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Empieza la quiniela de los pactos

El PP y C's no suman, al igual que PSOE, Podemos e IU P La alternativa, una alianza entre los dos grandes

Empieza la quiniela de los pactos

El resultado de las votaciones para la XI legislatura de la democracia, las más disputadas e inciertas desde la restauración de las libertades en España, no decepcionó. Dos fuerzas políticas emergentes, Ciudadanos (40 diputados) y Podemos (69 con los representantes de sus socios), irrumpen con fuerza en el Congreso de los Diputados, y limitan la capacidad de movimiento del histórico bipartidismo conformado por el PP y el PSOE, con más de treinta años de trayectoria a sus espaldas. Tanto es así que otro de los vaticinios de cara al este 20-D se solidifica: nace una compleja situación para lograr una mayoría absoluta (176 escaños) de cara a la investidura para la formación de un nuevo Gobierno.

El pacto más pronunciado durante la tensa campaña, entre Mariano Rajoy (123) y Albert Rivera (40), no suma, y como consecuencia de ello se abren otras opciones: un segundo mandato de Mariano Rajoy en minoría, un pacto de izquierdas para intentar gobernar o la ausencia de acuerdos y, en consecuencia, la convocatoria de nuevos comicios. Descartada la gran coalición, ni la suma de PP y Ciudadanos por un lado, ni la de PSOE y Podemos por otro logra la mayoría absoluta. La suma de los diputados del PP y del partido de Albert Rivera da 162, mientras que la de un bloque de izquierdas con el PSOE (90), Podemos (69) e IU (2) da el mismo resultado. En caso de que estos tres últimos partidos les bastara con la mayoría relativa, es decir más votos a favor que en contra, tendrían que sumar diputados de otras fuerzas políticas. Pero queda la incógnita de qué harían fuerzas situadas en espectros ideológicos tan distintos como DiL (8 escaños), PNV (6) o Coalición Canaria (1), por un lado, y ERC (9 escaños) o EH Bildu (2) por otro.

Pero tampoco tal enredo acaba con una posible gobernabilidad. Aparece otra opción, una que Felipe González siempre ha tenido en la boca y que le parecería genial a las empresas del IBEX. Nada menos que un pacto de responsabilidad entre el PP y el PSOE capaz de sacar adelante las cuestiones de Estado. La propuesta, aunque atractiva dada la complicada coyuntura, encierra un auténtico obús contra la línea de flotación del PSOE, con una militancia que difícilmente aceptaría esta opción tan extraña a sus principios, aparte de ser toda una paradoja para los votantes que la lucha contra el bipartidismo acabe con otro bipartidismo de los mismos.

Hace cuatro años Mariano Rajoy, tal día como ayer, era investido presidente con el voto de 186 diputados del PP y uno de UPN. La evidente perdida de escaños en estos comicios, con 36 millones de españoles llamados a las urnas para elegir a 350 diputados y 208 senadores, lo pone en el trance de ser el único presidente de la democracia de una sola legislatura. Habría que remontarse a 1989, con José María Aznar, para encontrar un resultado tan malo, 107 diputados en aquella fecha. Tras una campaña volcada en un argumentario dedicado a los éxitos macroeconómicos, el PP no ha podido contrarrestar un mandato de subida de impuestos, rescate financiero por una prima de riesgo disparada, un paro desbocado, el caso de corrupción de Bárcenas y el independentismo catalán. Todo ello ha ido en su contra.

El candidato socialista Pedro Sánchez , con 90 diputados, ha sufrido la competencia de Podemos. El PSOE consigue su peor resultado de la historia, aunque se consuela con ser la segunda fuerza política gracias al granero de votos de Andalucía. Un puesto, por otra parte, que convierte a los socialistas en interlocutor preferente para cualquier alianza capaz de garantizar la gobernabilidad. Con un resultado peor que el de Rubalcaba en 2011 (110 escaños), Pedro Sánchez tiene ante sí la difícil conyuntura de convencer a los suyos de que es el líder capaz de sacar a flote al partido. La primarias están previstas para marzo, a la vuelta de la esquina.

La remontada de Podemos ha pasado de ser un eslogan a convertirse en una certeza. La fuerza de Pablo Iglesias confirma su tendencia al alza de la elecciones municipales y europeas, agrandada en esta cita electoral gracias a un sistema de alianzas provinciales que los convierten en el tercer partido, cerca del PSOE, y con un número de 69 escaños. El movimiento que empezó a dar sus primeros pasos el 11-M con la acampada en la Puerta del Sol de Madrid, ha logrado disgregar el voto socialista con un mensaje muy claro durante la campaña electoral: el PSOE representa el bipartidismo, la vieja política frente a la nueva. Dada la representatividad obtenida, Podemos también se erige como interlocutor claro para cerrar una alternativa de Gobierno, pretensión siempre a expensas de la aritmética y de difícil viabilidad en lo que se refiere a un acuerdo con los socialistas, contrarios a aceptar la convocatoria de un referéndum que vote la independencia de Cataluña, tal como exige Podemos.

