Los tres minutos de conversación entre Miguel Ángel Ramírez y Emilo Moya son difíciles de reproducir por el ruido de la grabación, pero sí se oyen frases que ilustran el contenido de la charla mantenida, la cual se produce después de que el empresario saliera del despacho de Salvador Alba y compartiera confidencias con el presidente de la Audiencia de Las Palmas.
Miguel Ángel Ramírez. Saludo a Emilio y ya está.
Emilio Moya. El cloquío, el cloquío.... ¿Qué pasó?
MAR. Aquí estamos, un segundo solo.
EM. Nada, bueno.
MAR. Él [Salvador Alba] lo que quiere es levantar para el aire a esta tía, el quiere levantar para el aire a esta tía [Victoria Rosell].
EM. Sí, si, sí.
MAR. ¿De qué manera? (...) Ya le he dicho (...) que una declaración de un directivo mío que le pregunta por los contratos de publicidad (...) A su empresa (...). Me lo paga en publicidad (...). Le compré acciones de su empresa a través de otra empresa. Eso lo puedo demostrar, sí. ¿Lo ves así o no?
EM. (...) Sí, no sé. Lo ha dicho él... ¿Pero te dijo al final? (...)
MAR. (...)
EM. Que lo haga rápido porque tiene los días contados [la juez Carla Vallejo viene a sustituir a Alba en el juzgado].
MAR. (...)
EM. Ya, ya, ya.
MAR. Esto es, esto es (...) ¿Se tenía que haber abstenido?
EM. Sí.
MAR. Va a hablar con la fiscal (...)
EM. Noooo, con la fiscal.
MAR. (...)
EM. Con eso, sí. Pues venga, para adelante (...) Determinados indicios (...)
MAR. (...) Venga, amigo.
Luego se despiden y Ramírez baja con el abogado Sergio Armario, que siempre permanece fuera del despacho, al aparcamiento de la Ciudad de la Justicia para abandonar el edificio. La mayor parte de la conversación es ininteligible, pero resulta obvio que ambos hablan de cómo Alba va a llevar al procedimiento la relación comercial y de amistad que la pareja de Rosell tiene con Ramírez. La Guardia Civil trata de reconstruir el contenido íntegro de la charla.
