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Tensión a 500 kilómetros de Canarias

Marruecos y Frente Polisario protagonizan otro enfrentamiento en el sur del Sáhara

Guerguerat, en el extremo sur del Sahara Occidental

La única certeza sobre lo que ocurre desde agosto en Guerguerat, en el extremo sur del Sahara Occidental, es que esta zona apenas habitada e inhóspita a sólo 500 kilómetros de Canarias se ha convertido en una bomba de relojería. Esta tierra de nadie protagoniza el enésimo enfrentamiento entre Marruecos y el Frente Polisario, una tensión que obligó al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a pedir calma. "El secretario general llama a las dos partes a suspender cualquier acción que altere el statu quo y a retirar todos los elementos armados para evitar una mayor escalada", señaló Naciones Unidas a final de agosto.

Pero la ONU tampoco ha ayudado a arrojar luz sobre Guerguerat ante la disparidad entre las versiones marroquíes y saharauis, enfrentados desde hace más de 40 años por el Sahara después de la retirada de España. Todo comenzó a mitad de agosto -también hay diferencias sobre el día exacto- en un punto especialmente conflictivo del territorio en disputa. Se encuentra afectado por los enfrentamientos entre marroquíes y saharauis, muy cerca de la frontera con Mauritania y convergen enormes intereses económicos, militares y políticos pendientes de resolución por parte de los países afectados y la comunidad internacional.

La versión oficial del Gobierno marroquí asegura que los servicios de seguridad y de la aduana de la Wilaya de Dajla-Ued Ed-Dahab lanzaron el 14 de agosto una operación para "frenar las actividades de contrabando y de todo tipo de tráficos ilícitos" en Guerguerat, puesto militar fronterizo situado en el sur de la región de Río de Oro. "Esta operación, que está todavía en curso, ha permitido el desmantelamiento de tres puntos de concentración de carrocerías de automóviles y camiones de ocasión, con más de 600 vehículos, con lo que se ha logrado limpiar esta región del sur marroquí de todo tipo de tráfico ilícitos y alejando del lugar a los individuos que ejercían estas actividades ilegales", especifica un comunicado facilitado por el Consulado del reino alauí en Canarias.

Construcción de una carretera

Siempre según Marruecos, esta operación incluyó el inicio de la construcción de una carretera. "Entre los dos puestos fronterizos de Marruecos y Mauritania hay un tramo de 3,5 kilómetros que nunca ha sido asfaltado y que separa estos puestos ocasionando enormes dificultades al fluido de tráfico de personas y de bienes. Es una pequeña distancia pero difícil de cruzar por las características de la pista. Obsérvese que es el único tramo no asfaltado de la carretera que va desde Tanger a Dakar [capital de Senegal]". Para Rabat, esta vía "no perjudica a nadie" y es "beneficiosa se mire por donde se mire, sobre todo a sabiendas de que en la actualidad por allí pasan camiones trasportando productos y mercancías europeas, así como productos agroalimentarios marroquíes dirigidos hacia varios países africanos, entre otros Mauritania, Mali, Senegal, Níger y Burkina Faso..."

La explicación facilitada por el Frente Polisario, brazo armado y político de la lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui, no tiene nada que ver, ni siquiera en la fecha. El recientemente nombrado secretario general del Polisario, Brahim Gali, envió una carta al secretario general de la ONU calificando la maniobra, iniciada el 11 de agosto, como " una agresión militar". Gali exigió que se impusieran sanciones contra Marruecos y que este país retirara sus tropas de un punto a varios kilómetros al sur de su puesto militar de Guerguerat, pues invadía el espacio liberado bajo supervisión de la misión de la ONU en el Sahara, la Minurso.

El Frente, que reclama sus derechos sobre Guerguerat y el resto del Sahara Occidental, denunció movimientos de tropas y de personal civil "sin permiso de la ONU" y que Marruecos "había violado el alto el fuego vigente desde 1991". Hamdi Mansour, delegado del Frente Polisario en Canarias, los tilda directamente de "provocación". Para él, Marruecos busca "desestabilizar" el extremo sur del Sahara y "presionar" a Mauritania y la ONU, pero, sobre todo, apropiarse de La Güera, 60 kilómetros al sur de Guerguerat, en el extremo de una estrecha lengua de tierra. Al oeste es parte del Sahara y al este pertenece a Mauritania. Además, es una salida al Atlántico de enorme importancia estratégica, pues ahí se ubica la industria y el pulmón económico de Mauritania, la ciudad portuaria de Nuadibú.

