La primera frase pronunciada por Mohamed VI, rey de Marruecos, en la reciente XXVIII Cumbre de la Unión Africana (UA) en Adís Abeba -"¡Bello es el día en que regresamos a casa, tras una ausencia muy larga!"-, lejos de constituir un mero formulismo de cortesía, resume el éxito de una continuada y efectiva acción diplomática que ha llevado de nuevo a Rabat al seno de la UA. Ese hecho, que pudiera ser considerado simplemente protocolario por parte de un neófito, tiene una dimensión política y económica tan importante, que cualquier analista riguroso e independiente no podría dejar pasar nunca sin internarse en ella para descubrir un escenario de múltiples y diferentes potencialidades bajo el manto de la paz y el desarrollo para los países africanos.

Pese que, a tenor de la actualidad mediática de los últimos años, se hubiera podido derivar que Marruecos había volcado toda su política exterior solo hacia Occidente, en realidad nunca ha sido así. Otra frase de Mohamed VI lo expresa claramente: los países africanos son "una familia que realmente no hemos abandonado". Paralelamente a todas las acciones de política exterior que ha desarrollado Rabat, los múltiples viajes de Mohamed VI y la acción coordinada de la diplomacia del reino, han obtenido un éxito que ha sido recogido y reconocido como tal en los principales centros de decisión del mundo. Un éxito que tiene el epicentro en África e irradiará innumerables vectores positivos a otras partes del globo.

Por voluntad propia y porque la mayoría de los países de la Unión Africana lo venían demandando, Marruecos vuelve a la estrecha colaboración con los países africanos, con voluntad de contribuir de manera decisiva a su modernización, mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, elevación económica y estabilidad política en las relaciones, "en un momento en que el Reino se considera como una de las naciones africanas más desarrolladas", como también señaló el monarca marroqui.

"Una clara victoria"

La noticia de la vuelta de Marruecos ha sido recogida en distintos países e instituciones. Todos los pronunciamientos han sido positivos. El periódico El País, por ejemplo, ha calificado de "clara victoria" de Rabat su nueva integración en la Unidad Africana. Y fundamenta su valoración en que, de esa manera, se consolidan las relaciones económicas y diplomáticas, además de dar cuerpo a los lazos religiosos y espirituales que unen al Reino con el resto de los países de África. El País coincide también en que esa victoria no ha sido fruto de la casualidad sino de un excelente esfuerzo de la diplomacia, en cuya cabeza se ha situado siempre Mohamed VI. Asimismo, el diario pone de manifiesto que "Marruecos se ha convertido en el primer inversor en África del Oeste y en el segundo a escala continental, tras Suráfrica". Además la línea aérea de bandera, Royal Air Maroc, asegura en estos momentos vuelos desde Marruecos nada menos que a 22 destinos del África Subsahariana, lo que convierte a Casablanca en un hub de logística.

El partenariado de la UE

No se ha hecho esperar la reacción de la Unión Europea a la vuelta de Rabat a la Unión Africana. Así, la portavoz de Federica Mogherini, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, ha mostrado su "impaciencia" por trabajar con Marruecos de cara a consolidar el partenariado con África. Insistiendo en el razonamiento, explicó que la Unión Africana y Marruecos son "elementos llave" para Europa dado que "la cooperación y la integración regionales son cruciales para la prosperidad, la estabilidad y la paz".

Ese argumento se ha visto fortificado por la opinión del presidente de Burkina Fasso, Roc Marc Christian Kaboré, quién expresando el sentimiento de la gran mayoría de los países de la Unidad Africana, manifestó ante un nutrido grupo de periodistas que "Marruecos ha venido para consolidar, reforzar y mejorar el liderazgo de África". La prensa de ese país también ha valorado de manera muy positiva la vuelta de Rabat a la UA. El periódico Aujourd'hui a Faso destaca la voluntad "unionista" y fraterna del Reino y explica que las reticencias de Zimbabwe , Suráfrica y Argelia han sido meramente anecdóticas y carecido de fuerza política alguna.

