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Entrevista con el presidente del Gobierno de Canarias

"El desbloqueo a la inversión con la ley del suelo generará más de 15.000 empleos"

Fernando Clavijo Batlle. Andrés Cruz

Un año ya tras ganar las elecciones y un año de legislatura casi, ¿hasta cuando el buen rollito?

Bueno, creo que el buen rollito es una forma de ser. No tiene ni un comienzo ni un fin. Es una actitud frente a las situaciones, a la vida, a las adversidades, a las cosas buenas y a la malas. Es una forma de ser que tengo. Claro que uno tiene carácter y cuando tiene que ponerse serio se pone, pero siempre sin perder las formas.

Parece que ese carácter no acaba de salir. Ni con los detractores de la ley del suelo ni con los del reparto del ITE. Da la sensación de que peca mucho de buscar el consenso y que en eso el Gobierno pierde fuerza.

En el caso de la ley del suelo ha estado en exposición pública, se van a contestar las alegaciones que se han hecho y se va a meter en el Parlamento. No se ha frenado el proceso. Y en el caso del ITE tenemos el decreto ya casi ultimado. Hemos dado borradores, borradores y borradores, pero la realidad es que vamos a tener la orden en los primeros días de junio.

¿Se ha pecado de buscar demasiado el consenso?

Eso no es un pecado. Es una virtud, siempre y cuando no retrase. Te tienes que dar tiempo para mejorar las cosas, para que maduren. Lo que no puedes es quedarte inmovilizado. Y desde luego el consenso y la búsqueda del acuerdo es fantástico, pero no es lo mismo que la unanimidad. Que uno o dos no quieran el consenso no quiere decir que se paralice. Es cierto que la búsqueda del consenso y el buen rollo hay quien lo puede interpretar como una debilidad, como una oportunidad para bloquear, pero a lo mejor son personas con un alto ego. Nosotros vamos a seguir trabajando con paso firme, enriqueciendo y mejorando todo.

La obsesión por el consenso puede llevar a la paralización

Estoy de acuerdo, puede ser un riesgo.

La ley del suelo podría haber ido directamente al Parlamento sin tanta labor de pedagogía como están haciendo. Igual que, por ejemplo, hizo con la primera moratoria uno de los principales opositores de esta ley, Román Rodríguez.

Sí, y la llevó al final del mandato. Y fíjese que curioso, aquel que pide ahora diálogo, consenso, transparencia y participación, cuando tuvo la oportunidad desde la acción de lo público de aplicar eso que él pide ahora no lo hizo. Para nosotros es una oportunidad de dar a entender la ley, que es complicada; segundo, de tratar de mejorarla, porque lo que nos mueve es tratar de tener una ley que dé seguridad jurídica, que sea respetuosa con el medio ambiente, que permita el desarrollo de la actividad económica. Es una oportunidad y estos dos o tres meses que hemos invertido en ir por ahí explicando la ley a todos los sectores ha sido una inversión. El texto va a ser mejor. Lo que no estamos dispuestos es a paralizar un proyecto que es vital para la generación de empleo en Canarias

Los empresarios han afeado la labor de los gobiernos sobre el Plan Juncker. Aseguran que a Canarias no va llegar un céntimo por culpa, precisamente, de los largos tiempos que se invierten para que la administración apruebe un proyecto. ¿Es en eso en lo que incide la ley del suelo?

La ley servirá para que aquellos promotores que tienen interés en desarrollar un proyecto lo puedan hacer en un tiempo razonable y prudencial. Y de ahí puede venir dinero del Banco Europeo de Inversiones, de fondos de inversión o de entidades financieras que crean en un proyecto. La ley viene a facilitar eso. Ahora mismo tenemos del orden de 1.000 millones de euros parados en proyectos por obstáculos administrativos y burocráticos.

¿Mil millones? ¿Y eso lo va a desbloquear la ley del suelo?

Se va a facilitar, sin consumir más suelo, que es un poco lo que demagógicamente algunos quieren criticar. Sin consumir suelo.

¿Cómo se traducen esos 1.000 millones en empleo?

Lo tenemos cifrado en Producto Interior Bruto y pueden ser un par de décimas, con lo cual podemos estar hablando perfectamente de entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo. Algunos durante la ejecución y luego, otros, con el mantenimiento.

¿Entiende la oposición del expresidente Paulino Rivero a esta ley y que se prestase a firmar un manifiesto impulsado por los grupos de izquierda y sindicatos? ¿Que le diría si tuviera ocasión de hablar con él cara a cara?

