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La CIA advirtió del paso de submarinos rusos por las Islas en la Guerra Fría

Los efectivos de la flota soviética fueron vistos en aguas cercanas a Canarias en 1948 y 1969, según los documentos que acaban de ser desclasificados en EE UU

La CIA advirtió del paso de submarinos rusos por las Islas en la Guerra Fría

Los servicios secretos de Estados Unidos tuvieron muy presente a Canarias en su ingente labor de espionaje durante y después de la Segunda Guerra Mundial. El Archipiélago, por su privilegiada situación estratégica, aparece en más de 1.300 documentos de los doce millones que acaban de ser desclasificados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Muchos son listas de códigos y notificaciones que no aportan información. Pero un centenar de ellos revelan datos que explican el papel de Canarias en la Guerra Fría.

Los servicios de inteligencia de Estados Unidos advirtieron en dos ocasiones de la presencia de submarinos y buques de guerra de la Unión Soviética en aguas cercanas a Canarias durante la Guerra Fría.

El primero de estos informes está fechado el 4 de febrero de 1949 y catalogado como "confidencial". La CIA asegura que en diciembre de 1948, solo dos meses antes, al menos un grupo de tres submarinos de la URSS fue localizado realizando "operaciones en aguas vecinas a las Islas Canarias".

Según el reporte, estos tres submarinos estarían participando en "unas maniobras" de las que también formaban parte otros dos grupos desplegados en el océano Atlántico. Los alrededor de 9 sumergibles en total partieron de Kronstadt, un enclave portuario de la URSS, situado en la isla de Kotlin, en el Golfo de Finlandia, a 30 kilómetros al oeste de San Petersburgo.

Eran los inicios de la Guerra Fría y la ciudad de Kronstadt acogía la sede de la Comandancia General de la Armada de la Unión Soviética y la base general de la flota rusa del mar Báltico, debido a su estratégica ubicación geográfica, que la convirtió en el bastión para la defensa de San Petersburgo.

Stalin gobernaba la URSS con mano de hierro e impulsaba una expansión sin precedentes económica, política y militar que encendió las alarmas de Estados Unidos, más después de la euforia de Stalin y sus camaradas de la dictadura comunista por el decisivo papel que jugaron los rusos en la victoria de los aliados sobre los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Movimientos rusos

El Pentágono no sólo vigilaba los movimientos rusos por mar y aire, sino también la sofisticación de su arsenal para conocer los avances de su imparable maquinaria bélica. Por eso, en este informa de 1949 se destaca que los submarinos rusos detectados en aguas cercanas al Archipiélago están equipados con "schnorkel", un sistema que permitía a los submarinos operar con motores diésel sumergidos a la profundidad del periscopio.

Era un importante avance en aquella época pues, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, los sumergibles operaban la mayor parte del tiempo en la superficie y apenas disponían de tecnología para hundirse en maniobras de evasión y ataque, y además solo por el día. Estos informes indicaban que la Armada rusa estaba alcanzando un importante grado de perfeccionamiento, lo que la hacía más temible.

La CIA señala, de hecho, que estos submarinos divisados cerca de las Islas podrían estar probando un nuevo sistema de schnorkel. En el tercer punto del documento, de una sola página, se añade: "Un oficial naval polaco ha regresado recientemente de Kronstadt, donde estuvo bajo entrenamiento para el uso de equipamiento de schnorkel. Ahora está sirviendo como instructor en la Armada de Polonia". En esa época posterior a la Segunda Guerra Mundial, Polonia estaba bajo la influencia de la URSS y, de hecho, en 1947 rechazó un Plan Marshall de reconstrucción financiado por Estados Unidos y, dos años después, pasó a formar parte de la Comecon, una organización internacional de cooperación económica bajo el paraguas rojo de la Unión Soviética.