"Un día histórico"

La mayoría aplastante de los miembros de Cumbre consideraron que la reincorporación de Marruecos a la Unión Africana debe ser considerado como "un día histórico". Notable intervención fue la del ministro de Asuntos Exteriores de Congo-Brazzaville, Jean-Claude Gakosso, quien advirtió que se ha vuelto a los senderos de la madurez y destacó que los jefes de Estado tienen claro que "en el caso de que haya problemas, siempre es mejor resolverlos en familia".

El prestigioso periódico norteamericano Wall Street Journal opina a este respecto que las cosas no podían ser de otra manera: Marruecos ha vuelto a su familia institucional. Pero no se ha quedado en esta afirmación, que remarca la importancia que ha adquirido el país alauí dentro del contexto mundial. Para el diario, Marruecos es "una potencia económica emergente" a tener en cuenta. Los periodistas Martina Stevis y Gabrielle firman un artículo en el que insisten que la vuelta de Rabat a la UA no es sólo una cuestión que atañe a África. En absoluto. Consideran que esa integración es vital para las relaciones con EE UU y la UE y además valoran de manera especial la colaboración entre Norteamérica y la monarquía occidental africana "en la guerra contra el terror". El Wall Street Journal pone sobre el papel un dato muy significativo: de los 53 países que forman la Unión Africana, 40 han mostrado abierta y claramente su apoyo al regreso de Marruecos.

Respuesta a la RASD

Cualquier observador del África subsahariana se preguntará enseguida, dado el contencioso que mantienen Marruecos y el Frente Polisario sobre el Sahara Occidental ,que fuera colonia española, si el hecho de coincidir dentro de la UA no significaría una rémora para la organización o un punto de fricción añadido. Era más que evidente que Argelia, instrumentalizando al grupo guerrillero, intentaría boicotear el regreso de Rabat a la UA o bien, fracasado ese intento, procuraría añadir confusión a la cuestión del Sahara. Sin embargo, manteniendo una política de acción no violenta, el reino marroquí ha optado por la vía del pragmatismo, pese a que la RASD no tiene atributo de Estado aunque sí estatuto de miembro. En esto coinciden muchos analistas que subrayan que no existe tal Estado, se trata de una organización armada que dirige unos campamentos de refugiados situados en Tinduf. De hecho 28 jefes de Estado africanos han pedido, en el mes julio pasado, formalmente por escrito al presidente de la UA su suspensión de la organización panafricana.

La diplomacia marroquí ha optado por hacer valer sus derechos desde el interior de las instancias panafricanas. Interrogado sobre las declaraciones de algunos representantes de Argelia, del Polisario y de Zimbabue, que insinuaban que el hecho de ocupar su escaño en la Unión Africana en presencia de la RASD, implicaría un reconocimiento tácito de esa entidad, el ministro delegado de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, afirmó que ese posibilidad "se trata de un sinsentido desde el punto de vista del derecho internacional y de la práctica de los Estados". Para él, después de las infructuosas tentativas de Argelia y sus aliados para impedir la admisión de Marruecos, estos "intentan, hoy, disfrazar su estrepitoso fracaso en una lógica tan frágil como desafortunada. El reconocimiento es un acto unilateral y discrecional, por el cual le consta a un Estado la existencia de un hecho, estado o situación y, declara expresamente o admite implícitamente que puede oponerse", explica el ministro. "Es un acto eminentemente soberano. Un acto libre, que depende exclusivamente de la voluntad del Estado y básicamente de sus intereses", dice, e ilustra su tesis con ejemplos: "de los 193 miembros de la ONU, 85 han elegido libremente no reconocer el Kosovo como Estado, mientras que 108 miembros de la Organización lo han reconocido explícitamente; con respecto a "la pretendida República Saharaui", recuerda que "159 Estados, miembros de la ONU no reconocen a la RASD. El reconocimiento no es, además, ni obligatorio, ni automático, aún cuando se trate de un miembro de la ONU". Para finalizar, con respecto al Polisario, Bourita advierte: "No sólo Marruecos no reconoce, y no reconocerá jamás, esa entidad fantoche, sino que redoblará esfuerzos para que la pequeña minoría de países [ especialmente africanos] que aún la reconocen, evolucionen sus posturas en el sentido de la legalidad internacional y de las realidades geopolíticas".

