Dos jóvenes que se aprestan a cruzar la terraza del Café Atlántico en dirección a la Plaza de la Candelaria se topan de repente con una aglomeración de personas que, móvil en mano, sacan fotos a alguien que está sentado en una mesa de la terraza. No muestran el menor interés por el partido de la selección española, que se emite en una televisión del Café, pero sí por saber quién es esa persona que ha concitado tanta atención.

¿Será una estrella del cine, ahora que vienen tantas a Tenerife? ¿Será una celebrity? "Anda, mira, pero si es Rajoy", le dice un joven al otro. "Qué va a ser Rajoy...", le contesta el amigo. "Pues sí, es el presidente", puntualiza éste último cuando se percata de que efectivamente es él en persona, vestido con camisa blanca y sin corbata. El presidente en funciones del Gobierno español había pedido expresamente el jueves ver el encuentro de fútbol de la Eurocopa de Francia en un bar de Santa Cruz de Tenerife. Apenas hubo tiempo para preparar una visita que estaba al margen de la agenda oficial, contó el dueño del local, estresado ante tanto ajetreo.

Rajoy había llegado al filo de las 17:00 horas al aeropuerto de Los Rodeos para celebrar este sábado varios actos de campaña electoral del PP en Tenerife y Gran Canaria. Se fue al Mencey, hizo un poco de ejercicio en la cinta del gimnasio del hotel, se duchó y se presentó exactamente a las 20:04 en el Café Atlántico cuando La Roja ya había empezado el partido ante Turquía.

"¡Bienvenido presidente!", le gritaron varios presentes cuando lo vieron llegar. En la terraza le esperaba un nutrido grupo de representantes del PP de Tenerife, entre otros el presidente regional, Asier Antona; el líder insular, Manuel Domínguez; la candidata número uno al Congreso por la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Ana Zurita; el candidato al Senado por la Isla, Antonio Alarcó... El líder de la formación de la gaviota saludó y se sentó rápidamente para seguir las evoluciones de los jugadores de Vicente del Bosque.

Disfrutar

Apenas iniciado el choque y entre un despliegue de seguridad convenientemente disimulado para no llamar la atención, de repente empezaron algunos cánticos como "Yo soy español, español, español...". Pero Rajoy estaba concentrado con el encuentro de La Roja ante Turquía. Ana Zurita, de hecho, reveló que lo vivió con mucho nerviosismo e intensidad. "Estaba muy concentrado y nervioso. Apenas hablamos de política, sino de fútbol. Quería pasar un rato agradable con toda la familia del PP de Tenerife para el sábado centrarse en los actos de campaña", aseguró la candidata al Congreso.

Zurita lo vio muy de cerca porque estaba justo a la vera de Rajoy. En la mesa, los camareros empezaron a servir montaditos y tapas. Al presidente le debió gustar especialmente el almogrote porque untó varias rebanadas de pan tostado con este manjar gomero. Entonces llegó el primer gol de España, obra de Morata. Muchos saltaron menos Rajoy, que lo celebró aplaudiendo, con un entusiasmo contenido muy propio de él. Detrás, los curiosos seguían haciéndole fotos con los móviles, mientras entre las mesas y en los alrededores del Atlántico se veía cómo el personal de seguridad no quitaba ojo de todo el que se movía, especialmente el que intentaba acercarse al presidente en funciones. Se mostró amable con todo aquel que se acercaba a saludarlo.

En el descanso, Rajoy aprovechó para darse un baño de multitud. Posó con todo el que se puso al lado y hasta aceptó el regalo de una mujer: una bufanda de la selección, que se puso sin pensárselo dos veces. La mujer se llama Laura y contó con la ayuda de la seguridad del presidente. "Uno de los miembros de la seguridad hasta me acompañó a donde se encontraba no sin antes mirar qué le iba a regalar. Cuando vio que era una bufanda de España, no me puso el menor inconveniente. ¡Y se la puso!", aseguró la joven.

"Esto es un equipazo", señaló Mariano Rajoy entre foto y foto, para aclarar que se refería a La Roja y, también, al PP de Tenerife. Antonio Alarcó, candidato al Senado, no se apartaba de su lado ni un momento y posaba radiante con su líder en cada imagen que les sacaban. Por una tarde no hubo proclamas, ni ataques a sus adversarios, ni la típica retahíla de promesas... Rajoy sólo quería disfrutar del fútbol. Y la selección le dio tres goles.