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Anhelados pactos de antaño

CC fue, en 1996, el primer partido en firmar un acuerdo de apoyo a la gobernabilidad del Estado tras una ajustada victoria del PP en las urnas

Anhelados pactos de antaño

La noche electoral en que un cariacontecido José María Aznar apareció en el balcón de la sede del PP en Madrid, tras el triunfo agridulce de aquel 3 de marzo de 1996, empezó a escribirse la historia de los pactos de gobernabilidad en el Estado. La ajustada victoria de 156 diputados de Aznar sobre el declinante PSOE, que alcanzó los 141 escaños, se le atragantó al líder conservador justo cuando pensaba que iba tener vía libre para imponer su programa centralista y neocon. Los simpatizantes del PP, inconscientes de la realidad del momento, celebraban alborozadas el resultado al grito de "Pujol, enano, habla castellano", mientras los dirigentes del partido buscaban en sus agendas los teléfonos de los líderes nacionalistas a los que se estaba insultando frente al balcón de la calle Génova.

Sólo un día después de aquellas elecciones históricas, el PP puso en marcha toda su capacidad diplomática para emprender unas negociaciones que le permitieran formar gobierno asistido por los únicos apoyos posibles, los 25 diputados que sumaban CiU (16), PNV (5) y CC (4). No lo habían hecho hasta entonces, ni los atormentados gobiernos en minoría de Adolfo Suárez de la UCD, ni los del socialista Felipe González cuando perdió en 1989 por primera vez su acostumbrada mayoría absoluta de legislaturas anteriores.

La habilidad de Aznar para lograr aquellos acuerdos a tres bandas con quienes había demonizado políticamente hasta dos días antes, contrasta, veinte años después, con el actual panorama de bloqueo político tras las elecciones el 20-D, y la dificultad de alguno de los candidatos a presidente de Gobierno para obtener los apoyos necesarios para la investidura. Ese pacto de 1996 fue de hecho la primera gran experiencia de un acuerdo de gobernabilidad para una legislatura y sentó las bases de muchas de las grandes reformas que, en todos los ámbitos, se han producido desde entonces en España, y también en Canarias. Las circunstancias de la política de esos días permitió a los nacionalistas, con sólo tres años de historia, aparecer como actores de primera fila en la escena estatal y consolidarse como fuerza hegemónica en las Islas durante casi las dos décadas posteriores.

CC había repetido en las elecciones de marzo de 1996 el éxito con que se estrenó en el Congreso tres años antes y obtuvo de nuevo cuatro escaños, dos por provincia: José Carlos Mauricio y Jesús Gómez por Las Palmas, y Paulino Rivero y Luis Mardones por Santa Cruz de Tenerife. La formación canaria vio enseguida la posibilidad de aprovecharse de la ajustada victoria del PP y movió ficha de inmediato antes de quedarse en fuera de juego si Aznar cerraba antes con CiU y PNV, con quienes sumaba para la mayoría absoluta. En la memoria de CC estaba el fiasco del apoyo de Mardones (ATI) en 1989 a González para permitirle la investidura en primera votación. "En el 96 tuvimos la habilidad y el acierto de mover ficha de inmediato y de poder cerrar en horas un acuerdo con Aznar antes de que fuera tarde porque nuestros votos eran complementarios, pero no imprescindibles si cerraba antes con CiU y PNV", recuerda el expresidente regional Paulino Rivero, quien reconoce que fue Mauricio el propulsor de ese movimiento inicial "que entonces casi nadie entendía".

Mauricio, que había logrado un gran protagonismo como portavoz de CC en la convulsa legislatura anterior, se puso en contacto de inmediato con Rodrigo Rato, el hombre clave de los pactos del PP, y acordaron abrir una mesa de negociación que alcanzó un acuerdo muy detallado en muy pocas semanas.

En varias reuniones discretas en la oficina del Gobierno de Canarias en Madrid, las negociaciones fueron avanzando con la participación de Mauricio y de Rivero, y la de los entonces consejeros del Gobierno de Canarias, que presidía Manuel Hermoso, Julio Bonis (Sanidad), José Carlos Francisco (Economía y Hacienda) y Antonio Castro (Presidencia). Por parte del PP, junto a Rato, en los inicios de su estrellato político tan distintos a su situación actual, participaron Mariano Rajoy, y el portavoz en el Congreso, Luis de Grandes. Aunque en menor medida, también lo hizo el entonces presidente del PP de Canarias, José Miguel Bravo de Laguna.

Una amplia delegación de ambos partidos participó en el acto de rúbrica del acuerdo el 12 de abril en una sala del Congreso, en la que junto a la de los portavoces parlamentarios y otros negociadores, estamparon su firma Manuel Hermoso y el propio Aznar. Era un documento de tres apartados, general, de asuntos canarios, y de seguimiento del pacto, que tenía además un anexo no hecho público que establecía unos compromisos presupuestarios muy concretos que el PP no quería airear para no condicionar sus posteriores negociaciones.

No sólo fue el primero de los acuerdos firmados para la investidura de Aznar y garantizar la gobernabilidad, sino que fue el único soportado en documento escrito, y el único que duró toda la legislatura, porque tanto PNV, a los pocos meses, como CiU, ya casi al final, acabaron rompiendo con el PP.

Tras el acuerdo con CC, y poco después con el PNV, el equipo de Aznar se centró en el pacto con CiU, cuya difícil negociación se prolongó durante casi dos meses, hasta el 28 de abril, que llevó hasta el límite de los constitucionalmente establecido la fecha de la investidura, el 4 de mayo.

El pacto con CC comprometía al futuro gobierno de Aznar a una reforma del Estatuto de Autonomía de Canarias que elevaba el techo competencial y convertía a la Comunidad Autónoma en "nacionalidad"; incrementaba los recursos estatales a través de convenios de infraestructuras y de empleo; el impulso de un estatus permanente de Canarias en la UE que se plasmó en el artículo 299.2 del Tratado de Maastrich; y defender ante Bruselas la aplicación de la Reserva de Inversiones de Canarias y la Zona Especial Canaria, puestas en cuestión por el proceso de armonización fiscal comunitaria.

"Con aquel pacto se alcanzaron los acuerdos con el Estado más importantes en toda la historia de Canarias, porque por primera vez no sólo se lograron compromisos concretos muy importantes, sino que participábamos directamente con los ministerios para hacer las leyes estatales que afectaban al Archipiélago", asegura Rivero.

Los nacionalistas canarios, que destacan la estabilidad que garantizaron al gobierno de Aznar en una etapa también muy complicada por la situación económica y el proceso de convergencia en la UE para la implantación del euro, creen que, paradójicamente, el éxito de esos pactos fue la causa de la mayoría absoluta del PP en el 2000. Pese a ello, CC fue la única formación que también repitió acuerdo con Aznar en se segunda legislatura.

Rivero cree que la actual situación está abocada a nuevas elecciones en pocos meses, aunque no descarta un pacto para un gobierno de dos años en el que PSOE, Podemos y Ciudadanos acuerden una agenda mínima sobre temas sociales. Según él, "la corrupción que afecta al PP le cierra las puertas a cualquier fórmula de gobierno".

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