La vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, admitió ayer que su comentario sobre las rastas del diputado de Podemos por Santa Cruz de Tenerife, Alberto Rodríguez, fue una "broma estúpida e innecesaria" que no debería haber dicho y que no volverá a repetir. Con estas palabras Villalobos se disculpó ante los micrófonos de Radio Nacional de España (RNE), con lo que se retractó de las declaraciones que realizó la semana pasada sobre que no le importa que los diputados lleven rastas siempre que estén limpias y no le peguen piojos.

Alberto Rodríguez, por su parte, no quiso entrar a valorar esta disculpa porque entiende que no puede distraerse del trabajo para el que le han elegido los ciudadanos. "La propia ciudadanía fue la que valoró su comentario y ahora hará lo mismo. Nos lo tomamos con indiferencia porque en su momento tampoco entramos a responder, a pesar del revuelo mediático, unas palabras superfluas", esgrimió el diputado tinerfeño, quien aseguró que no le importa que no se haya dirigido a él personalmente.

"No tenía aspiraciones de que contactara conmigo antes ni las tengo ahora", señaló Rodríguez, "porque nosotros seguiremos en nuestra línea de trabajar en propuestas que beneficien a la sociedad sin ninguna distracción".

La dirigente popular también lamentó ayer que las cosas que dice siempre "se magnifican mucho" a la vez que admitió que la imagen del nuevo parlamento es la de la España de 2016.

"Hay un montón de gente que lleva rastas", sostuvo Villalobos, quien desveló que algunos de sus familiares también lucen este peinado, un hecho que le trae "sin cuidado". Asimismo, la popular recalcó que aquel comentario, que eran tan solo una "broma", se haya convertido en "un problema" para ella debido a la enorme repercusión que ha tenido en los medios de comunicación.

Respecto a las críticas que levantó la diputada de Podemos Carolina Bescansa por llevar a su bebé al hemiciclo, Villalobos no cree que éstas hayan sido "duras por parte de nadie" si bien insistió en que hay una guardería "magnífica" en la Cámara Baja. No obstante, consideró que tiene que ser "incómodo" para el niño estar más de cuatro horas en un pleno rodeado de 400 personas.