¿Que si el ambiente es bueno en las reuniones del Consejo de Gobierno? Tomando la palabra a la consejera de Hacienda, Rosa Dávila (CC), más parecen los encuentros nocturnos alrededor de la hoguera de un campamento de verano en el que, eso sí, la comida no es muy buena; pero mejor callar no vaya a ser que empeore. La de ayer era la primera reunión del Gabinete de Fernando Clavijo (CC) después del rifirrafe que este y su consejero de Sanidad, Jesús Morera (PSC-PSOE), mantuvieron el jueves pasado a cuenta del reparto entre las diversas áreas del crédito extraordinario de 107,7 millones de euros. "El ambiente, como siempre, sigue siendo muy bueno", afirmó Dávila.

No se entendió muy bien si era más importante esa afirmación o la advertencia de lo que está por venir, porque la rectora de las cuentas canarias explicó que lo ocurrido no se aparta de la normal defensa que cada consejero hace de los intereses de su área; "será igual que el debate de los presupuestos", advirtió sonriente.

"Entra dentro de lo normal que la insatisfacción sea generalizada respecto a los pocos recursos que hay para distribuir", afirmó la consejera, confirmando que la comida del campamento no es tan buena como desearían los comensales.

Visto desde ese prisma, los hay entonces que aguantan menos que otros. O quizá sea que los hay que tienen que aguantar unas carretas más pesadas que las del resto. En el ejemplo que nos ocupa, a Morera le tocó tragar el sapo de que la mitad de los fondos para Sanidad -menos de los que quería- fuesen a parar al hospital del sur de Tenerife, a buen seguro muy necesario. Tanto o más como extraño resulta que no sea el titular del ramo el que decida qué hacer con los fondos de su área. ¿Amagos de dimisión? "En absoluto", zanjó Rosa Dávila.