¿Cómo ve la realidad sociopolítica actualmente?
El capitalismo está dispuesto a morir matando de una manera brutal y lo que nos espera en los próximos años es peor. Estamos en un agotamiento de un ciclo histórico y se trata de dar el paso a uno nuevo, pero hay mucha resistencia.
Usted es un candidato incombustible, intente hacer memoria, ¿cuántas veces se ha presentado a procesos electorales?
Es difícil calcularlo, más de quince. Me he presentado en todas las campañas municipales, regionales, generales, en unas ocasiones en coalición o solo como partido, sobre todo en los últimos años. Fui concejal en Santa Lucía desde 1979 a 1983 cuando rompimos con el Partido Eurocomunista de España, sacamos dos concejales en Santa Lucía, dos en Ingenio y uno en Teror. Después estuve con Unión del Pueblo Canario, con Fernando Sagaseta y Andrés Alvarado, entre otros. Fuimos fundadores de Izquierda Unida y nos echó Anguita porque éramos demasiado rojos y luego el partido ha seguido su propia trayectoria. Las elecciones son una batalla política más.
Es la primera vez que se repiten las elecciones generales.
El capitalismo español tiene una seria crisis en la cúspide. La crisis en la base material, que fue la crisis capitalista del año 2007, se ha trasladado a una crisis en la superestructura del sistema, con una crisis en los partidos, en la monarquía y en la unidad territorial. Pensábamos que el bloque de clases dominante, el poder económico, iba a ser capaz de forzar un acuerdo con los resultados del 20 de diciembre. Lo intentaron y no lo consiguieron, lo cual es expresión de la profundidad de la crisis. En otro momento habrían tenido la autoridad suficiente para imponer un gobierno de cualquier cosa.
¿Habrá terceras elecciones?
Si se diera ese escenario estaríamos en una auténtica quiebra de los mecanismos de legitimación del sistema. Ninguna de las fuerzas que está pujando por ser gobierno o formar parte de un gobierno está contra el capitalismo. Todos los partidos ofrecen soluciones dentro del capitalismo, lo cual es una estafa, porque no hay soluciones para la mayoría social ni para los trabajadores dentro del capitalismo. Lo que va a haber es más explotación, salarios más bajos, más precariedad en el empleo, menos democracia y menos libertades.
¿Por qué su mensaje no cala?
El anticomunismo es un latiguillo no importa con qué pretexto. Hay una campaña sistemática y una manipulación histórica de las experiencias comunistas.
¿Qué ofrece el PCPC en su programa para las Islas?
Tenemos un duro combate contra el insularismo y las posiciones que dividen al pueblo canario. Hay una estrategia histórica de dividirnos en islas para que el pueblo no se una a favor de sus intereses. La unidad del pueblo canario es indispensable para la lucha obrera.
¿Cree que la lucha obrera está adormecida?
Está en un momento complicado por los retrocesos en el terreno sindical, pero la lucha obrera sigue. Hay ejemplos como el de los trabajadores de Coca-Cola, que lucharon contra un ERE y lo ganaron, y los empleados de Maya, en Las Palmas de Gran Canaria, que, tras dos años de protestas, arrancaron al empresario una indemnización que no quería pagar. El fenómeno del 15-M fue un invento y una estrategia para desactivar la lucha obrera. Antes había huelgas generales, pero después crearon marchas de la dignidad, mareas y otras cosas, pero no huelgas generales. El 15-M eclipsó la lucha obrera. Es una estrategia premeditada para favorecer a la pequeña y mediana burguesía muy perjudicada en la crisis. Los trabajadores y la lucha sindical quedan relegados y eso fue una estrategia exitosa de ese bloque dominante formado por los centros intelectuales del poder, los tanques pensantes de las clases dominantes.
¿Podemos es comunista?
No, es parte del juego. Les llamo engañaobreros, porque es un partido destinado a engañar a la clase obrera, que se hace la ilusión de que con las ideas de Podemos va a vivir mejor en el capitalismo. Fue lo mismo de Syriza en Grecia y el Frente de Izquierda en Francia.
Usted ha vivido incontables campañas, ¿las elecciones tienen sentido?
Tienen sentido para el poder, ya que con las elecciones aunque participe un 30% eso a las clases dominantes les vale porque dicen que el pueblo votó y que esto es la democracia. Pero no estamos en un sistema democrático, sino en la dictadura del capital, que hoy llega a unos niveles extremos.
¿Cómo se financia el PCPC?
Nos movemos con cuotas. No nos ha subvencionado nadie. Somos un partido que milita todo el año, no intensificamos nuestro trabajo en elecciones. Colaboramos con la Casa del Niño, la rehabilitación de Las Rehoyas y con los portuarios, entre otros colectivos. Trabajamos con células de seis o siete militantes, una táctica de Lenin.
¿Por qué no se unieron a la coalición Unidos Podemos?
Porque hay una diferencia política e ideológica grande. Ellos no cuestionan la Unión Europea como proyecto imperialista que definimos nosotros. No cuestionan que dentro del capitalismo ya no hay margen de maniobra para la clase obrera y tampoco cuestionan la OTAN. Nosotros podemos hacer acuerdos con organizaciones revolucionarias, pero no con partidos cuyo límite es gestionar el sistema capitalista. Ellos están prometiendo que sin derrotar el sistema capitalista van a poder resolver el problema del desempleo y eso es una gran mentira. Habrá un trabajo cada día peor pagado, más precario y con trabajadores pobres.
¿Cuál es el pacto en Madrid menos malo para Canarias?
Cualquiera de ellos no va a resolver nada al pueblo canario. Van a seguir con la militarización de Canarias y con el modelo dependiente del turismo.
¿Es viable nacionalizar algún sector económico en las Islas?
Es viable nacionalizarlos todos. Hay que nacionalizar los grandes sectores, si no nacionalizamos el crédito es imposible hacer otro proyecto de sociedad.
En los comicios de diciembre su partido cosechó 1.711 votos, ¿cómo lo valora?
Sí, bajamos por la irrupción de Podemos, que crea un elemento de ilusión. En Canarias tenemos un sustrato importante de los tiempos de la Unión del Pueblo Canario.
¿Nunca se ha sentido frustrado al no ser apoyado por el electorado?
No, porque yo no puedo vivir en el capitalismo. Este sistema me irrita todos los días. No puedo ver la injusticia, una detrás de otra.
Va a seguir luchando...
Sí, soy un corredor de fondo. Nuestro objetivo es el socialismo, el poder para los trabajadores.
¿No ha pensado renunciar?
No me puedo permitir renunciar por mi propia coherencia personal. Si abandono, sería una traición a mis convicciones.
