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Al abordaje en Santa Catalina

La Armada realiza maniobras en el muelle de la bahía capitalina - Un centenar de participantes simulan apresar un barco de narcotraficantes

Al abordaje en Santa Catalina

El dispositivo que coordinó ayer la Armada en la bahía de la capital grancanaria parecía uno de esos filmes internacionales que, día sí día no, se ruedan en las calles de las Islas. Pero en este caso no había grandes estrellas de Hollywood, aunque sí, junto a los profesionales de las fuerzas y cuerpos de seguridad de Estado, 16 figurantes de una escuela taller de Arucas hicieron el papel de narcotraficantes y, de paso, vivieron en carne propia cómo se desarrolla un ejercicio marítimo avanzado. Estudian socorrismo y fue para ellos toda una experiencia.

En esta maniobra participaron tres barcos, un helicóptero, lanchas, un equipo de operaciones de seguridad de Infantería de Marina, efectivos policiales en el mar y a pie de tierra, y en total, un centenar de personas y catorce organismos estatales y autonómicos. Los ejercicios se enmarcan en el denominado Marsec-2016, que se realiza en quince ciudades del territorio nacional, y donde se busca la coordinación de todos los organismos implicados en materia de seguridad marítima, en casos como en la lucha contra el terrorismo, el tráfico ilegal de drogas, de seres humanos, la contaminación marina e , incluso, el riesgo para la salud pública por enfermedades infecciosas.

En el caso de Las Palmas de Gran Canaria, el simulacro se inició ayer a primera hora de la mañana cuando los buques de acción marítima Relámpago y Meteoro de la Armada zarparon mar adentro, aunque tan solo a cuatro millas náuticas de distancia como máximo del muelle de Santa Catalina, simulando que las incidencias se iban a producir en alta mar.

Los malhechores

El Relámpago hizo el papel del buque de los malhechores, comandado por supuestos narcotraficantes que transportaban sustancias ilícitas. Su nombre ficticio era Coriander, un barco con bandera de Bahemoth -un país anglófono asiático con un alto nivel de corrupción política-, y que había hecho escala en Bigorneau, un país francófono africano, también con mucha corrupción, y que era base de una organización de narcotráfico conocida como Cafard.

Cuatro miembros de esta organización subieron al buque Coriander y retuvieron a su tripulación -15 personas-, según pudieron saber los servicios de inteligencia. Ésta es la trama tejida por la Armada para apresar a este barco con la coordinación de hasta catorce organismos - en este caso reales- estatales y autonómicos. El Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) coordinó la operación para capturar al buque con los narcotraficantes que, al parecer, tenían previsto hacer escala en Las Palmas de Gran Canaria, y pidió el apoyo a la Armada. Los EOS (Equipo de Operaciones de Seguridad) de Infantería Marina que estaban en el otro barco -el Meteoro- realizaron un abordaje al Relámpago (o Coriander en la ficción) con una lancha y accedieron al mercante sospechoso. Posteriormente, subió la Policía Nacional y realizó la inspección en busca de la droga deteniendo a los narcotraficantes, interpretados por los jóvenes estudiantes de Arucas. En el camino, y para aprovechar estas maniobras, la trama se complicó, y uno de los EOS se cayó simuladamente por una escalera, por lo que se gestionó la participación del helicóptero Helimer 210 de Salvamento Marítimo, que en medio del mar izó al falso herido y lo trasladó a la Arsenal en la Base Naval.

Mientras, el Coriander o Relámpago se dirigía a tierra, al muelle de Santa Catalina -donde estaban los compañeros y profesores de los alumnos de Arucas-, el barco sufrió una falsa pérdida de combustible, lo que sirvió para poner en marcha otra maniobra, activada por Capitanía Marítima, y en la que participó el buque polivalente Miguel de Cervantes. Este barco y el Meteoro se encargaron de extender barreras de anticontaminación marina para tratar de evitar que los ficticios restos oleosos afectasen al recinto portuario.

Y mientras se reparaba la avería objeto del vertido del barco, un trabajador cayó supuestamente al agua y, entonces, una lancha y nadadores del Meteoro lo rescataron. En realidad era un muñeco con el que se hizo otra práctica de adiestramiento. En el muelle, un furgón policial esperaba a los cuatro detenidos narcotraficantes para su traslado. Los jóvenes bajaron esposados ante la mirada de sus compañeros y los medios de comunicación, finalizando así su aventura.

Los ejercicios continúan hoy en Tenerife, aunque en esta ocasión se centran en el terrorismo marítimo y en el tráfico ilegal de personas, además de en el control de enfermedades infecciosas. En estas maniobras participarán una veintena de organismos. En el buque habrán supuestamente terroristas con armas y narcotraficantes, pero, además, ocho inmigrantes ilegales entre los que se encontrarán dos mujeres con conjuntivitis, tos y vómitos de sangre, por lo que se solicitará un médico. En el compartimento también habrá una persona muerta en la ficción. Y se desplegará de nuevo la coordinación de todos los organismos.

Según Javier Miranda, oficial del Mando Naval de Canarias, aunque en estas costas no hay problemas de terrorismo marítimo, estos adiestramientos se hacen pensando en lo que pueda pasar. Las Islas sí han sufrido la inmigración ilegal y problemas de contaminación marina.

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