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Varios investigadores buscan en miles de legajos la tumba de Guanarteme

El Gobierno inicia la primera fase del proyecto para establecer si los restos del último rey aborigen de Gran Canaria están en la ermita de La Laguna

El proyecto para determinar si los restos del último rey aborigen de Gran Canaria, Fernando Guanarteme, reposan en el subsuelo de la ermita de San Cristóbal, en La Laguna, está a punto de iniciarse con el análisis de un gran volumen de documentación. Varios investigadores examinarán miles de legajos para intentar certificar alguna relación documental de Tenesor Semidán, bautizado por los castellanos como Fernando Guanarteme o de Agáldar, con la ermita de San Cristóbal en la que la tradición oral dice que está enterrado.

Uno de los directores del encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural, que dirige Miguel Ángel Clavijo, para hallar los restos del monarca aborigen y, si fuera así, devolverlos a Gáldar, su tierra natal, el profesor universitario y arqueólogo Jorge Onrubia, expone que en esta primera fase del proyecto van a firmar un convenio con el Instituto de Estudios Canarios, en La Laguna, para que varios investigadores procedan a efectuar una intensa labor de recopilación documental en diferentes archivos, a fin de intentar localizar cualquier traza textual que permita reconstruir, de manera fiable, la suerte que pudieron correr los restos mortales de Fernando de Guanarteme.

Esta tarea es, a juicio de Onrubia, determinante para continuar con las siguientes fases del proyecto. En caso de hallar alguna prueba en los textos que certifique que Fernando Guanarteme estuvo vinculado a la ermita de San Cristóbal , se pocederá al siguiente paso, consistente en buscar con georradares y cámaras térmicas, sin tener que cavar, la localización de fosas de enterramiento bajo el actual pavimento de esta construcción de principios del siglo XVI.

Cotejar ADN

En el supuesto de que se encuentren fosas, se procederá a realizar las excavaciones y si hallan restos óseos conservados y tengan ADN sin contaminar, que sean de un varón de unos cincuenta años de finales del siglo XV principios del XVI -lo que se puede datar con estudios bioantropológicos-, se cotejará el ADN con los descendientes de Fernando Guanarteme.

Si todo fructificara, por encargo del Parlamento canario en el pleno del pasado 11 de mayo, los restos hallados se trasladarían a Gran Canaria, como han reclamado distintas asociaciones e incluso el Ayuntamiento galdense y el Cabildo grancanario con iniciativas que se remontan a hace cincuenta años.

El proceso es largo y con un alto grado de complicación, pues se trabaja solo con hipótesis y escasa documentación, expone Onrubia, que codirige el proyecto con Juan Francisco Navarro. En esta primera fase los investigadores deberán escudriñar una ingente documentación del Archivo Histórico Diocesano de La Laguna, entre otras fuentes documentales.

De hecho, se hará un estudio profundo de La Laguna en esa época, de la construcción de la ermita de San Cristóbal y sus reformas, y de la iglesia de la Concepción, en la que se supone que fue enterrado originalmente Guanarteme en torno a 1497. Al ser demolida por la expansión de la zona, se cree que los restos fueron trasladados a la ermita de San Cristóbal, que, según la tradición oral, aún los alberga. De hecho, una placa en la fachada que colocó la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, a comienzos del siglo pasado, junto a una lápida de mármol blanco con su nombre recuerdan que en la ermita de La Laguna se encuentran sus restos mortales, aunque no hay pruebas de ello.

El único dato medianamente fiable es un texto de Tomás Arias Marín de Cubas, un médico grancanario que estudió en la Universidad de Salamanca, que pasó a la posteridad por su afición a la historia de Canarias y dejó escrita una obra titulada Historia de las Siete Islas de Canaria, publicada por primera vez en 1687, en donde dice que "Fernando Guanarteme muere de fiebres cuartanas en Tenerife y se le entierra en la ermita de San Cristóbal", explica Onrubia.

No obstante, precisa que es un texto que se escribió dos siglos después del óbito del rey aborigen. En el testamento de la hija de Guanarteme, Margarita, expone que falleció en Tenerife, pero no señala dónde. Por tanto, los investigadores parten de la obra de Marín de Cubas como premisa. Si no hallan nada en los documentos, un proceso que puede durar cinco o seis meses, precisa Onrubia, es partidario, " a título personal" de no seguir con las siguientes fases, que son más costosas. A no ser que el Gobierno canario insista en que continúen con el proyecto o, incluso, que busquen en Los Realejos donde también se cree que podría estar enterrado.

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