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Buscar los restos del último rey guanche en los archivos cuesta 34.000 euros

El proyecto de Patrimonio se centra en una primera fase en un intenso rastreo documental para determinar dónde está enterrado Fernando Guanarteme

Buscar los restos del último rey guanche en los archivos cuesta 34.000 euros

Se inicia la búsqueda de los restos mortales del último rey guanche de Gran Canaria, Fernando Guanarteme. El mandato proviene del Parlamento de Canarias, tras una proposición no de ley aprobada en mayo del pasado año, y la Dirección General de Patrimonio del Gobierno regional le da cumplimiento. La primera fase del proyecto para hallar el cuerpo de Tenesor Semidán, bautizado por los castellanos durante la conquista como Fernando Guanarteme, está ya elaborada por los profesores de ambas universidades canarias y expertos en la materia Jorge Onrubia Pintado, Juan Francisco Navarro y María del Cristo González.

En esta primera parte se propone acometer una intensa labor de recopilación documental en diferentes archivos para intentar localizar cualquier traza textual que permita reconstruir, de manera fiable, la suerte que pudieron correr los restos mortales de Fernando de Guanarteme o de Agáldar, desde el mismo momento de su fallecimiento. El coste de esta fase del proyecto se ha cuantificado en 34.000 euros. Fernando Guanarteme fue una controvertida figura, al ser conocido primero como un traidor a su pueblo y posteriormente como un pacificador, pues intentó, según distintos investigadores, salvar a los indígenas de una masacre por parte de los conquistadores.

Conquista de Tenerife

Los expertos señalan en el proyecto que no se conocen muchos detalles acerca de los últimos compases de la vida y de la muerte de este aristócrata indígena de Gran Canaria. Se sabe que Fernando Guanarteme pasó a la conquista de Tenerife junto con un cuerpo de tropas auxiliares indígenas cuyo mando compartió con su hermano Pedro Maninidra. Y según consta en los testimonios de la información sobre sus servicios a la Corona de Castilla impulsada en 1526 por una de sus hijas, Margarita Fernández Guanarteme, es seguro que murió en esta isla por las secuelas de esa campaña militar cuando preparaba el que probablemente sería su tercer viaje a la Península.

Los investigadores ignoran, en cambio, el lugar exacto de su fallecimiento. Solo una placa en la fachada de la ermita de San Cristóbal de La Laguna, que colocó allí la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, a comienzos del siglo pasado, junto a una lápida sepulcral de mármol blanco con su nombre , recuerdan que en este lugar se encuentran sus restos mortales. Pero los historiadores dudan de que esté enterrado realmente en esta ermita.

Si bien es cierto que el hecho de que Guanarteme se encontrara preparando una nueva visita a la Corte convierte a la naciente villa de La Laguna en el escenario más fiable de este óbito, existen más posibilidades. Entre otras, en los Realejos donde se sabe que, desde el mismo momento de la conquista de Tenerife, Guanarteme se asentó y recibió tierras.

En cuanto a la fecha de su muerte, tampoco hay una certeza absoluta. Es muy probable que tuviera lugar a finales de 1496 o inicios de 1497.

Sobre su lugar de inhumación, se parte como hipótesis de trabajo principal la primera iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de La Laguna y, de forma alternativa, la iglesia de Santiago de Los Realejos. La Concepción fue demolida por la progresiva urbanización de la zona y se reconstruyó a partir de 1511, pero en ese periodo intermedio se cree que es posible que los restos del rey aborigen fueran trasladados a la ermita de San Cristóbal, aunque hoy se sabe que se erigió en la segunda década del siglo XVI.

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