Cada uno es responsable de lo que firma. No voy a entrar a juzgar a nadie. Yo sí creo en la coherencia e intento practicarla. Si lo tuviera cara a cara haría lo mismo que he hecho con muchísimos grupos y colectivos que han querido que se les explique el anteproyecto; explicarle que la ley recoge la filosofía de las directrices [de ordenación del turismo de Canarias], que prima la conservación y protección del suelo y que agiliza la gestión del suelo para evitar tener que seguir habilitando puertas traseras que permitan desbloquear proyectos [en referencia al Comité de Inversiones Estratégicas aprobado por el anterior Gobierno].

Hablando de detractores de esta ley, ¿cree que esta será una legislatura perdida para Gran Canaria por la continua posición contraria al Gobierno de Antonio Morales?

Por lo menos para mí no lo va a ser. Él tendrá que responder ante los ciudadanos de Gran Canaria, los que le votaron y los que no. Para mí no lo será. Si hay algo que caracteriza mi forma de ser es que cada día es un día más, no un día menos. Nosotros vamos con una hoja de ruta muy marcada, con muchas intenciones de hacer cosas porque hay mucho que cambiar, y siendo muy conscientes del momento que nos está tocando vivir. Ahora es cuando hay que hacer los cambios estructurales y nosotros vamos a seguir a piñón fijo. Y me voy a preocupar de Gran Canaria exactamente igual que del resto de las islas. Voy a tratar por todos los medios que toda la acción del Gobierno en Gran Canaria vaya orientada a generar empleo y sobre todo a dar sostenibilidad a nuestro Estado de bienestar. Yo siempre intento buscar el punto de encuentro, hay otros que lo que buscan es el punto de desencuentro, pero por eso yo no voy cambiar. No voy a dejar de colaborar, no voy a dejar de preocuparme, de recibir a gente de Gran Canaria, colectivos, empresarios, ong... Voy a seguir con ese trabajo porque hay mucho que hacer.

Y en Gran Canaria, insisto, ¿será una legislatura perdida?

No lo sé, tendrá que responder el presidente del Cabildo. Yo he intentado en tres ocasiones limar esas asperezas. Por parte de él, porque yo no tengo ninguna. Sí es evidente que hay una estrategia, o igual es la forma de ser de Antonio Morales, de oponerse frontalmente a todo lo que el Gobierno hace. Él sabrá.

¿Cree que en Tenerife están siendo más listos para captar grandes inversiones?

No. Los grandes empresarios actúan en todas las islas, con lo cual son los mismos en Tenerife que en Gran Canaria.

Hombre, cuando Vueling se propone abrir un centro de operaciones en Tenerife y no en Gran Canaria habrá sido porque el cabildo de esa isla habrá hecho alguna labor.

Claro. Ha hecho su labor, lo ha facilitado. Igual que con Enagás, que se va a instalar en el puerto de Granadilla. Cada cabildo tiene su estrategia. Es evidente que con Carlos Alonso tengo más afinidad que con Antonio Morales, pero eso no quita para que la relación entre las dos instituciones tengan que verse afectada y que podamos sentarnos en una mesa y llegar a acuerdos.

Usted ha anunciado que desde el Gobierno se están negociando grandes inversiones industriales para Canarias ¿cuáles son?

Bueno, se está en negociaciones. Está Promoción Económica [Proexca], estamos Pedro Ortega y yo teniendo reuniones con distintos embajadores, Cámaras de Comercio y bueno, estamos tratando de hacer ver la oportunidad que es Canarias para aquellos que quieren invertir. Hasta que no cristalicen... Uno de esos proyectos es Vueling, que el próximo 1 de junio se presentará, pero a medida que se vayan cristalizando los otros lo diremos.

¿Hay interés en invertir en Canarias?

Sí, lo hay, y también un gran desconocimiento de nuestro régimen económico fiscal en Europa. Es una tarea que no hemos hecho bien en el pasado y que estamos tratando de corregir.

En la hoja de ruta del Gobierno una traba importante es la situación de bloqueo del Gobierno central, que paraliza a su vez la negociación de la actualización de los aspectos económicos del REF, el sistema de financiación autonómica, el convenio de carreteras, el de obras hidráulicas ? ¿en qué condiciona a su Gobierno esa situación?

Nosotros hemos optado, como filosofía, por dejar de quejarnos. Es decir, vamos a dejar de quejarnos de que no nos atienden, de que los problemas nos los tienen que solucionar otros, y vamos nosotros a solucionar los problemas que tenemos que solucionar. Y vamos a seguir en ese empeño. Si se resolviese lo que usted dice iríamos como un avión. Son obstáculos que tenemos que sortear, en la medida que los sorteemos avanzaremos. ¿Que no es todo lo rápido que nos gustaría? Qué duda cabe que si tuviéramos 700 millones de euros más nuestra educación, nuestra sanidad, irían mucho mejor; o que si los empresarios tuviesen ya cerrados los aspectos económicos del REF tendrían mucha más competitividad y se crearían más empresas; que si tuviéramos los 200 y pico millones cada año para el convenio de carreteras tendríamos más empleo en la construcción. Pero no nos vamos a quedar quietos ni parados.