El segundo informe desclasificado por la CIA que alertó de la presencia de efectivos de la flota rusa en aguas próximas a Canarias es del 26 de agosto de 1969. Está catalogado como "top secret" y dirigido "solamente" al presidente de Estados Unidos, el republicano Richard Nixon. Forma parte de los dosieres que recibe el mandatario sobre diferentes asuntos candentes de la actualidad que afectan a los intereses de Estados Unidos.

Declaración de Bratislava

El apartado dedicado al despliegue naval ruso se inicia con un mapa bajo el título: Incremento de la presencia naval de la URSS en el Atlántico. Ahí aparece señalado el Archipiélago. En la página siguiente se asegura que "la Armada rusa ha experimentado una inusual actividad en los últimos 10 días". "Los barcos soviéticos que visitaron Cuba el pasado mes [julio de 1969] se han dividido en dos grupos. Tres están en el área de las Islas Canarias y otros cuatro, cerca de Cabo Verde. Otro grupo naval está en las Islas Canarias, probablemente de camino al océano Índico", detalla el dosier enviado a Nixon.

La Guerra Fría pasaba por otro momento caliente. El año anterior, 1968, se produjo la Primavera de Praga (capital de Checoslovaquia) y representantes de la Unión Soviética, Alemania Oriental, Polonia, Hungría, Bulgaria y la propia Checoslovaquia se reunieron en la capital de Eslovaquia y firmaron la conocida como Declaración de Bratislava, en la que los representantes de estos países juraban una inquebrantable fidelidad al marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario, así como declararon una lucha implacable contra la ideología "burguesa" y todas las fuerzas "anti-socialistas".

La expansión naval soviética en el Atlántico había colocado hacía poco a Canarias en un lugar predominante del mapa de los intereses estratégicos de Estados Unidos. En uno de los episodios más significativo del uso de las Islas por parte de los estadounidenses, que no figura en estos documentos desclasificados ahora pero sí en otros anteriores, los norteamericanos llegaron a montar en 1963 una estación con hidrófonos en Puerto Naos, en el municipio de Los Llanos de Aridane, La Palma. Un reportaje del periodista Antonio Herrero, publicado en marzo de 2010, desvela todos los detalles de aquella estación que utilizaba unos cables, los hidrófonos, para detectar submarinos rusos. Estos aparatos empleaban señales de sonido en el mar para lograrlo.

El objetivo del bautizado como proyecto Mils, bajo la tapadera del Instituto Geofísico de la Universidad de Columbia (Nueva York), era que estas y otras bases de este tipo permitieran a los norteamericanos tener permanentemente localizados los movimientos de la Armada rusa y sus aliados comunistas. Los primeros materiales comienzan a llegar a la Base Naval de Las Palmas en 1963 y una barcaza de desembarco, la Unisev-I, es la encargada de transportar el 8 de junio de ese año el material hasta la playa de Puerto Naos.

Se tiene tanta información que se sabe hasta dónde se hospedaron los estadounidenses nada más llegar a La Palma. Se repartieron entre unos apartamentos en la zona de Tajuya, en Los Llanos de Aridane, y la pensión Monterrey, en el cercano municipio de El Paso. Con ellos llegaron, además, las primeras botellas de Coca-Cola a la Isla Bonita.

Hacía unos meses se había producido la crisis de los misiles en Cuba y Tío Sam necesitaba ojos por todos lados. El mejor servicio de la estación de Puerto Naos llegó tras la desaparición del submarino nuclear estadounidense USS Scorpion el 22 de mayo de 1968, con 99 hombres a bordo, escribió Herrero. Su localización fue posible gracias al personal de La Palma.

Durante 15 días, sus miembros estuvieron con los cascos de escucha puestos las 24 horas en busca de algún rastro del sumergible. Con la ayuda de cargas de profundidad arrojadas por aviones de EEUU, la estación de Puerto Naos terminó escuchando el eco del Scorpion: estaba a 740 millas al suroeste de las Azores, hundido a 3.000 metros de profundidad.

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