Solo una de cada cuarenta mujeres tiene un puesto de responsabilidad en todo el mundo, mientras que en el caso de los hombres la proporción de ellos que ocupa un cargo directivo se eleva a uno de cada ocho. Estos fueron los datos expuesto ayer por la diputada de la Asamblea Nacional Mauritana Lalla Ahmed Labeid, durante su intervención en el I Encuentro de parlamentarias Canarias-África, que celebró su segunda jornada en el Parlamento de Canarias. Labeid recordó que ciertas normas socioculturales y también religiosas "excluyen a las mujeres de algunos empleos" y que, además, siguen existiendo muchos prejuicios a la hora de decantarse por mujeres a la hora de contratar.

"Se utilizan criterios diferentes para valorar la profesionalidad de hombres y mujeres", comentó la política mauritana y añadió que en su país existe una total ausencia de legislación dirigida a impulsar la emancipación económica del sexo femenino. "El código del trabajo nos considera iguales, pero la realidad no es así", afirmó.

A pesar de ello, animó a sus compañeras a no dejarse llevar por la desesperación y a no rendirse nunca cuando se trata de luchar por la igualdad de los géneros. "No hay una solución mágica, pero el éxito se basa en la perseverancia", señaló.

Labeid fue una de las ponentes que integraron la tercera mesa redonda de este encuentro. El contenido de dicho debate giró en torno a las experiencias de apoyo a las iniciativas comandadas por mujeres en los parlamentos de los países africanos. La diputada canaria Cristina Tavío ejerció de moderadora y apuntó que la integración de las mujeres en la política tampoco ha resultado fácil en el Archipiélago. Como prueba irrefutable de la vigencia de sus afirmaciones es que la presente legislatura es la primera en la que hay más mujeres que hombres en la Cámara regional.

Trabajo invisible

También quiso resaltar el trabajo que desarrollan las mujeres de todo el mundo "de manera invisible", ya que no está remunerado y argumentó que si todas las africanas acordaran dejar de trabajar durante una semana completa, "las economías" de todos los países del continente vecino "se vendrían abajo".

En esta mesa redonda, además de Labeid, participaron la diputada tunecina, Rym Mahjoub; la parlamentaria de la Asamblea Nacional de Gambia, Bintanding Jarjo, y la diputada de la Asamblea Popular Nacional de Argelia, Samina Bouras. Todas ellas se encargaron de trasladar a los asistentes la realidad de las mujeres en sus respectivos países.

Algo en lo que coincidieron todas las ponentes fue en considerar al sexo femenino como un agente indispensable en el desarrollo de África. La parlamentaria gambiana Bintanding Jarjo argumentó que se debe fomentar la participación de las mujeres en la llamada economía formal y no relegarlas a funciones que nunca toman la forma de empresa propiamente dicha. Una de las maneras de conseguirlo es apostar por impulsar el autoempleo entre las féminas africanas, si bien reconoció que esa propuesta se traduce en el plano real en un reto de considerables dimensiones. "En Gambia solo el 40% de las mujeres percibe un sueldo y es importante que se enfoquen en actividades que generen ingresos", afirmó.

Para comenzar, expuso que las dificultades para acceder a financiación son mayores para las mujeres. El cierre del grifo del crédito constituye un hándicap de gran dimensión que en muchos casos impide a la mujeres de la mayor parte de los países africanos ni tan siquiera iniciar la aventura con sus propios proyectos empresariales.

Para comenzar, Jarjo advirtió de que también la falta de colaboración entre las féminas puede ser un gran problema a la hora de conseguir los objetivos que persiguen. Por ello, destacó la importancia de trabajar todas unidas por la consecución de sus objetivos.

Por su parte, la representante en la Cámara tunecina, Rym Mahjoub, explicó que la democracia no se puede concebir sin la participación de la mujer y resaltó el papel que han tenido durante la revolución en el país, la llamada Primavera Árabe, que se inició al comienzo del año 2011.

Por su parte, Samina Bouras comentó algunos de los programas que el Gobierno argelino ha puesto en marcha para fomentar el acceso de la mujer al mundo de la política y también facilitar el acceso al crédito de las mujeres emprendedoras, algo que ha hecho que la situación de las mujeres en el país esté bastante lejos de la que sufren sus compañeras en otras regiones del hemisferio Sur. '

La parlamentaria de la Asamblea Nacional de Senegal Ouleye Diaou puso el acento de su exposición en el carácter irreversible que tiene el incremento del liderazgo femenino, además de reseñar que este servirá para fomentar el desarrollo justo y sostenible de todo el continente africano.

Diaou resaltó que las mujeres juegan un papel fundamental como productoras y clientes de los diferentes sectores y subsectores económicos mientras que ocupan espacios estratégicos en el desarrollo sostenible. Por ello, recalcó que deberían tener una mayor presencia en el diseño de las estrategias y, por tanto, ocupar órganos de más responsabilidad.

La parlamentaria senegalesa denunció la discriminación a la que día a día tienen que hacer frente las mujeres, que se traduce en violencia, menor acceso a la educación o los matrimonios precoces, así como las dificultades en el acceso a puestos estratégicos o a la propiedad de la tierra. Sin embargo, no cree necesario que se les dé un tratamiento especial a las mujeres, sino solo que se reconozcan sus capacidades y competencias.