La aparición de grupos yihadistas en países como Francia o Bélgica revela una crisis de valores que lleva al radicalismo islamista como vía de lucha contra el sistema no solo a quienes pasan miseria en el mundo árabe, sino a gente de todo el mundo, según se puso de manifiesto este viernes en Casa África.

En el marco de una jornada organizada por ese organismo diplomático bajo el título La yihad en África: los radicalismos en el continente y su enfoque desde España, fue el profesor universitario senegalés Bakary Sambe, director del Centro Africano para los Estudios de Paz Instituto Timbuktu de Dakar, quien expuso esa tesis.

Desde una experiencia de años investigando las raíces de los movimientos violentos que existen en el continente, dicho especialista abogó por cambiar la óptica al tratar de afrontar la propagación de ideologías radicales sustentadas en el islamismo, porque, a diferencia de lo que se suele pensar, es un fenómeno que va más allá de los países donde esa religión es mayoritaria.

"Durante mucho tiempo se ha intentado analizar el fenómeno de la radicalización y del terrorismo como un producto de la miseria y de la pobreza solamente, pero pasan más cosas también en el mundo" que contribuyen a su extensión, manifestó al respecto. A ello añadió que "el Islam actualmente se ha convertido en una especie de sindicato general de los desfavorecidos del planeta, porque, después de la desaparición de las ideologías de izquierda, como el comunismo y el maoísmo, las nuevas generaciones han incorporado el Islam como una forma de oponerse al sistema capitalista y a la hegemonía occidental".

"Por eso en las propias sociedades occidentales hay jóvenes que tienen de todo, con familia, con educación y que, sin embargo, se quejan y se van a Siria; y, si hubiera otras causas por las que luchar, a lo mejor las adoptarían", opinó Bakary Sambe. Este experto senegalés insistió en que, en un contexto de "dominio íntegro del capitalismo y hegemonía de las potencias occidentales", se ha fraguado "una verdadera crisis" de valores en medio de la cual "el Islam parece ser una vía para luchar contra todo eso para algunos jóvenes, incluidos occidentales que no encuentran su sitio en esta sociedad".

Por ello, sostuvo que "Europa se encuentra frente a una responsabilidad histórica" en el intento de atajar el radicalismo islámico y debe cooperar ayudando a que la población de los países africanos donde avanza ese fenómeno tenga mejores expectativas de futuro, contribuyendo a su desarrollo, pero también enfrentando a quienes propugnan el rechazo a los extranjeros en su territorio. Ya que "Europa no puede enseñar la tolerancia, los Derechos Humanos y la democracia en otros países y ser un mal ejemplo en la aplicación de esos valores", ha argumentado el experto senegalés.

Preguntado por qué posibilidades reales hay de acabar con la propagación de violencia islamista por África, Bakary Sambe ha destacado que "no hay una solución milagrosa" para el problema, que se agrava por la pobreza que lleva a abrazar esa causa a quienes no ven futuro y encuentran en ella promesas de paraíso o dinero y por la falta de control del flujo de terroristas en muchas zonas.

Lugares como los países situados en la zona de El Sahel, al sur del Sáhara, ya que este "nunca ha sido una frontera infranqueable" y eso facilita que sirva como canal de expansión del fenómeno y terreno para que los violentos puedan entrenarse y preparar sus actividades, precisó. No obstante, aclaró que entiende que se puede luchar contra ese problema y ha considerado que, en lo referente a su presencia en África, esa es una tarea que "concierne a Europa y especialmente a España, que es la puerta de Europa".

Esa proximidad es la que ha llevado precisamente a España a asumir el mando de la misión de adiestramiento que la Unión Europea lleva a cabo en Mali, donde tiene un contingente de 700 personas que asesoran a sus políticos, militares y fuerzas de seguridad, según recordó otro de los ponentes de la jornada, el general Alfonso García-Vaquero.

Como máxima autoridad de dicha misión durante cerca de un año, de octubre de 2014 a julio de 2015, el general señaló que "la lucha contra el terrorismo va hacia delante", aunque "poquito a poco", y que, pese a que "nadie está libre hoy de la amenaza terrorista", tanto en Canarias como en España, en general "los niveles de seguridad son muy altos" por la labor del ejército y la policía.