La semana que termina ha sido la de la resaca electoral, una resaca con regusto a mal vino y una sensación de haber perdido el conocimiento para recuperalo con la impresión de haber estado ya aquí y vivido la situación. El Partido Popular (PP) ha vuelto a ganar las elecciones y otra vez sin mayoría suficiente para formar Gobierno, lo cual abre un nuevo periodo de especulaciones antes del inicio de negociaciones con la intención de dar finalmente con la tecla de la estabilidad.

En Canarias, de hecho, recuperó el terreno perdido en la anterior cita electoral, del 20 de diciembre de 2015.

Mientras, los partidos analizan qué ha sucedido. El PSOE, desde la euforia de haber caído con un control de daños inesperado. Podemos, desde la amargura del niño al que le han quitado el caramelo que se disponía a chupar. Y Ciudadanos, encajando.

La próxima semana, los nacionalistas canarios (Coalición Canaria y Nueva Canarias) tendrán el privilegio de abrir las negociaciones en una legislatura que el PP espera llegar a buen puerto y evitar la deriva de la anterior. Los isleños acuden con la lista de las reivindicaciones en mano y en el caso de Coalición Canaria con el presidente del Gobierno canario en persona. Por el momento, Rajoy sigue solo y nadie parece muy dispuesto a ayudarle.