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Población Evolución demográfica

Solo 20 municipios ganan vecinos

La comarca del sureste de la isla de Gran Canaria se consolida como ciudades dormitorio

Solo 20 municipios ganan vecinos

Canarias sufre un desgaste demográfico. Sólo 20 de los 88 municipios ganan vecinos. La historia se repite a nivel nacional, ya que España pierde población desde 2012 hasta sumar 46,6 millones. En los últimos tres años, han abandonado el país un millón de extranjeros. Los coletazos de la crisis económica y la falta de oportunidades laborales empujan a miles de personas a retornar a sus países.

En 2012 fue la primera vez que la población española experimentó un descenso desde que en 1998 empezaron a difundirse las cifras oficiales de población procedentes de la revisión del padrón. En concreto, en Canarias el censo no ha dejado de crecer desde 1996 hasta 2011, cuando alcanzó los 2.126.769 habitantes. Sin embargo, un año después la cifra cayó hasta los 2.118.344 y la disminución perdura hasta hoy en día. Desde 2012, 18.038 residentes en las Islas han hecho las maletas rumbo a otros destinos.

El envejecimiento de la población y la baja natalidad infieren en el crecimiento de la población del Archipiélago, unido a la tasa de desempleo situada en el 26,75% en el último trimestre de 2015, según la Encuesta de Población Activa, aunque llegó a superar el 33%.

La reciente revisión del padrón publicada por el Instituto Nacional de Estadística revela la sangría de población en las capitales de provincia, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, que pierden 2.530 y 3.154 habitantes respectivamente. Mientras que las ciudades fuera de las grandes metrópolis van ganando adeptos.

Esta coyuntura se observa especialmente en Gran Canaria, donde la comarca del Sureste se erige en protagonista del crecimiento insular. No obstante, en su conjunto la isla pierde 4.395 residentes desde 2012 y en la actualidad acoge a 847.830 personas.

En estos tres años, Santa Lucía de Tirajana (+1.778, en su mayoría en Vecindario), Telde (+778), Agüimes (+382) e Ingenio (+210) han recibido 3.148 vecinos más. También Arucas albergó a otras 257 personas. La apertura de la circunvalación despertó un mayor interés por vivir en el municipio aruquense.

Aislamiento

La periferia de la capital grancanaria cuenta cada vez con más simpatizantes, bien por motivos laborales, porque el precio del alquiler de viviendas es más barato o atraídos por otro modo de vida, donde pueden tener acceso también a zonas comerciales o espacios públicos y beneficiarse de buenas conexiones con el resto de la isla.

De hecho, el aislamiento sigue siendo una de las principales razones que se esconden tras la marcha de residentes en La Aldea, cuyos vecinos sufren constantes cortes cada vez que hay lluvias y aún no ven cumplido su sueño de tener una carretera que les salve de la incomunicación y los peligros en la circulación. Además, otro factor que ha influido de forma determinante en que desde 2012 haya 664 aldeanos menos es la crisis de la agricultura local y el tomate, especialmente por la mayor competencia de Marruecos, que ha forzado la fuga de muchos extranjeros.

El mayor coste de los hogares y la escasez de puestos de trabajo, a pesar del incremento en la llegada de turistas, motivan la bajada de residentes en Mogán (-1.948) y San Bartolomé de Tirajana (-1.022) desde el año 2012. Entre otras razones también figura que empleados nativos de Alemania y Reino Unido regresan a sus territorios de origen tras perder su empleo o son personas de avanzada edad que deciden volver a su tierra natal.

Asimismo, la carencia de infraestructuras y de amplias zonas industriales y un desarrollo económico que no termina de arrancar lastran al norte y la cumbre de Gran Canaria. Gáldar, Guía, Agaete, Artenara, Tejeda, San Mateo, Valleseco, Moya y Firgas tenían hace tres años casi 1.100 empadronados más.

Los pueblos pequeños sufren una merma de población debido a la mala situación económica y a que padecen más defunciones que nacimientos. Si bien, como recuerda el sociólogo Gonzalo Rodríguez, los movimientos de población no obedecen a una única causa.

De hecho, llama la atención por ejemplo cómo Valsequillo ha captado 119 vecinos más desde 2012 y, en cambio, Teror ha perdido 331 habitantes, seguido por Santa Brígida con 325 menos.

En el caso de Tenerife, se mantiene como la isla más poblada (888.184 personas), pero tiene casi 10.500 menos que hace 36 meses. Sólo seis de sus 31 municipios aumentan sus lugareños respecto a 2012: Granadilla de Abona (+2.301), seguido por la localidad turística de Arona (+2.210), Güímar (+332), Tegueste (+203), Candelaria (+200) y Tacoronte (+175).

