Francisco Ojeda, padre del sargento grancanario Jhonander Ojeda, que falleció el pasado 22 de octubre de 2015 tras precipitarse al mar el helicóptero Super Puma en el que viajaba, después de haber sobrevivido un año antes a otro accidente de similares características, sostiene que a su hijo le hicieron "firmar un pacto de silencio" para que no contara lo que había provocado el primer siniestro, donde murieron los otro cuatro militares ocupantes de la aeronave.

El pasado 23 de enero, Francisco Ojeda declaró como testigo ante el juez que investiga el primer accidente, ocurrido el 20 de marzo de 2014 tras caer al mar un Super Puma del Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR) de Gran Canaria, donde sólo sobrevivió Jhonander Ojeda. Su testimonio ha resultado dar un giro a la investigación, pues contradice la versión oficial que se dio en su momento y afirma que "para su hijo, mecánico de helicópteros, la causa del siniestro fue la rotura de la transmisión o del rotor de cola, que hizo que el aparato se precipitara al mar en un minuto escaso". Según la versión oficial, el accidente se produjo por un fallo de los pilotos, que se desorientaron en un arriesgado ejercicio nocturno al fallar la bengala que debía iluminarles, y no por causas técnicas del helicóptero.

Francisco Ojeda no contó antes lo que le dijo su hijo tras el primer accidente porque así se lo pidió, pues temía que no le permitieran volver a volar. Pero tras el fallecimiento de Jhonander Ojeda en un segundo siniestro, donde murieron otros dos militares, y "transcurrido el tiempo y habida cuenta de lo sucedido en el Yakolev [el siniestro en el que murieron 62 militares] considera su obligación decir la verdad de lo sucedido", refleja el acta judicial, según publica El País.

Francisco Ojeda narró ante el togado militar que investiga el primer accidente que "su hijo le comentó que el general le había dicho que siempre mantuviera la versión pactada, no solo ante la prensa: que no había visto ni oído nada y que, cuando se dio cuenta, ya estaba en el agua". De hecho, cuenta que unos 15 días después del accidente, Francisco Ojeda se reunió con el general y este le indicó que "como padre tenía que recalcarle a Jhonander que tenía que mantenerse en lo pactado [...]". En su opinión, "su hijo tenía miedo de que si no decía lo que le había indicado el general podría tener problemas en su carrera militar y podía impedir que volviese a volar", que era la pasión de Jhonander Ojeda.

Según el acta judicial, Francisco Ojeda "le preguntó a su hijo qué había pasado, respondiéndole que el general le había hecho firmar un documento que era como un pacto de silencio, motivo por el que estaba asustado, y que le había hecho firmar que no había visto ni oído nada y que [...] le había hecho hincapié en que no tenía que contar nada de lo sucedido a la prensa. [...]". Francisco Ojeda cree que el general intimidó a su hijo, ya que regresó "llorando".

Pero lo ocurrido, según le contó su hijo, que además era mecánico, fue que aunque se produjo un fallo de una bengala y durante cuatro minutos se quedaron a oscuras, "él no creía que ese fuera el motivo del accidente. Lo que sucedió es que, cuando ya se alejaban del barco sobre el que debían realizar el ejercicio, se escuchó un fuerte golpe o estruendo" y el helicóptero se precipitó al mar. Javier Salto era el entonces jefe del Mando Aéreo de Canarias y ahora director del Gabinete Técnico de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Salto sostiene que "ese documento no existe, yo al menos no lo conozco y desde luego no se lo hice firmar", explicó a El País.