No habrá apoyo socialista a los presupuestos estatales de este año si continúan en la línea de restar fondos al sector público. Así lo anunció ayer el exlendakari Patxi López, precandidato a la Secretaría General del Partido Socialista Obrero Español, en el Encuentro de Líderes organizado por la Cadena Ser y Editorial Prensa Canaria y patrocinado por Lopesan, Grisaleña, Astican y JTI. El también expresidente del Congreso de los Diputados criticó que se les "amenace" con la convocatoria de elecciones, y advirtió de que si no aceptan unas cuentas restrictivas, "menos aún chantajes y humillaciones".

"Es el Partido Popular [PP] el que debe buscar aliados", explicó López, que previsiblemente se verá las caras la próxima primavera con Susana Díaz y Pedro Sánchez en la pelea por controlar el partido. A ello añadió la necesidad de que se busque el "modo de mejorar los ingresos", para lo que consideró necesario poner coto "al fraude" fiscal.

"Unir al partido"

En clave orgánica, el exlendakari se autoimpuso como primer objetivo "unir al partido" y descartó el enfrentamiento con el resto de quienes se postulen para tomar las riendas del PSOE como fórmula para conseguirlo. Si tiene éxito en su empresa, aseguró que el primer paso que dará será llamar a sus oponentes para conformar "una ejecutiva integradora". Si, por el contrario, fracasa, se pondrá a disposición de la nueva dirección y el nuevo secretario general. "Habrá la lealtad y colaboración que nos han faltado últimamente", aseguró citando en varias ocasiones a lo largo de su intervención "el sufrimiento" que ha padecido la militancia en el pasado más reciente, con referencias puntuales al comité del 1 de octubre en que se decidió apoyar la investidura de Mariano Rajoy como presidente de España.

Alertó del riesgo que corre la socialdemocracia de diluirse en el actual panorama, no solo español sino también europeo, hostigada por "los populismos". Por ello reivindicó la recuperación del terreno que se ha ido perdiendo y que ha dado pie a que, por ejemplo, "se vuelva a trocear Europa y se actúe de forma miserable con los refugiados. Entre el asalto a los cielos que propugnan unos y la resignación a la que nos condenan otros hay espacio para una izquierda valiente", sostuvo.

A dicha realidad opuso la creación de una Unión Europea (UE) más fuerte, que hoy no puede serlo porque solo tiene en su mano "la política monetaria y poco más", apuntó el precandidato a dirigir el PSOE. En su apuesta por ceder soberanía en favor de la UE apuntó el establecimiento de un salario mínimo y un estatuto de los trabajadores comunes a todos los países miembros. "Quiero una Europa diferente, no me gusta lo que hay ahora", zanjó.

Negó que no haya otra salida como propugna la derecha para convencer de que las decisiones que adopta son las correctas y se confesó defensor del libre mercado, pero también de "la regulación". A su juicio, sin esta "no hay igualdad. Estoy harto de escuchar que cuanto menos Estado, más libertad. Eso es falso", afirmó.

En la misma línea, descartó como suficientes los crecimientos que encadena la economía española en los últimos años, porque "la decencia del país no la mide el producto interior bruto [PIB], sino el trato a los más desfavorecidos". En esa asignatura, la España que gobierna el PP suspende, ya que sus políticas están propiciando la "expulsión de millones de personas del bienestar colectivo", afirmó López.

Responsabilizó de ello a la reforma laboral impulsada por los populares en 2012 y que él prometió "derogar". Señaló que hoy "los salarios precarios se cuentan por millones" y denunció que para conseguir su propósito, el Gobierno de Mariano Rajoy "dinamitó la negociación colectiva. El mercado laboral no puede ser una selva donde ganen los más fuertes", enfatizó.