El protagonista indiscutible de la semana ha sido el secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez. Día tras día,su fracasada investidura ha dado información, antes, durante y después.

El lunes fue el día de los preparativos, de las últimas conversaciones antes de que el candidato presentara en el Congreso de los Diputados su propuesta para acceder a la Moncloa. La situación ya entonces no pintaba bien. Podemos había rechazado su última oferta y Albert Rivera, desde Ciudadanos, lanzaba la advertencia de que solo le apoyaría si no se cambiaba el pacto firmado

El martes conocimos su propuesta

y la mirada a la izquierda que lanzaba el candidato, en clara mano tendida a Podemos, mientras marcaba distancias con el PP.

El miércoles se sometió a la primera votación, tras una sesión de duros cruces de palabras en el hemiciclo. Sánchez sufrió el primer varapalo. No consigue sumar nuevos apoyos a su pacto con Ciudadanos. Recibió 130 votos a favor, 219 en contra y una abstención, la de la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas.

El jueves fue un día de reacciones a los duros discursos de los líderes de los distintos partidos políticos para explicar el sentido de sus votos. Pablo Iglesias y sus referencias al GAL en la etapa de gobierno de Felipe González, acusando directamente al expresidente de los asesinatos de Lasa y Zabala, con la alusión a las tumbas de cal viva en las que fueron sepultados, copó las tertulias del día después. Del mismo modo, dinamitó la posibilidad de un diálogo y de sacar adelante la investidura de Sánchez en la segunda votación.

Una de esas reacciones fue precisamente la de Ana Oramas. La diputada de Coalición Canaria, que también ha tenido sus minutos de gloria estos días, reprochó a Iglesias que saque los cadáveres del armario. Directamente, acusó a Iglesias de abrir el Congreso a un rencor y odio superados.

Cierto es que no solo Iglesias hizo un discurso duro. Las críticas al PP desde el PSOE y Ciudadanos, así como la respuesta del presidente en funciones, Mariano Rajoy, tuvieron también un efecto negativo, de ruptura de puentes.

Así las cosas, llegó la segunda votación, donde solo hubo una suma de volutad, la de la canaria Ana Oramas, que pasó de la abstención a un sí improductivo, puesto que 131 votos nada pueden hacer contra 219. Mientras en Podemos salen a la palestra voces discordantes con Pablo Iglesias que se muestran partidarias de un pacto con el PSOE, entre ellas la del exfiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, quien decidió romper con Podemos este mismo viernes por no apoyar la investidura de Sánchez. El día anterior la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, también había expresado su deseo de que Podemos llegara a un acuerdo con el PSOE para gobernar el país, un pacto como el que la colocó a ella en la alcaldía de Madrid y sin Ciudadanos de por medio, según se desprende de sus matizaciones.