, y también con la tecnología, es ya una gran cancha de negocio en África", explicaba el pasado mes en Fuerteventura el representante del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo Vlejko Sikirica, uno de los ponentes de Africagua.

El tren está pasando pues, una vez más, pero a tal velocidad que puede que Canarias no alcance a subirse a él. Puede que no pare en esta estación atlántica, en que hasta el mayor producto de exportación con el continente africano, el combustible, registra caídas muy significativas: "Las partidas de combustibles supusieron en 2014 un 22,6% del total de exportaciones, un 45,6% menos que en el año anterior", se afirma en la ficha comercial Exportaciones de Canarias 2014. Los datos se traducen el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria en una caída del tráfico de contenedores en los últimos años de 1,5 millones a 800.000 TEU. Tampoco los aeropuertos canarios terminan de convertirse en un hub en esta área del mundo, entre otras razonas por las limitaciones al derecho a la quinta libertad que establece la centralizada política área estatal, conformándose a cambio con ser, eso sí, aeropuertos turísticos de primero nivel: "El turismo es, hoy por hoy, nuestro único recurso. La reiterada diversificación económica no se ve aún por ningún lado", señalaba la pasada semana el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, en el III Foro Internacional de Turismo Maspalomas Costa Canaria.

Pero no todo es negativo en las relaciones de Canarias con África. Hay iniciativas esperanzadoras, unas en marcha y otras por desarrollar. Entre ellas destaca la inclusión de Las Palmas de Gran Canaria en la red de centros logísticos humanitarios, dentro del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas. También la próxima apertura de la línea marítima Puerto del Rosario-Tarfaya. O los resultados del encuentro celebrado en Casa África, también la pasada semana, auspiciado por el Ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación con el objetivo de profundizar en las relaciones con los países africanos en el marco de la revisión en 2020 de un documento fundamental para la erradicación de la pobreza en el mundo: el Acuerdo de Cotonú. Y que dejó el siguiente titular en los medios de comunicación de las Islas: "El futuro de África arranca en Canarias".

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