El Gobierno y el Cabildo cambiaron ayer sus previsiones iniciales y permitieron que la reunión fuera a puerta abierta. Buscaban que los medios de comunicación fueran testigos directos de las discrepancias sobre el reparto del ITE, pero también del clima de respeto y cordialidad para llegar a un acuerdo que se antoja imposible. Cierto, la sangre no llegará al río. Los alcaldes incluso aprovecharon la ocasión para lucir sus conocimientos sobre Keynes, Roosevelt, Einstein o Santo Tomás, nunca se sabrá si también lo hacen cuando no hay periodistas delante.
Varios ediles de Nueva Canarias mostraron sin titubeos su "desconfianza" hacia el Gobierno de Clavijo, como el galdense Teodoro Sosa, que se animó a decir "con todas las letras" lo que sus compañeros solo se atrevieron a insinuar. "Salgo de aquí con las mismas dudas. El ITE se va a convertir en una convocatoria competitiva y eso es muy peligroso, porque hubo ayuntamientos que se saltaron la lealtad mínima y pidieron dos o tres veces más de lo que le corresponde", afirmó. Sosa respondía así a una queja anterior del alcalde de San Mateo, Antonio Ortega, que lamentó que en anteriores reuniones fuera "insultado" por otros regidores tras desmarcarse del acuerdo impulsado por el Cabildo para presentar sus propios proyectos. Ortega recalcó que es independiente y solo busca beneficiar a San Mateo.
La discusión más tensa fue la que protagonizaron el alcalde de Moya, Hipólito Suárez, y el presidente Clavijo, pues lo que comenzó como un comentario sobre la actitud de los ayuntamientos de Tenerife sobre el ITE acabó en un duelo en Ok Corral. Suárez dijo que la Comisión tinerfeña de la Fecam acordó que el reparto debe hacerse por los criterios del REF, a lo que Clavijo contestó que eso es falso. El alcalde de Moya replicó que está en las actas de la Fecam, y el presidente le retó a demostrarlo y a pedir disculpas si no es cierto. Suárez no tendrá que retractarse porque sí está en las actas.