Sin esos 700 millones de déficit anual sus propósitos son complicados.

¿Y quién dijo que esto era fácil? No es fácil, claro que no. Requiere mucha energía, mucho desgaste, mucho esfuerzo. Pero esto es voluntario. Si no estuviésemos dispuestos a sacrificar eso por nuestros hijos, por nuestra tierra, lo mejor que podemos hacer es dar un paso a un lado y dejar el puesto a otro que sí esté dispuesto a hacer ese sacrificio.

En relación con la tarifa plana aérea sí que le ha sacado el colmillo a Fomento. En principio parece una promesa electoralista si tenemos en cuenta que es una medida que se ha negado a las Islas durante casi toda la legislatura porque el desarrollo del AVE necesitaba fondos, pero la pasada semana en Madrid, por primera vez, la ministra Pastor admitió que había que compensar a los canarios, precisamente, por la inversión hecha en el AVE.

La tarifa plana en Canarias, tal y como se plantea, es imposible. Sí puede ser en un trayecto fijo. ¿Por qué? Porque el trayecto de Tenerife a El Hierro es distinto que el de Tenerife y Gran Canaria, con lo cual de lo que se habla es de intervenir y fijar un precio determinado para cada ruta en función de la distancia. Pero eso puede tener cierto rechazo en Europa. Lo que yo le trasladé a Pastor es que si hay voluntad de hacerlo, y lo que perseguimos es que los canarios podamos movernos entre las islas a precios razonables equiparables a los de la Península, pues que suba la subvención.

Tan inviable es una cosa como la otra con un Gobierno en funciones y en medio de un proceso electoral.

Son 35 millones de euros más.

¿Ahora que Europa advierte que hay que recortar 8.000 millones más?

Que los recorte del AVE. Es que de lo que no podemos hablar es de meter en los últimos ocho años más de 40.000 millones de euros en trenes de alta velocidad y estar regateando 35 millones para que los canarios nos movamos por las islas en condiciones. Porque los canarios no vemos ni un euro de eso, ni uno solo. El 80% del presupuesto de Fomento se va en los trenes de alta velocidad y en el déficit de Renfe. Y nosotros no vemos nada. Me alegro que la ministra, con la cual tengo que decir que cada vez que hemos llegado a algún acuerdo lo ha cumplido, ahora lo reconozca. Si quiere, puede hacerlo ya, sin pedir permisos. Sólo tiene que autorizar el gasto.

¿Cuál es su opinión sobre la situación de bloqueo para formar Gobierno en España?

Es un fracaso colectivo. Me preocupa, primero, que los interlocutores que fracasaron en el entendimiento y en la articulación de un Gobierno, en un momento de extrema dificultad de este país, sean los mismos que después de las elecciones van a tener que volver a sentarse. Ahí los ciudadanos van a tener que valorar quiénes intentaron solucionar los problemas y propiciar un gobierno y darle estabilidad a este país y quiénes se dedicaron a atrincherarse en sus líneas rojas y a no posibilitar ningún tipo de acuerdo. Me da la sensación de que todos los sondeos demoscópicos, más allá de que si la suma de Podemos e Izquierda Unida supera o no al PSOE, van a arrojar un escenario muy parecido a ahora y donde va a ser necesario dialogar. Pero no veo, ni en la campaña, ni en los inicios de la campaña ni en los programas, actitudes que nos digan a los ciudadanos que eso va a ser posible el día después del 26-J.

¿Tenían que haber dado un paso al lado esos líderes que fueron incapaces de un acuerdo?

O por lo menos haber hecho propósito de enmienda ¿no?

Lo que sí parece claro en estas elecciones es la polarización del voto. En ese escenario ¿cómo quedan los nacionalismos?, ¿cuál es su papel y particularmente el de CC?

Estas elecciones se han convertido en unas elecciones presidencialistas. Sin haber cambiado la ley orgánica electoral al final nos hemos encontrado con la situación de unas elecciones en las que la gente solo ve cuatro candidatos. No ve el resto, pese a la gente aquí, en Canarias, no vota a Rajoy o a Pablo Iglesias, aquí vota a Meri Pita o a Chano Franquis. Por otra parte, esto se ha convertido en una segunda vuelta, porque es lo que es, y ahí los nacionalista tenemos que conseguir que la gente entienda que ahora, en un Congreso de los Diputados fragmentado, aquellas Comunidades Autónomas que tradicionalmente hemos sido castigadas presupuestariamente tenemos una oportunidad de hacernos oír. En estos últimos cuatro meses Ana Oramas ha sacado a nuestro único escaño un gran rendimiento. Primero, porque los asuntos de Canarias han sido expuestos en la tribuna solo por Ana Oramas; segundo, porque ha sabido articular acuerdos y propuestas con el único candidato que designó el Rey para ser presidente, pero también con otras fuerzas políticas donde hemos podido colocar los asuntos de Canarias al máximo nivel. Con lo cual, para mí, que no soy objetivo, creo que [la campaña electoral] es una oportunidad si hacemos las cosas bien. Nos gustaría que eso calara. Cuando no ha calado tanto es porque no lo hemos hecho bien en el pasado.

