Los gorgojos traen de cabeza a Cáritas en Puerto del Rosario. El párroco de la capital majorera, Juan Carlos Medina, está apesadumbrado porque hayan tenido que tirar 45 toneladas de alimentos en un año destinados a los más desfavorecidos, y le duele que se piense que ha sido por dejación o mala gestión. "Da la sensación de que es por falta de responsabilidad y eso no es verdad", precisa.

"El tema de los gorgojos no es fácil de controlar; dichoso gorgojo", señala, y aunque cuando detectan que estos insectos coleópteros puede estarse comiendo el grano o los cereales que tienen para repartir entre familias desfavorecidas fumigan, a veces se extienden con rapidez y deben tirar esos alimentos. "Y eso nos duele muchísimo", se lamenta. Además, indica que no disponen de una nave como "puedan tener otras empresas" del sector, preparada específicamente para guardar alimentos. Cuentan con un almacén en Pozo Negro y otro en Puerto del Rosario.

El cura señala que son ellos mismos los que levantan acta y avisan a la inspección del área de Agricultura y Pesca de la Subdelegación del Gobierno para que esos alimentos se puedan destruir, como exige la ley.

"Los medios que tiene Cáritas son limitados", precisa, y las personas colaboran de forma voluntaria en el reparto de alimentos. "Estamos sobresaturados", señala, porque no solo ayudan a las familias en la distribución de comida sino que hacen labores de acompañamiento o les buscan trabajo.

Pero aunque fumigan o intentan que no se cuelen roedores, controlarlos es complicado. Y si eso sucede, tiran los alimentos que puede que ya lleguen con gorgojos o que estén más tiempo del que deberían almacenados por la burocracia. "El Gobierno nos exige un informe de los Servicios Sociales de los ayuntamientos", explica. Los beneficiarios deben tener esa documentación y a veces tarda más de la cuenta, con lo que la comida no se puede repartir y debe estar en los almacenes. Y ahí empiezan los problemas, ya que se puede poner en mal estado. "Y bien que limpiamos", recalca en alusión a los voluntarios que se dejan la piel para ayudar a quienes les necesitan.

Cinco inspecciones realizadas el año pasado certificaron el mal estado de los alimentos almacenados en Cáritas de Puerto del Rosario. En enero del año pasado fueron destruidas 3,7 toneladas; en febrero dos toneladas más, y en septiembre dos actuaciones obligaron a retirar dos tandas de comida equivalentes a 8,4 y 25,8 toneladas. En 2015 se eliminaron en total 38.000 kilos y hace escasamente dos semanas una nueva inspección provocó que se ordenara la destrucción de 7,5 toneladas más.

El párroco lo lamenta y cree que quizás es el momento de una llamada de atención a las administraciones públicas para que se sienten y les ayuden en sus labores de almacenaje y reparto, dotándolos, con medios que eviten que los alimentos no lleguen a su destino, a los más desfavorecidos.