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Entrevista

Bethencourt: "No hay nadie que te pueda parar por ser de Canarias"

"Desde el Archipiélago puedes colaborar en proyectos de software libre, lo único que necesitas es Internet", señala el ingeniero informático

Bethencourt: "No hay nadie que te pueda parar por ser de Canarias"

Empezó a despuntar muy pronto en la universidad, ¿no?

Empecé la carrera en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y ya en las Carlos III, en Madrid, los profesores me pidieron que diese alguna charla de los proyectos en los que investigaba, porque los conceptos que enseñaban yo ya los aplicaba en el mundo real.

¿Qué tipo de proyectos?

Cuando estaba en Gran Canaria, hacía videojockeying [mezcla de vídeo en directo al ritmo de la música] para el colectivo Mascero y la productora Klitekture. Tenía experiencia desarrollando software y decidí escribir el mío propio para tener más control en como se mezclan los vídeos. Lo que he hecho siempre es software libre, que es un concepto totalmente diferente a la vieja escuela. Es decir, la filosofía de la licencia obliga a que el software sea abierto, de tal forma que cualquier persona tiene acceso al código fuente, a leerlo, cambiarlo, participar y compartirlo. En eso se basa la idea de Wikipedia, donde todo el mundo tiene acceso para editarlo, trabajar en común y mejorarlo.

¿Esas inquietudes que fue explorando fueron las que le abrieron las puertas para salir al exterior?

Sí. Se trata de ver cómo están hechas las cosas que utilizo en mi ordenador. Nadie te frena para que colabores en proyectos de este tipo, seas de Canarias o de cualquier otro lugar. Lo único que necesitas es tener acceso a Internet. Entrar en grandes compañías como Google o Facebook sí es más difícil si no puedes ir a la oficina a trabajar con ellos mano a mano. Pero si tienes experiencia en software libre y ganas cierto caché, empiezan a llamarte las empresas.

¿Y eso fue precisamente lo que le sucedió a usted?

Exacto. SUN Microsystems fue el primer paso profesional gracias a mi experiencia colaborando en el mundo del software libre. Me contrataron en la oficina de Dublín para ayudarles a generar comunidad alrededor de OpenSolaris. Esto sucedió después de liderar durante dos años Ubuntu Studio. Cuando diseñé mi propio sistema de mezcla de vídeo mi objetivo era compartirlo con la mayor cantidad de gente posible. Me di cuenta de que distribuirlo era otro buen problema y pasé a trabajar en distribuciones, que son como colecciones integradas de software.

Ha trabajado en empresas del sector muy importantes, ¿pensó en algún momento conseguir algo así?

Cuando Oracle compró SUN Microsystems decidieron cerrar Solaris y, como mi filosofía es hacer las cosas en abierto, me marché de la empresa. Luego entré en Collabora como consultor de GStreamer. Así, trabajé con Nokia, Intel, Phillips o Panasonic. Primero lo hice desde la oficina en Barcelona, luego en remoto desde Tenerife, y después desde la oficina en Montreal. Nunca fue el objetivo. Paso a paso se van a abriendo puertas y como son cosas interesantes siempre he tirado hacia delante a por el siguiente reto desafiante.

Antes de desembarcar en Samsung, donde trabaja actualmente, estuvo a punto de fichar por Google.

Sí, estaba cansado de ser consultor, quería más estabilidad, poder centrarme en algo y hacerlo crecer a largo plazo. Les gusté mucho mi perfil y tenían en mente contratarme para unirme al equipo de Google Chrome, pero en ese momento no estaba creciendo la oficina de Montreal. A Reino Unido me mudé para entrar en Samsung. De eso hace año y medio y ahora llevo tresmeses como líder del Grupo Europeo de Software Libre en Samsung R&D.

Esta función la complementa con su participación en conferencias en diferentes países, ¿no le impone exponer ante un auditorio sus conocimientos?

Son congresos de software libre en los que diferentes personas con reconocimiento en la comunidad presentan lo que han estado haciendo en sus proyectos. Algunos congresos en los que he dado charlas son Fosdem, en Bruselas, LinuxCon EU, en Dublin o GStreamer Conference, en San Diego y en Berlín. Al principio tienes un poco de síndrome de impostor y te planteas por qué alguien se va a pasar la siguiente hora escuchándote. Pero una vez que lo haces un par de veces te sueltas y pasa a ser muy divertido.

¿En Canarias ha dado alguna charla?

Sí, hace tres años en el festival Próximos Canarias por mi experiencia forjando una carrera profesional al contribuir al software libre.

Como canario que triunfa en el extranjero tendría mucho que contar.

Querían saber cómo lo hice. El consejo más importante es que no hay nadie que te pare por el hecho de proceder de Canarias. Ser canario no es una limitación. Al crecer en las Islas puedes tener la sensación de que vienes de un lugar apartado y que el resto del mundo es muy grande, pero no es así. Te planteas que por qué te van a dar una oportunidad a ti y no a alguien de California o Tokio. Si tienes esa mentalidad terminas parándote a ti mismo. Hay que aprender que no hay nadie preguntándote cuáles son tus cualificaciones y por qué lo quieres hacer. Lo importante es hacerlo. Y si va mal o bien será así después de haberlo intentado.

Habla de Tokio y California, ¿qué reacciones se encuentra cuándo descubren que usted inició su carrera en Canarias?

Cuando voy a una reunión y descubren que soy canario la reacción es siempre la misma: "¿Qué haces aquí?". Pero no porque se planteen si tienes la capacidad de estar allí, sino porque no estás disfrutando de la vida en Canarias. Pero desgraciadamente no se puede tener todo si uno es ambicioso.

¿Pasa por su mente regresar al Archipiélago?

Trabajar en remoto crea limitaciones y, una vez empiezas a viajar de reto en reto, es difícil parar. La aventura de conocer otros sitios es tentadora, aunque es verdad que la calidad de vida que hay en Canarias es muy difícil encontrarla.

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