Nervios, colas para entrar a los baños y repasos de última hora. El ajetreo que albergaba ayer la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria no era habitual para ser sábado a primera hora de la mañana, pero la segunda prueba de las oposiciones para ingresar en la escala básica de la Policía Nacional era la causante de tal movimiento. El reloj indicaba que aún quedaba media hora para el comienzo del examen, a las nueve, y algunos aspirantes trataban de despejarse con bebidas energéticos. Otros, en cambio, apostaban por escuchar música y la inmensa mayoría por conversar con otros opositores. Al fin y al cabo comparten una meta: formar parte del cuerpo al que muchos aspiran por vocación.

La Dirección General de la Policía convocó a nivel nacional 2.615 plazas en abril del año pasado. De éstas, 522 están reservadas a militares profesionales de tropa y marinería que lleven cinco años de servicios, por lo que el cupo restante, 2.093 puestos, será cubierto por el procedimiento de oposición libre. En Canarias había 548 convocados que tendrán muy difícil lograr una plaza en el Archipiélago, puesto que la lista de espera en este destino acumula años.

Una vez superadas las prueba físicas, que tuvieron lugar entre septiembre y noviembre, los opositores tienen que aprobar los ejercicios de conocimientos y ortografía que realizaron ayer para continuar con los siguientes exámenes: la revisión médica, el test psicotécnico y una entrevista personal. David Guerra es la segunda vez que se presenta a las oposiciones, algo que no le ha restado ningún ganas para superar todas las pruebas en esta ocasión. "Llevo muchos años pensando en ello y también tengo vocación", expone a escasos minutos de entrar en una de las seis aulas del módulo F de la facultad preparadas para las oposiciones.

En la primera parte del examen de ayer, los aspirantes tuvieron cincuenta minutos para responder a un cuestionario de 100 preguntas tipo test sobre distintas áreas, como la jurídica, la social o la técnica. Tras esta prueba, respondieron a una serie de preguntas con las que se evaluará su nivel de ortografía.

Sin límite de edad

La mayoría de los aspirantes sacrifican la mayor parte de su tiempo para aprobar las oposiciones. Es el caso de Vanessa Vera, que decidió dejar su trabajo como administrativa en el sector logístico para dedicarse al 100% a estas oposiciones. Ya lo ha intentado tres veces seguidas y tiene muy claro cuál es su meta pese a lo complicado que resulta conseguirla. "Es algo vocacional, siempre he querido ser policía y ahora empleo entre 10 y 12 horas a esto", esgrime.

La eliminación del límite de edad en 30 años para ingresar en la Policía Nacional en 2011 abrió la puerta a personas de más edad que hasta entonces no tenían la posibilidad de opositar para formar parte del cuerpo. De hecho, entre los requisitos para ser admitido ahora solo figura haber cumplido los 18 años y no rebasar la edad máxima de jubilación. Sin embargo, buena parte de los aspirantes siguen siendo aún jóvenes que apenas comienzan a avanzar en la veintena. Jesús Olivares es ejemplo de ello. A sus 22 años, tiene claro que su sueño es convertirse en policía, la misma profesión a la que se dedicó su abuelo. Olivares no esconde sus nervios de cara al examen. Es la primera vez que se presenta a las oposiciones y ya lleva un año preparándose. Y no lo hace, como algunos, por conseguir un empleo estable. Actualmente trabaja en el aeropuerto, pero tiene claro que su futuro pasa por ser agente de la Policía Nacional.

Los aparcamientos cercanos a la Facultad de Ingeniería estaban repletos de coches. Los menos madrugadores tuvieron que dar "alguna vuelta de más" para encontrar un hueco en el que estacionar su vehículo. "¡Voy corriendo, que no llego!", gritaba alguno. Otros, ni tan siquiera se paraban a charlar con el resto. "La concentración es importante y cualquier cosa te puede despistar", aseguró una aspirante a un pequeño grupo de candidatos.

Todos esperan aprobar y conseguir pasar a la siguiente fase de la oposición, pero ya algunos pensaron en aquellos a los que la fortuna no acompañará. Tan solo instantes después de que comenzara la prueba, diferentes academias colocaron en los parabrisas de los coches folletos promocionales en los que se presumen de buenos resultados y la mejor preparación.