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Coalición lamenta que NC sacrifique la agenda canaria por su apoyo a Sánchez

CC considera que Quevedo tiene la posibilidad de "sacar provecho" de su posición para obligar al posible Gobierno del PP a que cumpla con las Islas

Los resultados de las nuevas elecciones generales en España están dejando un importante reguero de consecuencias imprevistas en la política del país, entre ellas la de haber acabado, al menos por un largo periodo de tiempo, con cualquier posibilidad de una reunificación del nacionalismo canario, representado por CC y NC. Por el contrario, en el contexto del debate sobre qué papel jugar en la política estatal, ambas formaciones parecen encaminadas a un mayor distanciamiento entre ellas, quizá no tanto en la formulación de sus objetivos en Madrid, como en las estrategias o tácticas a seguir a corto y medio plazo.

La victoria del PP con mayor diferencia respecto al PSOE que en diciembre y la imposibilidad de que pueda volver a intentarse una mayoría alternativa a la conservadora, coloca a los dos partidos isleños en disyuntivas totalmente diferentes a la que tenían hace unos meses, cuando tanto Ana Oramas, de CC, como Pedro Quevedo, de NC pero elegido diputado en las listas del PSOE por Las Palmas, aunque cada uno a su manera y desde distintos espacios parlamentarios, coincidieron en el frustrado apoyo a la investidura del socialista Pedro Sánchez.

Ahora Coalición Canaria lamenta la actitud de Quevedo y NC y que por lealtad al acuerdo firmado con el PSOE sacrifiquen la posibilidad de poder influir en el futuro gobierno y a aprobar una amplia agenda canaria para la nueva legislatura. La dirección de CC evita las críticas directas y Oramas mantiene un exquisito respeto por la decisión de su excompañero Quevedo y la del resto de NC de no facilitar la investidura de Rajoy por su compromiso electoral con el PSOE, pero las presiones desde otros sectores ya se han empezado a dejar notar.

Sacar rédito

Ayer mismo, el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, pedía a NC que se decidiera a "sacar provecho" de su "posición relevante" en el Congreso en defensa de los intereses canarios. Tras recordar que "la aritmética es clara", consideró que sólo hay dos opciones, un Gobierno en minoría con la abstención socialista, o una fórmula de pacto que suma 175 diputados con el PP, Ciudadanos, PNV y CC con la abstención de Quevedo. "Si el PP va a gobernar de todas formas, ¿qué sentido tiene que NC sea irrelevante. Que busque sacar provecho de su posición y defienda los intereses de las Islas", recalcó el dirigente nacionalista.

La respuesta la da sobre la marcha Pedro Quevedo, quien de forma contundente señala que "esto no se arregla con una o dos partidas en los presupuestos", porque las diferencias con Rajoy y con el PP son de fondo, muy ideológicas y que hacen "incompatibles" las posiciones entre el nacionalismo progresista y una derecha española que considera profundamente neoliberal. "No podemos apoyar ni por activa ni por pasiva a quien ha hecho lo que ha hecho durante los cuatro años que ha gobernado, defendemos modelos de sociedad muy distintos y tenemos diferencias profundas sobre las políticas económicas y sociales con las que hay que salir de la crisis", afirma el diputado grancanario.

Para él, NC se juega en este debate la "credibilidad" como formación no sólo que cumple los pactos que firma con otras fuerzas políticas, sino como partido progresista que defiende en todos los ámbitos políticos e institucionales políticas completamente opuestas a las que defiende y practica el PP.

Esta posición de NC, aseguran desde CC, dejaría al escaño de Ana Oramas como el único que desde el nacionalismo canario con posibilidad de influir en un hipotético gobierno de Rajoy para que asuma compromisos con el Archipiélago. "NC es muy libre de hacer aquello que le parezca más apropiado en función de sus estrategias e intereses", señala la tinerfeña.

Prioridades

Oramas cree que la formación que lidera Román Rodríguez "mantiene su prioridad expresada durante la campaña de cambiar al Gobierno y actúa ahora en coherencia", frente al posibilismo de CC de hacer de la necesidad virtud y tratar de influir sobre el único Ejecutivo que se advierte en el horizonte, que es el del PP. Oramas evita valorar si eso debilita la posición del nacionalismo canario frente a las políticas del Estado, pero si cree que, llegado el caso, su voto será el único decisivo para arrancarle al PP los posibles compromisos con el Archipiélago.

La aritmética parlamentaria surgida del 26-J, ha resultado ser en teoría mucho más ventajosa para los intereses tradicionales del nacionalismo canario que la del 20-D, porque coloca a la diputada tinerfeña y al diputado grancanario en posiciones claves para determinar la conformación del futuro gobierno del Estado y exigir desde ahí el desarrollo de esa agenda canaria que tanto han reclamado en campaña electoral.

Es decir, prácticamente la situación y el escenario que los nacionalistas canarios no imaginaban ni en sus más húmedos sueños electorales. Sin embargo, la negativa de NC a permitir con su abstención una hipotética investidura de Rajoy rompe la unidad de acción real que Quevedo y Oramas practicaron contra el PP en la legislatura del 2011 al 2015, en la que ambos formaban parte de la misma coalición electoral y eran compañeros de grupo parlamentario, y la que de facto y sin proponérselo mantuvieron durante las negociaciones para la investidura de Sánchez tras el 20D.

La decisión de NC choca, según el análisis de CC, con el verdadero espíritu con el que el nacionalismo canario se ha presentado tradicionalmente en Madrid, es decir, intentar ser decisivos en el Congreso para que cualquiera que sea el partido que gobierne en el Estado en minoría se comprometa con los intereses de Canarias en todas las políticas estatales y particularmente en las presupuestarias.

Aunque de forma aún muy especulativa, se baraja la posibilidad en estos momentos de que Rajoy pudiera alcanzar la investidura si, además de los 137 diputados del PP, suma tras acuerdo previo los 32 de C,s, los 5 del PNV, y el de CC, en cuyo caso le valdría la abstención de Quevedo en segunda vuelta y lograr más votos a favor que en contra (175 frente a 174). La otra alternativa que se abre pase es la posible abstención del PSOE, que en plena crisis interna trataría de evitar unas terceras elecciones. En este contexto, aparte del PP, sólo CC ha enseñado claramente sus cartas, entre otras cosas porque su único objetivo es intentar pactar con quien gobierne.

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