¿Qué le parece que el Parlamento canario haya aprobado por unanimidad la propuesta, de la que usted es asesor, para que se investiguen los casos de los niños robados y se declare un crimen contra la humanidad?
Estamos satisfechos porque todos los grupos políticos se han puesto de acuerdo en este asunto. Y por primera vez se aprueba en un Parlamento un texto así, en la misma línea jurídica que el que elaboramos nosotros, conforme a los tratados internacionales de derechos humanos. Hemos tocado muchas puertas, en muchas instituciones, y se han ido dando pasos y ha calado la idea de que estos hechos son insoportables.
Usted ha escrito el libro Robo y tráfico de niños en España
El caso de Canarias fue muy distinto que en la Península, y fue aberrante. Estamos hablando de dos centros de redistribución de neonatos. Así de bruto y así de directo. ¿Qué ocurre? Comparado con Canarias, los robos de niños realizados en maternidades son, por decirlo de alguna manera, trabajos artesanales, por muy conectadas que estuvieran las redes entre sí, y estoy hablando de funcionarios públicos, registradores, matronas, enfermeras y monjas. Pues incluyendo todo eso, los robos en otras regiones son artesanales comparado con lo que ocurrió en las casas cuna de las Palmas y de Tenerife, que dependían de los respectivos cabildos. Creo que en su momento se llegó a ver como algo casi natural, habían llegado a tal nivel de impunidad que estos niños no eran de nadie en teoría, y se convirtió en un tráfico de seres humanos, considerando al niño como un objeto, porque un objeto puede ser transferido y cambiado, e ignorando el derecho internacional de forma contumaz.
.¿Cuántos casos puede haber en Canarias?
Muchísimos. Tenga en cuenta que las casas cuna dejaron de funcionar por ley en 1999 y estamos hablando desde los años cuarenta. En 2014 se quemó un archivo donde había estado la casa cuna en Las Palmas, que contenía cajas con documentación, y lo hizo alguien intencionadamente, con voluntad de hacer desaparecer pruebas fundamentales. Estamos hablando de hace tres días, como quien dice. Yo pedí explicaciones y no me las dieron
¿Qué ocurría en esos centros?
Los niños aparecían en las casas cuna como no inscritos, no registrados biológicamente, y a un niño así es muy fácil de regalar e, incluso, a gente que proviene de otros países, como Alemania. Había tráfico de niños. Me atengo a los testimonios y hay documentos que prueban que hubo manipulación intencionada de documento público, de partidas de nacimiento, de defunción, bautizos dobles y triples en la misma persona, o sea, cosas aberrantes.
¿Robaban niños a las madres?
En las casas cuna, que llevaban las Hijas de la Caridad San Vicente de Paúl, había entrega de niños muy pequeños, porque en algunos casos las madres eran muy jóvenes y no podías atenderlos, o eran familias sin recursos, desestructuradas, que confiaban sus niños a la custodia de la administración, en este caso los cabildos, para que garantizara que los niños quedasen vigilados y cuidados, pero no que se les cambiase el nombre ni que desaparecieran. Era un centro de acogida y se convirtió en un centro de distribución de niños. En una revista de la época, hecha para los benefactores de las casas cuna, aparecen unos listados de niños como entregados, se llamaban así a las adopciones ilegales, y es pavoroso porque en qué garantías, a quiénes se entregaban, a cambio de qué. Estamos hablando de una institución que tenía rango de centro de acogida con obligaciones de custodia. Su obligación era protegerlos, educarlos y darles un futuro.
¿También se robaba niños de los hospitales diciéndoles que estaban muertos?
Esa es otra variante, que también ha sucedido en Canarias, pero no es el núcleo fundamental, aunque indudablemente complica más las cosas. En las casas cuna no tenían ningún derecho a todos esos mejunjes y los casos más notorios eran los neonatos. Incluso hubo lo que se llamaban los núcleos de renovación de niños, y cuando llegaban a tener 12 ó 15 años y no habían sido entregados se los ponía en la calle sin documentación. Ahí entramos en el capítulo más negro del tema.
¿Había una red vinculada a la Península?
Ha habido intercambios y una señora que estuvo actuando en el Jardín Infancia (casa cuna) de la Sagrada Familia de Santa Cruz de Tenerife viajaba a menudo a Bilbao, donde estaba uno de los núcleos más importantes del robo de niños. Hay muchas idas y venidas mosqueantes. También hay formas de comunicarse que son sospechosas, como que una monja pudiese viajar con niños recién nacidos y nadie le dijese ninguna palabra sin aportar la identidad biológica, o hay personas embarazadas de Tenerife que dan a luz en Bilbao. Hay un nexo y se puede comprobar qué ha pasado.
¿Por qué no ha actuado el ministerio público investigando?
Ha habido un comportamiento un poco extraño por parte del ministerio publico. Yo he aportado indicios probatorios para que actúe. Y ahora estoy intentando que salgan adelante los acuerdos suscritos con la dos universidades canarias, que están muy interesadas en darle un marco académico a la investigación, más enfocada a buscar las raíces de lo que ocurrió de forma académica, y entonces se puede ir al ámbito jurídico con hechos probados. Bucear y enlazar todo lo significativo en esa masa documental es un trabajo de equinos. Pero estamos esperando por los cabildos, porque requiere apoyo económico.
