Una intervención de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife ha dejado al descubierto la pasada semana un sistema de transporte irregular de comida a medio centenar centros docentes, en el que desde un furgón nodriza se distribuían los alimentos a camionetas de reparto más pequeñas en plena vía pública sin respetar las condiciones higiénicas ni de conservación. Además, la comida para los escolares compartían espacio en el furgón nodriza con contenedores llenos de desechos con destino al vertedero.

El director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Ricardo Redondas Marrero, explicó ayer que durante la actuación policial fue requerida la presencia de un inspector de ese departamento quien adoptó medidas cautelares inmovilizando los alimentos que contenía en ese momento el vehículo intervenido por la Policía Local. Asimismo, Salud Pública inició un segundo procedimiento por el cual se requiere a la empresa distribuidora del catering escolar para que aporte explicaciones respecto a esta actuación en concreto, pero además, este segundo procedimiento sirve para investigar las condiciones en las que esta empresa elabora los diferentes menús y los procedimientos que sigue respecto a la conservación de la cadena de frío, así como las condiciones o protocolo que se sigue con el reparto de estas comidas.

Según fuentes de la investigación, la empresa presunta responsable de los hechos es Newrest.

Sanción

En el caso de que se determinen responsabilidades por negligencia, las sanciones podrían oscilar entre los 3.000 euros, por una sanción de tipo leve, hasta los 600.000 euros si esta se determina como muy grave. No obstante, Redondas Marrero explicó que "las medidas cautelares son proporcionales al riesgo que podría darse y se toman, sobre todo, para proteger a la población". En este sentido, el responsable de Salud Pública indicó que "el expediente aún está en curso, por lo que es pronto para ofrecer valoraciones al respecto". Así, añadió que la empresa debe presentar sus alegaciones y la investigación debe resolver las responsabilidades que conlleve tanto la actuación denunciada como una presunta implicación de la empresa que gestiona el servicio de catering.

La actuación policial se llevó a cabo en las inmediaciones de la carretera de Hoya Fría, en el municipio capitalino, donde los agentes realizaban labores de control de documentación y condiciones de vehículos, dentro de una campaña promovida por la Dirección General de Tráfico. En el transcurso de ese servicio, los agentes observaron el procedimiento de trasvase de mercancía entre dos furgones frigoríficos estacionados en plena vía pública, por lo que los agentes se dirigieron al conductor de uno de estos vehículos.

Según fuentes de la Policía Local, este explicó que era un "procedimiento habitual" en esa empresa de catering.

A tenor de la información recabada por los agentes, el furgón de mayores dimensiones, procedente de Granadilla de Abona -donde esa empresa tiene su base-, estaciona en ese punto a las 07:00 horas a diario y, posteriormente, varias camionetas de reparto acuden hasta allí a lo largo del día para recoger los alimentos y llevarlos a los centros docentes que tienen contratada a esta empresa.

Los menús fueron inmovilizados de inmediato. En varias cajas se almacenaban bolsas de plástico que contenían 30 desayunos, entre los que habían yogures sin refrigerar por lo que su consumo entraña riesgos. Un inspector de Sanidad Municipal verificó que el producto estaba a una temperatura de 19,2 grados cuando no debe sobrepasar los seis grados, según la normativa de transporte de mercancía perecederas.

Respecto a los almuerzos que se guardaban en el furgón nodriza se comprobó que su temperatura era de 43 grados, cuando no deben ser transportados a menos de 65. El personal de la empresa insistió que esta práctica la realizaban todos los días durante el curso escolar.

Precisamente, el furgón nodriza en el que se almacenaba toda la comida tenía apagado el sistema de refrigeración y no se podía arrancar ya que su responsable se había ausentado y tan solo era accesible su zona de carga para que los vehículos de reparto acudieran allí a recoger los alimentos y seguir con su distribución.

En la inspección ocular también se observó que los conductos del refrigerador estaban taponados con bolsas de plástico. En unos contenedores de corcho se guardaban 124 raciones con alimentos preparados como puré de berros, crema de zanahoria y salchichas con tomate, todo en deficientes condiciones de conservación.

Además, al detectarse mal olor en el interior del furgón los agentes policiales pidieron explicaciones al conductor por el contenido de 18 pequeños contenedores que estaban llenos de desechos de comida. Este explicó que fueron retirados varios días antes del catering de una naviera. Permanecía en el furgón en vez de tirarse al vertedero.