Ciudadanos (C's) pasa a ser una operación política desinflada. Su contribución a la fragmentación de la Cámara Baja no ha tenido, sin embargo, la aceptación prevista. Albert Rivera ha fracasado en su aspiración de situarse por encima de Podemos, arrastrado por un final de campaña con errores y la creencia de que gran parte del 41 % de los indecisos remarcados por el CIS iban a votar a la formación naranja. El escueto resultado, aunque satisfactorio para un partido que irrumpe por primera vez en el Congreso de los Diputados, no es suficiente para alcanzar una de las hipótesis del PP, llegar a un pacto con C's, incluso hasta con el intercambio de Mariano Rajoy por Soraya Sáenz de Santamaría si así lo requería la fuerza de Rivera.

Allberto Garzón, con Izquierda Unida (IU), sufre también la fuga de votos a Podemos. Marginado en la televisión tanto de los debate como de los programas de entretenimiento, el candidato ha fijado su campaña en la potencia de las redes sociales y en un mensaje basado en la autenticidad de sus argumentos, ajenos a cualquier componenda de tipo poselectoral manejada, en cambio, por los socialistas y Podemos.

El desembarco de la fuerza política de Iglesias también ha sido exitoso en Canarias. A nivel regional está como tercera fuerza política con tres escaños (no en porcentaje de votos, un 23,06 %, que lo sitúa como segunda), mientras que en la circunscripción de Las Palmas supera también al PSC-NC (22,60 %) y se sitúa en el segundo puesto (26,44 %). Los socialistas no consiguen el respaldo suficiente para su alianza electoral con el Nueva Canarias (NC). El PP, con un exiguo 28,85%, sufre el desgaste nacional al ver rebajada su representatividad casi a la mitad, además de pasarle factura los conflictos de su cabeza de lista José Manuel Soria en lo que se refiere al contencioso de las prospecciones petrolíferas. La reducción de votos en Las Palmas demuestra que tampoco le resultó rentable al ministro de Industria en funciones los ataques a la candidata de Podemos, la exjuez Victoria Rosell. Ciudadanos, por su parte, también acusó en Canarias el bajón progresivo que ya anunciaban las encuestas para la fuerza política de Rivera. Queda por ver dónde se fueron los votos fugados del PP en las Islas. CC sigue en la línea descendente, desaparece en Las Palmas y mantiene el escaño de Tenerife con Oramas.

También en el ámbito del voto nacionalista, Comú Podem, el referente catalán de Podemos, se ha alzado con la victoria. El voto independentista lo ha capitalizado Esquerra Republicana de Catalunya, que queda en segunda posición. Democràcia i Llibertat, la marca de Convergència, sufre un batacazo y queda en cuarto lugar, lo que deja en el aire el conjunto del plan del presidente de la Generalitat, Artur Mas.

El panorama político de Euskadi ha dado un vuelco este 20D. El PNV ha ganado en el territorio unas elecciones generales en las que Podemos ha sido la gran sorpresa, irrumpiendo como segunda fuerza en representación y EH Bildu ha resultado el gran damnificado. Con el 98,6% de los votos escrutados, el partido jeltzale ha logrado 6 escaños, seguido por la formación morada (5), que ha sido la primera fuerza en cuanto a número de votos. El PSE se ha colocado como tercer partido con tres escaños mientras EH Bildu y PP han conseguido dos diputados.

Con una tarta del Parlamento hiperfragmentada, la IX legislatura de la democracia tiene como citas más cercanas la sesión de investidura del presidente y la sesión solemne del inicio de la legislatura, dos fechas de relevancia que quedan en manos de Rey y al arbitrio de la nueva Mesa del Congreso. A partir de hoy sólo hay un número mágico, el 176, que es el que tiene que salir de los contactos y movimientos de los distintos partidos con la vista puesta en la gobernabilidad. No confundir con la terminación premiada de la lotería de Navidad.

Pese a que la aritmética de los pactos no está nada clara, ni tampoco si nos aguardan conversaciones antinatura para llegar a acuerdos, de la dura campaña electoral se deduce que está sobre la mesa de las negociaciones temas tan arduos como la reforma constitucional, los cambios en la ley electoral, la renovación de la instituciones democráticas, el independentismo de Cataluña, e incluso hasta los procedimientos internos de elección de candidatos de los partidos.

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