Precisamente, el Senado español rechazó el jueves 8 de febrero una moción presentada por Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC) que instaba al Gobierno a reconocer oficialmente a la RASD como Estado soberano. La Comisión de Exteriores de la Cámara alta rechazó la iniciativa con los votos en contra del PP, el voto a favor de ERC, Podemos y PNV, y la abstención del resto de los grupos. La moción recogía, además del reconocimiento de soberanía de la RASD, el establecimiento de relaciones bilaterales representadas por el Frente Polisario, y la celebración del referéndum que determinaría en el Sahara Occidental.

El gran reto del Rey

El retorno de Marruecos a la Unión Africana ha puesto de manifiesto una vez más la importancia del rey Mohamed VI como impulsor y garante del futuro de su país. Mucho más allá de ser una figura simplemente protocolaria, ejerce un continuo y sólido liderazgo y poder ejecutivo. Es decir, actúa como un jefe de Estado con todas sus consecuencias y, de ese modo, ha conseguido conformar una diplomacia que viene cosechando importantes éxitos y avances en el contexto de las relaciones internacionales.

En estos difíciles momentos políticos y económicos que vive la comunidad internacional, es más que evidente que Marruecos ni es un país más ni es un país cualquiera. Los más importantes medios de comunicación de todo el mundo admiten que la visión y las estrategias que el monarca había diseñado desde el año 2000 están dando espectaculares resultados. Ya entonces, Mohamed VI basó en tres pilares fundamentales la política exterior que llevaría a cabo: la consolidación y refuerzo de las relaciones con los socios tradicionales de Rabat -países árabes del Golfo Pérsico, Unión Europea y EE UU-, la multiplicación y diversificación del partenariado con terceros países, siempre con actuaciones basadas en "el respeto mutuo, el beneficio común y la igualdad", y, finalmente, el refuerzo de la "cooperación sur - sur".

Decir "cooperación sur - sur" es, obviamente, decir África. Por ello, cualquier observador no puede menos que considerar acertada una estrategia centrada ya desde el primer momento en volver a la Unión Africana. De facto, hoy por hoy es imposible concebir que en la UA no esté presente Marruecos. Los Estados miembros de esa organización no sólo lo han reconocido sino que, en un período extremadamente corto de tiempo, han materializado su vuelta. La ofensiva diplomática y los múltiples desplazamientos del Rey han dado un excelente resultado que va muchísimo más allá de la integración en la UA.

Los datos concretos hechos públicos por Mohamed VI en su discurso de Adís Abeba conforman un escenario realmente positivo y muy esperanzador:

1. Desde el año 2000, Marruecos ha firmado alrededor de un millar de acuerdos con países africanos, muchos de ellos para fomentar proyectos conjuntos de desarrollo económico y humano.

3. El Rey ha realizado 46 visitas a 25 países, apoyando tanto al sector público como al privado y esta semana está precisamente en visita oficial en Guinea-Conakri, Ghana y Zambia,

3. Rabat ha otorgado miles de becas para que ciudadanos de distintos países puedan acceder a una formación de grado superior en Marruecos.

4. Mohamed VI ha firmado con Muhammadu Buhari, presidente de la República Federal de Nigeria, un acuerdo estratégico de primer nivel: la construcción del gasoducto África-Atlántico que permitirá transportar esa fuente energética desde los países productores hasta Europa. Pero, además, beneficiará a toda África del Oeste, impulsando proyectos paralelos.

5. Se han establecido fábricas de producción de fertilizantes en colaboración con Etiopía y Nigeria, tendentes a mejorar la productividad agrícola y a favorecer la seguridad alimentaria y el desarrollo rural. Al respecto, Mohamed VI se preguntó en su disertación: "¿Acaso no es la seguridad alimentaria el gran reto de África?"

6. La agricultura africana se adaptará al cambio climático a través de la gestión racionalizada de los suelos, el control sostenible del agua agrícola, la gestión de los riesgos climáticos y la financiación solidaria de los pequeños portadores de proyectos.

7. Finalmente y, tras señalar que "África puede estar orgullosa de sus recursos, de su patrimonio cultural y de sus valores espirituales", Mohamed VI manifestó que "la noción de tercermundismo me parece superada" e insistió una vez más en que "mi país ha optado por el camino de la solidaridad y la paz . Marruecos no busca alcanzar el liderazgo en África. Marruecos quiere otorgar el liderazgo a África".