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Los vecinos del Sahara Cuarenta años después de la Marcha Verde (II)

La puerta del gran Magreb

Bel Haddad echa tierra sobre la historia de España en el Sahara Occidental y pone en duda la colonización en el siglo XIX P Reivindica la soberanía marroquí sobre esos territorios

El profesor Bel Haddad da a conocer sus estudios sobre el Sahara, sobre un mapa del norte de África. M. V.

El Sahara ocupa un territorio similar al de todo Estados Unidos, por lo que podemos encontrarnos con un Sahara marroquí, uno argelino, uno libio, otro tunecino... El profesor Bel Haddad de la un Universidad Mohamed V, sostiene que, pese a la aridez y amplitud del desierto, las comunicaciones entre el norte y sur "siempre han sido posible por al empeño de las dinastías marroquíes que han llegado al profundo Sahara".

El profesor cree que "cuando decimos que España comenzó a colonizar el Sahara en 1884 [con la instalación de la factoría de Villa Cisneros impulsada por la Compañía Mercantil hispanoafricana] le estamos haciendo un gran regalo a España porque no llegó a controlar el terreno hasta 1937".

En ese sentido recuerda Haddad que a raíz de un incidente en Villa Cisneros, el 9 de marzo de 1885, cuando miembros de la tribu Bu-Amar atacaron la factoría y resultaron muertos seis españoles y los otros fueron apresados, España reclamó a Marruecos una compensación. Fue el sultán Muley Hassan I quien recibió entonces una carta de protesta del embajador de España en Tánger con la protesta oficial de Madrid.

Otro documento en poder de Bel Haddad, anterior a la llegada de los españoles, hace referencia al nombramiento del Chej Maalainine -fundador de Smara y de la cábila que lleva su nombre- como el representante del sultán, por real decreto (dahir), en el Souss y la región del Sahara entre 1879 y 1910. La misión de Maalainine era unificar a las tribus para hacer frente a los peligros externos que amenazaban las costas del Sahara. Maalainine logró ofrecer resistencia en el sur de Marruecos en tres partes: en la costa de Tarfaya ante las apetencias británicas, frente a los españoles en las costas de Oued Ed-Dahab (1884-1910) y contra los franceses en Adra (1900 a 1910).

Representación internacional

El nombre del jeque, Maalainine estaba presente en las reuniones políticas internacionales celebradas en París, Londres y Madrid, e incluso los Estados Unidos de América. No sólo Maalainine negoció con los españoles en nombre del sultán, sino que los jefes de tribu se dirigían al sultán como su rey, de acuerdo con la numerosa correspondencia que hay. Los sultanes ofrecían estabilidad al recorrido de las caravanas.

Marruecos siempre ha sido un país independiente, incluso cuando gobernaban los bereberes y llegaron los árabes en el siglo VII con la primera dinastía, la Idrisí. Pero desde su nacimiento el Sahara ha tenido una presencia constante en su historia, mantiene el historiador. La segunda dinastía, los Almorávides, que llegaron hasta el Andalus, proceden del profundo Sahara y a ellos se debe la fundación de Marrakech

El Sahara dio nacimiento a otras dinastías, como la Sadi, que en 1510 llegó a Tombuctú. En esos tiempos Marruecos ya tenía relaciones con Inglaterra con Isabel I. Era la época del sultán Ahmed Mansur Dahbi, llamado el Dorado porque cambiada sal por oro en África subsahariana.

La dinastía alauí -originaria de 1630 y la que actualmente ocupa el trono de Marruecos- también procede del Sahara, de Tafilalt (importante centro comercial durante muchos siglos y puerta principal del Sahara que sirvió como un lugar de intercambio entre el norte y el sur). Es a través de esta región donde se producía el tránsito de oro, especies, sal y esclavos de la tierra de los negros, que se extendía por Sudán, Malí, Níger y la costa del Golfo de Guinea.

Marruecos fue el primer país del mundo en reconocer a los Estados Unidos en el siglo XVIII, y para entonces ya mantenía relaciones con Escandinavia y el imperio ruso.

En 1882 y 1886 el sultán Hassan I hizo dos visitas al Sahara para confirmar la soberanía de esta zona y cuando los franceses forzaron el exilio de Mohamed V se produjo un luto en solidaridad, vistiendo incluso de negro, entre los saharauis. Durante dos años no celebraron las fiestas del Islam, ni las bodas, y se negaron a pagar impuestos. Francia, en su afán colonial, quería crear una comunidad de estados al Sur de Marruecos, pero Mohamed V se negó.

Bel Haddad afirma que desde que en 1837 entraron los franceses en Argelia, Marruecos le dio un apoyo de hermano, con dinero, armas y hombres. Incluso hubo varias guerras entre Marruecos y Francia para defender a los argelinos. "Por el contrario, la postura de los militares argelinos, al conseguir la independencia, fue arrebatarle una zona fronteriza a Marruecos", censura.

El profesor cree que si el conflicto del Sahara se resuelve se podrá construir el gran Magreb planteado en 1984 tras una cumbre árabe-africana en Túnez para crear una gran potencia economía y política, autosuficiente en alimentación y energía.

Respecto al papel que podría jugar Canarias, vecina del antiguo Sahara español, Bel Haddad cree que tendría una participación importante en el desarrollo económico de la región y en la explotación de las riquezas. Considera necesaria la colaboración en educación, sanidad e intercambio de visitas con la sociedad civil.

La lección que Marruecos puede aprender del Sahara es que le ha permitido, en palabras del profesor universitario, crear un frente interno y que la población se sienta más patriota. Por otra parte, "se ha creado una dinámica que al final ha sido el catalizador que propiciará la autonomía del sistema político", concluye Haddad.

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