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Un nuevo tiempo político

Ante los últimos sondeos, los mercados y los grandes poderes económicos y políticos internacionales salen a defender un gobierno PP-Ciudadanos

Un nuevo tiempo político

Cerca de la medianoche sabremos el resultado de las elecciones más reñidas de la democracia española. Estamos asistiendo al final de un tiempo político y al nacimiento de otro. Se acaba la España de la Constitución de 1978 y se inicia la transición hacia una España distinta, cuyos perfiles dependerán mucho de las elecciones de hoy y del camino por el que avance el proyecto de unión europeo.

Al final del día, los españoles seguirán con expectación y nerviosismo la evolución de los votos de los distintos partidos y el número de diputados y senadores que alcanzarán. Al terminar el recuento sabremos quién consiguió más votos y escaños, el que quedó primero y segundo, que inmediatamente se declararán ganadores. En ese momento solo sabremos quienes consiguieron más votos, pero no quién ganó las elecciones. El vencedor aparecerá dentro de algunas semanas, quizá más de un mes, cuando los partidos logren pactar una coalición que les permita gobernar. Ganará quien gobierne.

La campaña electoral ha culminado con cuatro partidos muy igualados. El PP ligeramente por delante de un grupo en que luchan los otros tres. Todos muy lejos de la mayoría absoluta y solo coinciden en dos cosas: todos quieren gobernar y todos rechazan por igual coaliciones con los demás. Se dirá que es parte de la táctica electoral y que el día después hablarán con más claridad. Sin embargo, el cruce de descalificaciones en que se ha convertido esta campaña electoral dificultará los acuerdos políticos.

Estamos ante el clásico juego infantil de las sillas: dos sillas en el escenario y cuatro jugadores dando vueltas a su alrededor. En espera de la señal para abalanzarse sobre los dos asientos vacíos y ocuparlos antes de que llegue el contrario. Dos quedarán satisfechos y sentados y los otros dos de pie y frustrados. Las últimas encuestas publicadas el lunes pasado daban al PP primero, moviéndose entre 105 y 115 diputados; el PSOE, segundo con 80-90; y en tercer lugar, casi igualados Podemos y Ciudadanos, entre 55-70. De todas formas, los encuestadores advertían que había muchos indecisos cuya decisión final podría modificar mucho el resultado.

Eso era hace una semana. Sin embargo, en los últimos días han ocurrido muchas cosas, demasiadas cosas. Entre otras, un durísimo debate de pocos argumentos y demasiados insultos entre Rajoy y Sánchez. Luego, la agresión estúpida al presidente del Gobierno por un joven desquiciado. Y también una interminable guerra de encuestas clandestinas circulando por Internet, intentando influir en el voto. Todas esas encuestas insisten en que, en pocos días, el escenario ha cambiado. El PP sube algo, se estanca el PSOE, avanza Podemos, que se acerca a los socialistas, y cae varios puntos Ciudadanos, que se coloca el cuarto.

¿Dos o tres?

Porque la pregunta es: ¿gobernarán dos o tres? De momento solo sabemos que, como siempre ocurre en el esprint final de las llegadas en pelotón a la meta, unos aceleran y otros se descuelgan. Y algo de esto debe estar ocurriendo porque, de repente, se ha desatado una avalancha de declaraciones contradictorias y de guerra de nervios. Se lanzan insinuaciones y ofertas cruzadas, tantas que parece que están ocurriendo el día antes, las cosas que suelen ocurrir el día después.

Rajoy ha pasado en horas de ofrecer a Ciudadanos un pacto estable de legislatura, a proponérselo al PSOE. Eso sí, aclaró: "Sin Sánchez". Y precisó: "Con Susana me entiendo muy bien". Es decir, Rajoy ve una posibilidad en el caso de una caída del PSOE y se ofrece a coger el guante que viene lanzando Felipe González, con la mano ocultando la boca, por todos los círculos políticos y económicos de Madrid.

En el mitin de Sevilla, Pablo Iglesias se enfadó: "Ya es hora que Felipe González se vaya definitivamente a su casa y deje de enturbiar la política española". Y a continuación el líder de Podemos, con la audacia que le caracteriza, ofreció una fórmula nueva. Solemnemente propuso un Compromiso Histórico. Es decir, un gobierno a tres sin y contra el Partido Popular. La histórica fórmula que lanzó el comunista italiano Berlinguer al principio de los años ochenta. Y que aceptó inmediatamente el democristiano Aldo Moro, al que asesinaron a continuación. Lo que sorprende es que el Partido Popular se lo ha tomado muy en serio. Varios líderes la rechazaron con indignación, calificándola de "coalición de perdedores". Hasta el mismo Soria declaraba este viernes en LA PROVINCIA/DLP: "La recuperación de España con el PP es clara, pero sería reversible si gobernara el tripartito".

¿Pero qué ha pasado para que en el último día Rajoy, ya recuperado del golpe, haya vuelto a hacerle guiños a Ciudadanos? ¿Y hasta algún diario anuncie lo que hasta hace poco a Rivera le habría parecido una proposición deshonesta? Titulan: "Ciudadanos apoyaría al PP si este cuenta con mayoría suficiente." ¿Pero cuánto es la mayoría suficiente?

El cambio de actitud coincide con las preocupaciones y nerviosismo de última hora de los principales medios de comunicación internacionales. Han salido todos en tropel. Miren los titulares: "Todo el mundo mira a España con gran preocupación". "España y Europa se la juegan". Y ante el peligro, el Wall Street Journal advierte: "Lo único que daría tranquilidad a los mercados es un gobierno PP-Ciudadanos". El Financial Times lo repite. Y The Economist va aún más lejos en un editorial que titula: "Feliz Navidad España". En él se pide que Ciudadanos esté en el gobierno y declara abiertamente que el partido de Rivera y Garicano es la opción preferida de la influyente revista británica. Y como era de esperar, ya se ha desatado el runrún del miedo de los inversores y la amenaza de la fuga de capitales.

Por eso esta noche estarán muy atentos, tanto los ciudadanos españoles como los europeos. Y ya todos saben que la clave es el número 176. Estas elecciones se deciden sobre si el Partido Popular, más Ciudadanos, suman 176 diputados o más. En el caso que sume menos, el PP se va directamente a la oposición. Y eso es lo que están viendo los mercados y los grandes poderes económicos y políticos a nivel internacional. Y hasta se está produciendo en estos últimos momentos una cierta ola de pesimismo en esos sectores. Estamos en el filo de la navaja de los indecisos. Un portavoz muy cualificado de la City londinense decía ayer: "Nos tememos que el PP y Ciudadanos no llegan a los 176 diputados. Y si es así no podrán gobernar". Y añadía una previsión lúgubre: "España parece condenada a unas nuevas elecciones, si no son posibles mayorías para gobernar".

Esperemos que la City se equivoque, lo que no suele ocurrir. Para saberlo, solo nos quedan unas horas, que debemos aprovechar, mientras sea de día, para ir a votar y la noche para contar.

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