Curiosamente Granadilla de Abona se coloca entre las quince ciudades de España que más han crecido, hasta totalizar 42.545.

En el otro lado de la balanza, en el mismo período estudiado Santiago del Teide ve disminuida su población con 1.702 personas menos y Adeje con 1.489 menos.

En la senda negativa persisten La Gomera, La Palma y el Hierro, que sufren un retroceso demográfico. Históricamente siempre han tenido menor población respecto a las islas capitalinas. Estos tres territorios han reducido su población en 5.135 habitantes desde 2012, cuando se agravó su declive.

No son islas con un peso importante del turismo y eso se nota. Esta industria fomenta el crecimiento de la población, ya que atrae a profesionales cualificados y mueve la economía de otros sectores.

Esta situación la conoce bien Guacimara Moreno Bolaños, de 37 años. Dejó atrás Santa María de Guía en el año 2007 para trabajar dando clases de alemán en el Instituto de Educación Secundaria de Valverde. Conoció a David Sanjuán y decidió quedarse en El Hierro por amor. A ella le encanta la isla, pero reconoce que con el paso del tiempo se siente "limitada".

Considera que El Hierro no está lo suficientemente "explotado turísticamente", a diferencia de La Palma y La Gomera, donde "sacan más partido a sus atractivos".

La ausencia de actividades de ocio y culturales, el exiguo tejido comercial y la mínima dotación de infraestructuras sociosanitarias influyen en su calidad de vida. Todo ello lo valora especialmente tras el nacimiento de su hijo Adrián. "Para cualquier cosa te mandan a Tenerife", protesta, al mismo tiempo que cuestiona que "la oferta educativa es reducida y no hay mucha variedad de actividades extraescolares".

"La poca juventud que hay se va a estudiar a otras islas y no vuelve. Nadie regresa porque no hay trabajo, no hay futuro", lamenta. Actualmente, ella imparte inglés en el instituto de La Frontera y su marido también trabaja, pero aún así barajan trasladarse en busca de un mejor porvenir. No descartan desplazarse a Gran Canaria o probar suerte en el extranjero.

La mengua de conexiones aéreas y marítimas constituyen otro hándicap para quienes viven en las islas occidentales.

Vuelos directos

"La conectividad influye decisivamente en la población, en su sostenimiento, crecimiento o disminución", remarca el catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Antonio Sosa, que incide en que las conexiones repercuten en la riqueza de un territorio. "Si hay facilidades de acceso, tanto en transporte de personas como de mercancías, eso propicia un mayor desarrollo económico", resalta este arquitecto, que reitera este elemento como "fuente de ingresos".

En su opinión, tener vuelos directos con las principales ciudades europeas "es absolutamente fundamental", pues supone más visitantes y generación de puestos de trabajo. De tal modo que la población sólo crece si hay empleo.

En esta línea, se aprecia en Lanzarote y Fuerteventura un repunte de habitantes. La subida es leve: 1.077 personas más en la isla conejera y 911 más en la majorera en relación a 2012, pero representa un indicador positivo tras las fugas de residentes, sobre todo foráneos, en los años más virulentos de la crisis. La mejora turística empieza a tirar de la economía de ambos territorios, después de años de estancamiento, y estas islas demuestran su capacidad de atracción por sus probabilidades de empleabilidad.

Llama la atención que por ejemplo Puerto del Rosario tiene 1.078 nuevos residentes y aglutina 37.363; mientras La Oliva ha ganado 1.120 habitantes hasta registrar 25.199. De esta cifra, 14.034 tienen nacionalidad española y 11.165 son extranjeros, entre los que predomina la colonia italiana (casi 5.000).

Esto ha suscitado polémica estos días, tras la denuncia del grupo Votemos que advierte de que tanto La Oliva como otros municipios majoreros se están convirtiendo en un destino de blanqueo de capitales y demanda un control sobre los empadronamientos fraudulentos.

Con todo, en Canarias el boom de la construcción y la eclosión turística suscitaron el alza del empleo y la venida de extranjeros en los años 90 y principios de la década de los años 2000 para asentarse y trabajar en las Islas, pero eso ha cambiado. Esto ya no provoca la explosión laboral de antaño.

En apenas un año 14.031 foráneos se han ido, cifra que se eleva a 57.734 personas menos de otros países desde 2012 por la crisis. La tendencia irá a más, auguran los expertos, que recuerdan que hace años ocurría justo lo contrario, venía más gente de la que se iba.

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