"Hemos sido testigos sobre el terreno de movimientos de tropas marroquíes, realizados sin permiso de la ONU y en una clara violación del alto el fuego y del statu quo. Ante tal violación hemos tenido que responder enviando tropas a la zona. La ONU ha reconocido tales hechos y exige ahora que cada uno vuelva a su lugar", manifestó Hamdi Mansour. Fuentes del Ejército saharaui aseguraron que "unidades antiaéreas amenazaron con derribar cazas marroquíes que estuvieron a punto de violar el espacio aéreo saharaui para vigilar las actividades del Ejército saharaui desplegado en la región de Guerguerat".

Pese a ser la entidad que tutela y vigila la zona, la ONU ha enviado mensajes contradictorios. Un documento confidencial dirigido al Consejo de Seguridad a finales de agosto afirmó que Marruecos "violó" el acuerdo de alto el fuego con el Frente Polisario de 1991 debido a que envió personal y equipamiento militar a la disputada región "sin avisar" previamente a la Minurso, según la agencia Associated Press.

Además de dicha violación del acuerdo -firmado para poner fin a un conflicto de más de cuatro décadas por la antigua colonia española-, también se refleja en este informe que el movimiento saharaui desplegó a 32 miembros de su ejército como respuesta. Sin embargo, en contra de la versión de este informe, el portavoz de la ONU Farhan Haq hizo referencia en una rueda de prensa, el 18 de agosto, a que "no se observó ningún equipamiento militar marroquí y sólo el tránsito de vehículos civiles" en esta zona tapón.

En lo único que coinciden marroquíes y saharauis es en que esta parte más al sur del Sahara está minada de traficantes. Pero se lanzan acusaciones cruzadas sobre quién está detrás. Rabat asegura que sus fuerzas armadas detuvieron el 22 de agosto "a cuatro elementos del Polisario que trasportaban 500 kilos de hachís". "Los detenidos estaban, en el momento de su detención, dirigidos por Majidi Ida Brahim El Bachir, hijo del actual ministro de Desarrollo del Frente Polisario, Ida Brahim. Estos traficantes de droga han reconocido actuar en el marco de una amplia red de tráfico internacional de estupefacientes organizada en varias filiales especializadas en Marruecos, Mauritania, Argelia y Mali", relata una nota oficial del Consulado marroquí en el Archipiélago.

Por contra, Hamdi Mansour sitúa detrás de estas redes de tráfico a Marruecos. "Puede ser que haya contrabando pero serían redes de hachís marroquíes. También es una zona donde han operado redes terroristas. Pero Marruecos no puede pasar del muro defensivo, como hizo a mitad de agosto, ni dirigirse hacia Mauritania, cuyo ejército está en alerta y vigilando también la zona. Es una provocación más, una de tantas, por asuntos que más tienen que ver con determinadas circunstancias del contexto internacional", subraya el delegado del Frente Polisario en Canarias.

Algunos analistas consideran que Marruecos, con su explicación de pacificar esta tierra de nadie, realmente persigue hacerla suya, extremo que niega rotundamente su Gobierno. Todo ocurre, además, en un momento crucial de las relaciones entre los países y las organizaciones involucradas en el conflicto. Argelia y Mauritania, que mantienen relaciones con el Frente Polisario, viven un difícil periodo de transición: el primer país, por el delicado estado de salud de su presidente, Abdelaziz Buteflika; y el segundo, por los problemas de su presidente Abdel Aziz para perpetuarse en el poder.

A principios de agosto se anunció que el enviado especial de Ban Ki-moon por el Sahara Occidental, Christopher Ross, iba a visitar la región para relanzar las negociaciones después de que se acordara el regreso gradual del personal de la Minurso. Marruecos había expulsado a prácticamente todos sus miembros tras unas declaraciones de Ban Ki-moon en una visita al Sahara, en las que tildó de "ocupación" la presencia marroquí en la excolonia española.

Pocos días después del inicio de las obras de la carretera y del despliegue de tropas saharauis y observadores de la Minurso, el personal civil marroquí se retiró. Pero el reino alauí no renuncia a proseguir con la construcción. El portavoz del Gobierno de Marruecos, Mustafa Khalfi, y el ministro del Interior, Mohamed Hassad, han subrayado la importancia de continuar "la operación de saneamiento" en la zona de Guerguerat y "ello conforme a los objetivos legítimos fijados en coordinación con la Minurso". Precisan que "es una operación civil que ha sido lanzada a raíz del peligro de inseguridad existente en este zona que registra una proliferación de tráfico y comercio de drogas y de otras actividades ilícitas. La actitud de Marruecos es siempre de responsabilidad".

España, actor principal pues era la potencia colonizadora, sigue los acontecimientos pero no se pronuncia. La interinidad del Gobierno estatal puede ser la principal causa pero el papel español en este conflicto ha ido decayendo. Mientras, los saharauis siguen vigilando la zona por si se produce alguna incursión. Y Ban Ki-moon exige calma: "Es muy importante que las dos partes cumplan con sus obligaciones bajo los pactos militares existentes y respeten la letra y el espíritu del acuerdo de alto el fuego".

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