Recuperar el espacio que llegaron a tener en el Congreso, con cuatro diputados, ¿es imposible?

Llegamos a tener cuatro, los dejamos de tener cuando nos dividimos en Gran Canaria. Eso en el futuro podrá cambiar o no, pero también hace seis años parecía impensable que pudieran aparecer partidos como Ciudadanos y Podemos y ahí están.

¿Votar a CC en Gran Canaria es un voto tirado a la papelera?

Yo creo que no. Creo que manifiesta una voluntad de independencia. Creo que votar a partidos estatalistas, cuyos diputados van a hacer lo que les digan en Madrid y que cuando se hable de la financiación autonómica evidentemente los del PSOE van a beneficiar a Andalucía y no a Canarias y los del PP van a beneficiar a Galicia o a Madrid y no a Canarias, sí es tirar el voto a la basura. No lo es el voto a una opción nacionalista. Tenemos un ejemplo claro, Oramas llevó el tema de la financiación autonómica al Congreso y el PP votó en contra de beneficiar a Canarias y Podemos se abstuvo cuando en la Cámara regional, días antes, habían votado a favor.

A usted de todas formas, particularmente, la opción de Podemos no le gusta.

No, a mí no. Yo creo que si realmente de lo que estamos hablando es de una opción, que como estamos viendo, apuesta porque las personas mayores no puedan cobrar la jubilación porque van a quebrar el sistema, que apuesta por la separación del Estado, que están apostando por actitudes violentas, por ensalzar figuras que han tenido que ver con el terrorismo, claro que no me gusta. No les daré mi apoyo nunca. Ni yo, ni creo que mi formación política. Es evidente. Estoy en contra de que Otegui haya ido al Parlamento catalán, estoy en contra de que haya ido a Europa. Son cosas que van en contra, no ya de mis valores políticos, sino de mis principios como persona. Eso yo no lo apoyaré nunca y prefiero irme antes.

Tampoco le gustan a usted mucho los representantes de Podemos en el Parlamento de Canarias. Cuando tiene que darle alguna réplica en los plenos lo hace con cierta desgana.

Con desgana no, al contrario, le pongo más ganas. Hombre, yo procuro adecuar las respuestas a las preguntas y cuando en las preguntas se me hacen juicios de valor, colocando etiquetas o inclusive diciendo falsedades o imprecisiones, yo me veo en la obligación de evidenciar ese tipo de actitudes. Pero bueno, eso me puede pasar también con el PP o con Nueva Canarias.

¿Están los miembros del Parlamento de Canarias a la altura de las circunstancias?

No puedo juzgarlos. Creo que en general los partidos políticos no hemos estado a la altura de las circunstancias del país. Pero no me atrevo a juzgar a los compañeros del Parlamento porque no soy nadie para hacerlo.

¿Ni siquiera cuando la portavoz de Podemos, Noemí Santana, le acusa de machismo en la Cámara?

Pero ¿por qué?...

Eso pregunto...

Pues porque cuando tienes un discurso y yo lo que hago es ponerlo ante un espejo y evidenciar que lo que dices no obedece a lo que luego haces, molesta. Entiendo que eso no es ser machista, por mucho que ellos quieran colocarme la etiqueta. Soy, creo, muy correcto. No le falto al respeto a nadie, pero cuando intervengo y defiendo lo que creo... Por ejemplo, se nos intenta colocar la etiqueta de que somos el partido del cemento y del piche, pues, claro, tengo que evidenciar que ellos llevan meses pidiendo y castigando al Gobierno de Canarias por la carretera de La Aldea. 'Mire, sea usted coherente con su discurso: ¿el piche es bueno si yo lo pido y malo el que tu pones?' O cuando tratan de presuntos delincuentes a todos los empresarios que dotan RIC [Reserva de Inversiones de Canarias]... Pues eso denota un desconocimiento absoluto de lo que es la RIC. Eso es lo que le evidencio a ella o a Márquez o a cualquier otro diputado. Creo que acudir a esos tópicos de tildarme de machista cuando lo que hago es señalar tus imprecisiones denota también ciertas viejas maneras: si al final no puedo ganar el debate me victimizo para intentar generar empatía.

¿La política del populismo?

Creo que de la incoherencia. Yo no distingo entre vieja y nueva política, distingo entre buena y mala política. Claro que ahora ellos lo tienen muy complicado yendo con Izquierda Unida, que era la casta y lo peor del sistema hasta que les ha interesado.

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