José Manuel Soria quiere poner tierra y mar de por medio para superar la decepción de su frustrada designación para ocupar un puesto de director ejecutivo en el Banco Mundial. Si sus planes profesionales ya pasaban hasta hace dos semanas por ocupar durante dos años en Washington un cargo de relevancia por el que cobraría 226.000 euros al año libre de impuestos, la renuncia al mismo a la que le obligó el Gobierno central por el escándalo político que acarreó la designación no le ha hecho más que confirmar que su futuro inmediato está lejos del país. Si no en las tareas y condiciones que inicialmente pretendía como funcionario del Estado en un organismo internacional, sí en el sector privado tirando de currículum profesional, amigos y preparación académica para ejercer la docencia. Y es que el ex presidente del PP de Canarias tiene claro que quiere alejarse del foco mediático y se plantea ahora dedicarse a dar clases en algún centro universitario de Estados Unidos, donde le han ofrecido distintas opciones, según fuentes de su entorno.
La idea de Soria, que de facto no llegó a pedir su reingreso en el Cuerpo de Técnicos Comercia- les y Economistas del Estado a que obligaba su designación para el Banco Mundial, tiene intención de mantener la excedencia que tiene aprobada por el Ministerio de Economía, y trasladarse a la costa este de Estados Unidos para impartir clases en alguna especialidad relacionada con la economía y las materias que él domina en este campo. De he-cho, ya pasó unos meses en la prestigiosa universidad de Harvard, en Boston, matriculado en un minimaster de Economía Internacional pensando precisamente en mejorar currículum. Ahora le puede servir para sus nuevas tareas académicas.
Personas cercanas al exministro reconocen que está afectado por rsta última polémica y que ello le lleva a replantearse su futuro inmediato, que, en todo caso, pasa por irse de España por una temporada.
De momento el exministro al parecer no tiene aún un destino claro, aunque tiene distintas opciones entre algunas de las universidades norteamericanas. La idea es dar el salto al otro lado del Atlántico en un par de meses y dedicarse a tareas docentes en aquel país durante al menos un curso académico, quizá dos.
Aunque parece que la reciente polémica y su amplia difusión en la prensa norteamericana, donde se le menciona como el "ministro de los papeles de Panamá", le aparta de momento como conferenciante de los grandes foros internacionales y académicos, sí tiene ilusión y posibilidad de ejercer la docencia en un ámbito más modesto y local en algunos campus donde su currículum profesional y contactos le puede abrir algunas puertas.
En estos centros su figura pública puede pasar más inadvertida y también los episodios políticos que ha protagonizado recientemente, como son su dimisión el pasado 15 de abril como ministro de Industria, Energía y Turismo por ocultar su vinculación con las empresas familiares radicadas en paraísos fiscales, y las versiones contradictorias que ofreció al tratar de explicarlo.
Pese a esa dimisión y las razones que la provocaron, el ministerio de Economía le designó para el puesto de director ejecutivo del Banco Mundial, lo que fue rechazado con contundencia por el resto de formaciones políticas y toda la opinión pública y con- llevó la petición del propio ministro, Luis de Guindos, de que renunciara.
Tanto De Guindos como el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ambos muy amigos de Soria, trataron de vestir entonces esa designación como una cuestión administrativa, sin intervención política, consecuencia del concurso abierto para los técnicos comerciales y economistas del Estado, y que el ex ministro ganó el puesto por currículum. Sin embargo, se demostró posteriormente que el concurso se hizo sin publicidad, que la designación es discrecional, y que José Manuel Soria le había pedido el puesto a sus dos amigos del Gobierno en funciones.
En este sentido, Soria ha trasladado a su entorno su sensación de extrañeza de que el Ministerio difundiera a través de un comunicado oficial esa designación cuando antes nunca se ha hecho así.
La sospecha que alimenta ahora el entorno del exdirigente canario es que el propio Ministerio alentó la polémica al difundir una decisión oficialmente adoptada por la Comisión de Evaluación para la designación de altos cargos en organismos internacionales, dando pie a que una controversia pública antes de se produjera el nombramiento.
De hecho, Soria sólo renunció a la designación -el pasado día 6- pese al rechazo producido por la misma cuando el ministro de Economía se lo pidió, tal como reconoció en la carta dirigida al presidente de la Comisión de Evaluación.
De Guindos, en una entrevista publicada ayer en el diario ABC, asegura que "hay decisiones que son correctas técnicamente y ésta lo era", señalando que "Soria es un funcionario que ha dejado la política y que solicitó ese puesto y era el mejor candidato, pero puede que se infravalorara el impacto mediático de esta decisión. Y por eso el Gobierno reaccionó a los tres días".
El ministro en funciones afirma que ya ha dado las explicaciones pertinente y que no tiene sentido hacerlo de nuevo ante el pleno del Congreso convocado para el día 27, y señala que "la designación de Soria, que no nombramiento, duró tres días".
