Será la primera vez que los socialistas no votarán en contra de su adversario político natural. Cinco de los ochos representantes canarios del principal órgano del partido respaldaron esa decisión, ya que el majorero Santiago Monserrat, que dudaba, se decantó por el "mal menor" junto a el secretario regional del partido, José Miguel Pérez, el de Organización, Julio Cruz, la de Lanzarote, Dolores Corujo, y la presidenta de la formación, Dolores Padrón.

En el campo del no se mantuvieron firmes el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar, y los dos representantes de Tenerife, Javier Abreu, concejal de La Laguna, y Belarmina Martínez. Pérez y López Aguilar compartieron desde distintas posiciones la necesidad de que ahora todo el partido se implique en explicar la decisión, pero los más radicales del no rechazan esa labor.

La decisión ha dejado al partido roto. La jornada de ayer deja ahora la incógnita de cómo recomponerlo de cara al próximo congreso federal en un contexto de guerra abierta, de cómo salvar el solar y reconstruir el edificio en un campo lleno de trincheras.

Los socialistas canarios votaron mayoritariamente siguiendo la senda de buena parte de las federaciones más importantes y de los dirigentes territoriales más influyentes. Tres isleños tomaron la palabra para defender sus respectivas posiciones, demostrándose la división, pero también la falta de liderazgo en el partido en las Islas. José Miguel Pérez fue de los primeros intervinientes de la mañana, fijando una posición que representaba al resto de los canarios que la compartían, pero no habló en nombre del partido en las Islas.

Pérez señaló que "no es un dilema sencillo de resolver" y que, como consecuencia de los resultados electorales y de los errores que se han cometido, "solo quedan posiciones muy radicales. O nos vamos a elecciones inmediatas, o tratamos de amortiguar desde la oposición y desde las instituciones que gobernamos las políticas más radicales del PP".

Pérez cree que "un partido está para adoptar decisiones cuando más difíciles y más necesarias son" y "el PSOE ha adoptado una decisión con todos los riesgos", rechazando las críticas de sectores del partido en las Islas que le censuraban no haber consultado a la Ejecutiva regional. "No sé cual es la opinión en conjunto del partido en Canarias, pero en este caso es el Comité Federal el que está mandatado para adoptar esta decisión", dijo."Ahora hay que explicarla", reconoció.

El majorero Santiago Monserrat reconoció abiertamente que su voto le supuso "una ruptura con el romanticismo político" al tener que elegir el "mal menor" de evitar elecciones. "Permitir que la derecha pueda seguir gobernando es un golpe bajo para las convicciones", afirmó. Con todo, estimó que el partido no tiene otra salida porque "peor sería dejar al PP la puerta abierta para que con nuevas elecciones pueda gobernar a su antojo".

Por su lado, el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar aseguró que el comité sirvió para constatar "que no hay ninguna decisión indolora; se han confrontado la mala con la peor, y cuesta mucho esfuerzo identificar a cada una de ellas". Argumentó su defensa del no a la investidura en que, para él, "lo peor es desdecirse" del compromiso "de no permitir mantener a Rajoy". "En ejercicio de la ética de la responsabilidad, creo que el gravamen de explicar esta decisión antes los militantes y electores va a ser perdurable", advirtió.

Con todo, el eurodiputado dejó claro que una vez que el Comité Federal tomó ayer una decisión, corresponde ahora a todo el partido asumirlo e implicarse en la explicación.

En la misma posición del no pero mucho más crítica se mostró la tinerfeña Belarmina Martínez, quien denunció la "imposición" que se estaba produciendo por parte de "algunas federaciones" sobre el conjunto del partido.

"¿Por qué no explican a qué tipo de acuerdos han llegado? Porque tiene que haberlos, nadie da la Presidencia del Gobierno a cambio de nada", dijo y aseguró que no volvería a asistir a ningún otra reunión del comité. Martínez señaló que que la abstención va a hacer mucho daño al partido porque supone una "ruptura de la palabra dada".