El sur de Gran Canaria se preparó ayer para recibir una borrasca que, finalmente, no descargó la intensa lluvia pronosticada.

Alrededor de 60 minutos llovió con intensidad sobre Arguineguín a partir de las 17.00 horas, aunque después se alternaron las nubes y los claros sobre el litoral moganero. Tras la alerta meteorológica declarada, los vecinos de la mitad meridional de la isla se prepararon para recibir la tormenta, pero la tarde transcurrió sin incidencias.

La preocupación se instaló, por ejemplo, entre los residentes de la quincena de viviendas de La Charca, en Arguineguín. Ubicadas en una zona baja cercana al litoral, la precarias edificaciones se suelen inundar, así que los vecinos se afanaron en los preparativos.

"Aquí se lía demasiado cuando llueve, se pierde todo por la humedad", explicó Dunia Medina mientras su pareja colocaba, con la ayuda de varios vecinos, una lona de plástico sobre el tejado de chapa de la humilde vivienda, donde viven junto a sus tres hijas de 3 a 15 años.

Por entonces, la lluvia ya provocó abundantes charcos en el barrio, que incluso dificultaban el acceso a varias viviendas. "Lleva tres o cuatro años sin llover, pero parece que viene fuerte", valoró un vecino en plena tarea para tratar de impermeabilizar la casa de Dunia Medina.

En El Pajar, también se afanaron en las tareas de prevención los hermanos José y Lorenzo Jiménez, de 52 y 48 años, respectivamente. Junto al popular bar El Boya, los dos pescadores retiraron los botes y las nasas del cauce del barranco para evitar que terminaran en el mar, pero lamentaron que el Ayuntamiento de Mogán "pase un kilo" de mejorar la zona después de dos años consecutivos con destrozos por las lluvias.

"Ya aflojó el viento, asíq ue se espera bastante agua", pronosticaron los hermanos Jiménez, con más de tres decenios de experiencia en la zona. Y las nubes oscurecieron el atardecer, tanto sobre el mar como sobre la cumbre, pero apenas descargaron agua, apenas unas gotas a primera hora de la noche.

En el Puerto de Mogán, Antonio Godoy, sentado en la terraza de un bar del muelle junto a otros dos parroquianos, se mostró más preocupado por las decisiones arbitrales perjudiciales para la Unión Deportiva Las Palmas que por la alerta meteorológica. "Lloverá esta noche y mañana [miércoles], pero que caiga despacio", deseó el pensionista mientras, en el acceso a la localidad, la actividad futbolística tampoco se interrumpía en el campo municipal de deportes.

Por si acaso, el Cabildo de Gran Canaria activó desde la mañana elPlan de Emergencias Insular (Pein)) en fase de alerta ante la previsión de llluvias, por lo que todos los medios disponibles se prepararon para actuar en caso de necesidad. Tras la declaración previa del Gobierno de Canarias, la corporación insular también cerró sus ocho zonas de acampadas hasta el jueves, aunque se mantienen abiertos los albergues, y solicitó a la población grancanaria la retirada que retire los vehículos de los barrancos para evitar que sean arrastrados por posibles riadas, subrayó el vicepresidente segundo y consejero de Medio Ambiente, Emergencias, y Participación Ciudadana, Juan Manuel Brito.

Sin embargo, numerosos ciudadanos desoyeron las advertencias institucionales, porque decenas de automóviles continuaban aparcados durante la tarde en el barranco de Ojos de Garza. Tampoco las vallas colocadas por el Ayuntamiento de Telde con letreros sobre la "alerta por lluvias", con el consejo de "no estacionar vehículos en los cauces de barrancos", disuadieron a los trabajadores del entorno aeroportuario de aparcar en una torrentera que, exactamente un año atrás, arrastró a diversos coches casi hasta el mar.

"No aprendemos.Así está ahora el cauce barranco q hay justo debajo d la GC-1 a la altura del aeropuerto. Justo hace 1 año el agua los arrasó", lamentó el Consorcio de Emergencias de Gran Canaria a través de la cuenta @BomberosGC en la red social Twitter, colectivo que reforzó sus medios en el sur y este de la isla y se coordinó con el dispositivo de otros cuerpos como Protección Civil y sus homólogos capitalinos y sureños.

Predicciones

Aunque las predicciones apuntaban a precipitaciones con comportamientos similares a los sufridos el pasado año, con chubascos localizados y fuertes sobre la capital, Mogán y San Bartolomé de Tirajana en esta ocasión, el Cabildo grancanario no activó la fase de emergencia (nivel 0, ámbito municipal; 1, insular; y 2, autonómico) ante las mínimas lluvias vespertinas. Además de los servicios de emergencias, la alerta de la corporación insular también mantuvo en vigilancia a los equipos de carreteras, sobre todo en zonas de desprendimientos anteriores, pero la evolución meteorológica desaconsejó el cierre de vías complicadas como Azuaje, Cruz de San Antonio (de Las Niñas a Mogán) y La Aldea a Agaete.

"Es importante también evitar, en la medida de lo posible, usar los vehículos para tratar de minimizar los atascos, sobre todo por la mañana y horas punta, dado que en cualquier caso el bloqueo impide llegar al destino antes de dos o tres horas, y de esta manera incluso los medios de emergencias y mantenimiento podrán acudir a atender las incidencias", recordaron a través de una nota de prensa desde el Cabildo de Gran Canaria, que además desaconsejó el baño en el mar al incluirse en la alerta los fenómenos costeros adversos.

En sintonía con la declaración insular, movilizaron sus recursos instituciones municipales como el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, que emitió un bando para activar el plan local de emergencias y prohibió tanto las acampadas como cualquier otra utilización de las áreas recreativas de la localidad. Tras el atardecer, también se registraron ligeras precipitaciones en la costa del municipio de Santa Lucía de Tirajana, pero sin vientos fuertes; mientras que con mayor intensidad, pero con brevedad, descargó a primera hora de la noche sobre Las Palmas de Gran Canaria, donde el Ayuntamiento capitalino preparó un albergue de emergencia para las personas sin vivienda.

La alerta meteorológica otoñal se produjo en Gran Canaria después de un invierno marcado por las intensas nevadas caídas sobre la cumbre de la isla, suceso que provocó la activación de un dispositivo de emergencias durante varios días. Además, la borrasca coincidió justo en el aniversario de las lluvias torrenciales que provocaron numerosos daños materiales, sobre todo, en el municipio de Telde.