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La gracia está en votar

El anecdotario del 20 D es un clásico de siliconas, monjas y amanecidas

La gracia está en votar YAIZA SOCORRO

No existen unas elecciones con fundamento que no tengan una pizca de silicona, un miembro de mesa con cuatro copas de más que debe ser devuelto a casa antes de abrir la mesa, una foto de monja votando, un colegio que se retrasa por pérdida de la llave, y el tiempo que se tarda en cerrar la jornada en Vilarroya, que año tras año marca un récord.

La silicona de este 20 D en Canarias llegó desde Garachico, según informaba el Delegado del Gobierno, Enrique Hernández Bento, cuando se encontrarón con la cerradura tupida por la sustancia industrial más antidemocrática de todas, lo que obligó a tirar de cerrajero profesional para desbloquear la situación.

La única otra incidencia relevante en las islas tuvo más que ver con la calidad del material. Bento también reportaba que uno de los colegios electorales de La Laguna abrió con retraso por romperse una cabina, por lo que hubo que traer otra.

Algo más sufrido fue el caso de un vocal primero de un centro de votación ubicado en el colegio José Tejera de Jinámar. El vocal primero se había pasado la noche anterior velando a su tío, por lo que pidió al presidente de mesa su sustitución. Tras consultar, la Junta Electoral dijo no, por no tratarse de un familiar directo, por lo que tuvo que permanecer nuevamente en vela durante todo el día de ayer.

Pero en el tiempo que en Jinámar se debatía sobre la situación del deudo, en el citado municipio de Vilarroya, que se encuentra en La Rioja, ya hacía un rato largo que habían dejado de votar, al fin y al cabo solo son 6 votantes, que lo lograron a las 09.01. También hay que reseñar que este récord tiene su lado tenebroso. En las pasadas autonómicas, en las que tardaron poco más, habían tres vecinos extras..., que son los que han fallecido desde entonces.

Evidentemente todos los que siguen vivos -tres en la mesa y otros tanto votantes de a pie-, acudieron perfectamente pertrechados de sobres cerrados y con sus documentos de identidad preparados, y no como Ada Colau, alcaldesa de Barcelona que al llegar a pie de urna no daba con el DNI, por más que sacó papeles y chismes del bolso. Estaba perdido del todo, por lo que tuvo que volver a casa y tirar de pasaporte para ejercer su derecho constitucional.

Otros ciudadanos lograron ejercer este derecho, e incluso darse un buen baño ración doble de constitucionalidad y democracia. Como los tres madrugadores del pueblo de Sant Antoni de Portmany, en Ibiza, tan contentos de primera mañana a inaugurar las urnas..., hasta que allí no apareció nadie. Ni presidente, ni vocales y lo que es peor, ni los suplentes. Todavía deben de estar allí presidiendo la mesa. Y es que no por mucho madrugar se vota más temprano.

Sin embargo no es nada comparado con el capítulo 'de amanecida', con el maratón que no olvidará de por vida Eva García López, de Toledo, en principio segunda presidenta suplente y que no tomó esta situación con el recelo debido.

Eva García, de 24 años, salía de Alemania a Toledo, vía Suiza, la víspera con el único afán de celebrar una cena de Navidad con sus amigos. Para combatir los nervios que se cogió durante el viaje con guaguas que no terminaba de llegar y aviones con retrasos por neblina, aquella cena se convirtió en amanecida. Y la amanecida en una llamada en plenos churros con chocolate para que fuera a cubrir la plaza, al no presentarse el titular ni el primer suplente en el colegio Alfonso VI, donde tuvo que alargar la 'fiesta'' con su traje de lentejuelas plateadas.

Otro de los imprescindibles de las elecciones son los niños, a pesar de no tener derecho a decir lo que piensan en un sobre. El primer caso sonado de ayer lo protagonizaba la niña omnívora que se comió la credencial de vocal de Badajoz. O eso al menos informaba el padre a la mesa electoral, lo que lo obligó a recurrir a la junta provincial, que le permitió la participación. El hombre no explicó con que acompañó el plato la niña.

Más feliz se encontraba el cabeza de lista de VOX, Santiago Abascal, padre por cuarta vez hacía apenas unas horas y quien ha deseado en un tuit, "Ojalá venga con un #escañobajoelbrazo".

En el apartado 'monja', en esta ocasión la entrega 2015 viene presidiendo una mesa. Ella es sor Benita Mazón, de la residencia de personas mayores de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de la ciudad de Teruel.

Sor Benita llevó la voz cantante del colegio electoral que se encuentra en la sede de la Delegación de Hacienda, en la avenida de Sagunto. Teruel es algo así como la capital de esta postal, donde existen dos conventos de clausura, uno de las Carmelitas Descalzas y otro de las Clarisas. En días de votaciones salen juntas a sus respectivos colegios electorales, para satisfacción de los forofos de monjas votando.

"Dos vecinas estupendas".

Otro presidente ilustre, aunque en esta caso por sustitución, fue el alcalde de la ciudad de Zaragoza, Pedro Santisteve, tras fallar el primero de la lista. "Si toca, toca", dijo cuando se le preguntó si no pedía una excepción. Si bien su observación de que le habían tocado "dos vecinas estupendas", no deja muy clara cuál era la auténtica razón de su apasionada entrega a los deberes cívicos.

Nada comparable al entusiasmo que demostró un galletón de Palazuelo, en Badajoz, al que las ganas de votar le pueden. Allí se presentó con ánimo de contribuir al país. Pero llegó nueve días antes, porque cumple los 18 años el próximo día 29.

Mucho más al sur, en el pueblo de Cantillana de la provincia de Sevilla, el disgusto era de otro tipo. Su presidente de mesa se desayunó con el robo de su vehículo y, de paso, de toda la documentación necesaria para poner a funcionar la mesa electoral, lo que obligó a restituir la documentación, según informaba a primera hora la Delegación del Gobierno en Andalucía.

Y por último, la rebelión de un grupo de discapacitados que acudían al colegio de San Pedro de Guadalajara con unos sobres 'trucados'. Allí, cinco residentes del centro de atención a personas con discapacidad rompían ostentosamente los sobres con la ayuda de la propia Policía Local, tras quejarse de que no querían votar al partido que contenían, y que 'alguien' les había colado sin mayor aprehensión.

Los apoderados se quedaron a cuadros y cinco de San Pedro se salieron con la suya, con cinco votos de verdad.

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