Las imágenes de las cámaras de la zona de control de seguridad del aeropuerto de Gran Canaria delatan a Victoria Rosell. Lejos de mostrar un actitud calmada como recoge el audio que la propia diputada nacional de Podemos filtró, en el vídeo del recinto aeroportuario -emitido ayer en exclusiva por Antena 3- se observa cómo la juez en excedencia discute con los vigilantes y se encara con un agente de la Guardia Civil. Rosell, visiblemente nerviosa, se enfada por tener que separar su ordenador portátil del maletín y del resto del equipaje que portaba, a pesar de que éste es el protocolo habitual.

La grabación, que dura un minuto, muestra lo que sucedió el domingo en el área de control y el arco detector de metales y contradice la versión ofrecida hasta ahora por Rosell, quien se siente víctima, y no protagonista, del altercado.

Eran las 6.45 horas cuando Rosell atravesó el control de salidas insulares y avisó al auxiliar encargado de examinar las tarjetas de embarque de que había un carro con maletas en el pasillo de entrada, a lo que los responsables de seguridad respondieron que estaban controladas por su dueño, que estaba a unos metros hablando por teléfono. No obstante, Rosell reprochó que las maletas debían estar a 200 metros y alegó que ella es diputada y lo sabe, según el parte de la Guardia Civil.

Segundos después, en las imágenes de las cámaras de seguridad se ve cómo Rosell colocó su equipaje de mano en la bandejas para recorrer la cinta transportadora y el escáner con rayos X. Al ser monitoreado, el personal de seguridad y el agente de la Benemérita le advirtieron de que debía extraer el portátil de su funda y ponerlo en otra bandeja. En ese instante, se ve a Rosell alterada y haciendo aspavientos. Se rebeló. No entendía por qué tenía que volver a pasar el control y, según el informe del incidente, aludió en varias ocasiones a su condición de diputada. Algo que ella niega.

En el vídeo se aprecia que Rosell, con gestos y movimientos de cabeza, no para de quejarse al tener que someter de nuevo a revisión su ordenador. Mientras, otros tres pasajeros, una mujer y dos hombres, esperan para recoger sus pertenencias. De hecho, el parte de la Guardia Civil señala que el incidente en el área de inspección "provocó la paralización en el normal funcionamiento del control". Sin embargo, Rosell rechaza este extremo.

A continuación, se ve a Rosell gesticulando y hablando sola con el agente, a quien ella agarra el brazo derecho en un momento dado. La diputada por Las Palmas pide al guardia civil su identificación profesional y éste le muestra su placa. Cuando el agente le pide a su vez a ella que se identifique Rosell, según el parte del aeropuerto, contestó: "No me da la gana". Después recogió su cosas. Hasta aquí lo que se puede visionar, ya que las imágenes no ofrecen sonido alguno. Ella niega que increpara al agente y utilizara esa expresión.

Posteriormente, Rosell abandonó el control hacia la sala de embarque. El guardia civil requirió varias veces su documentación y, tras intentar esquivarle, ella accedió, le exhibió su DNI y entregó su acreditación como parlamentaria.

"¿Usted se marcha y no me da su documentación?", espetó el agente en numerosas ocasiones, nervioso ante la desobediencia de Rosell. Ésa es la primera frase que se escucha en el audio que la diputada difundió el lunes. "Señor no me chille, haga el favor", responde ella en un tono sosegado. "¿Me da su documentación por favor señora? No me haga agarrarla de la mano ¿vale?", insistió el guardia. El encontronazo dura varios segundos hasta que ella lo hace y después expone lo ocurrido a otro agente, a quien le pide, además, que consiga su credencial de diputada o la recogerá al regresar a la isla.

Rosell sostiene que el audio lo grabó otra pasajera "indignada" con "los gritos" del agente. Pero no había nadie cerca que pudiera grabarlo. Aena prohíbe las grabaciones sin autorización previa en el aeropuerto. Por su parte, Podemos tildó ayer de "falsos" los dos altercados de Rosell en el aeropuerto, uno en febrero y otro el domingo, y los atribuye a una "campaña de desprestigio". Mientras que el periodista Carlos Sosa acusó al PP de abrir una "cacería" contra su pareja, Victoria Rosell, impulsando una "causa general con tufo inquisitorial" y que "utiliza los poderes del Estado para desprestigiar a adversarios políticos".