¿Cuál es su papel como representante especial de la Unión Europea (UE) para el Sahel?
Tengo varias funciones, las más importantes son: la representación de la UE en actos especiales, como en las tomas de posesión de los jefes de Estado de los países miembros del Sahel; dirigir las acciones de la UE en la mediación en el proceso de paz de Malí; y coordinar la acción de la Unión en todos los aspectos referidos al Sahel, tanto desde el punto de vista del desarrollo como de la seguridad, que son los dos pilares esenciales de la acción de la UE en esta zona.
¿Cuál es la situación en el cinturón del continente africano?
El Sahel está sometido actualmente a tres crisis que le afectan directamente: la crisis de Malí, que determinó un vacío de poder del Estado y un auge del terrorismo que conllevó una actuación militar de Francia, a la que luego se unió la comunidad internacional y ahora existe un proceso de paz; la crisis desencadenada por la irrupción del terrorismo en la región y, sobre todo, en la cuenca del lago Chad, que afecta directamente a Chad, Camerún y Níger, donde la UE creó una fuerza multinacional para luchar contra Boko Haram; y la crisis libia, un elemento esencial para comprender la complejidad que entraña el Sahel. También hay dos elementos transversales: el radicalismo yihadista que encontramos en toda la parte de El Sahel y se alimenta en cierta forma de lo que está ocurriendo en Libia; y la crisis migratoria, que afecta a Europa.
¿El Sahel es un polvorín?
Ni es un polvorín ni tampoco un lugar de paz. Es un lugar conflictivo donde existen varias dicotomías que se enfrentan, por ejemplo pastoralismo contra sedentarismo, zona norte y sur y elementos religiosos que acentúan las crisis que han sido latentes desde hace tiempo en algunos lugares con ausencia total del Estado. El vacío del Estado es el oxígeno del terrorismo.
¿Existe un auge de captación de jóvenes para el terrorismo?
En el Sahel la juventud necesita ocuparse. Insisto, el vacío del Estado es el oxígeno del terrorismo o del radicalismo islamista. Hay un peligro de que la juventud vaya por esos caminos, sobre todo porque hay una idea del Islam que está evolucionando. El Islam tradicional del Sahel es sufista, no es radical, pero hay una implantación cada vez más fuerte de un Islam mucho más radical y en esa vía está actuando la Unión Europea con varios proyectos.
¿Qué papel juega Canarias para ayudar a la estabilización en esos países?
Canarias tiene una situación geográfica privilegiada, está en la órbita africana y es un punto de encuentro fundamental para hacer frente a todos los desafíos que el Sahel tiene por delante. Canarias tiene grandes posibilidades en una zona que tiende a desarrollarse. El Sahel tiene un potencial económico enorme, bien es cierto que parte de una base muy pobre.
¿El Sahel representa una amenaza para Canarias?
El Sahel en sí mismo no es ni una amenaza ni una seguridad, es un lugar donde se han conjugado una serie de crisis que afectan a la seguridad de los estados europeos. De hecho, debido al impacto que puede tener esto sobre Europa se ha creado el puesto de representante especial. Pero el Sahel no representa un riesgo para Canarias.
El Sahel posee reservas de petróleo, uranio, gas y oro.
Sí, ahí Canarias también puede jugar un papel muy importante.
¿Cómo?
Por su situación geográfica y su facilidad para interactuar con esos países.
¿Son suficientes las ayudas al desarrollo de la UE en el Sahel?
La Unión Europa es el principal inversor en El Sahel. Está previsto destinar 3.500 millones de euros para el periodo 2015-2020. La UE hace y va a seguir haciendo un esfuerzo fundamental para crear un partenariado especial con esos países. Además, se ha creado un fondo fiduciario para atender las causas profundas de la migración. La Unión Europea parte de una estrategia, elaborada en el año 2011, previa a la crisis de Malí, y que se fundamenta en dos pilares: no hay seguridad sin desarrollo, ni desarrollo sin seguridad. Seguridad y desarrollo son las dos caras de la misma moneda, son dos elementos esenciales. La estrategia va dirigida a cinco países que forman el núcleo duro del Sahel: Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad. A partir de ahí se desarrolla toda la acción directa de la UE a través de un plan de acción regional, aprobado en abril de 2015.
De hecho, es el primer plan que la diplomacia europea hace para una región concreta.
Sí y establece cuatro campos de actuación: la lucha contra la radicalización, el apoyo a la juventud, la migración y la gestión de fronteras y control de tráficos ilícitos de personas, drogas y armas.
¿En qué consiste la regionalización en El Sahel?
Esos cinco Estados del Sahel han creado el grupo llamado G5 para mutualizar sus medios y se ha creado, junto con la Unión Europea una hoja de ruta que está en marcha. Son los estados del Sahel los que tienen que decir cuáles son sus necesidades y nosotros, de común acuerdo con ellos, intentaremos ayudarles o acompañarles en este proceso.
¿Europa está respondiendo bien a la crisis migratoria?
Ha adoptado las medidas financieras adecuadas para ello. Europa está ante un momento muy complicado porque es una crisis durísima con elementos humanos muy duros. Desde el punto de vista político y de actuación Europa esta intentando hacer todo lo posible.
