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Demografía La población rural

El campo canario peina canas

El envejecimiento de la población se acentúa en el medio rural

Escuela unitaria en Caideros de Gáldar

Escuela unitaria en Caideros de Gáldar

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Escuela unitaria en Caideros de Gáldar A. Rodríguez

El campo canario languidece y peina canas. Casi la mitad de los 88 municipios del Archipiélago tiene más adultos que jóvenes. O lo que es lo mismo: 41 localidades presentan como principal grupo de edad a los habitantes que suman más de 45 años. Cuatro de ellos, incluso, cuentan como colectivo mayoritario a los vecinos que rebasan los 65 años. El envejecimiento de la población isleña azota con mayor dureza a los núcleos rurales, una "tragedia demográfica" que amenaza, tal y como indican los expertos, con la propia extinción de los moradores en esas comarcas.

La emigración, la crisis económica y los nuevos estilos de vida han condenado el futuro del campo. El volumen de jóvenes que apuestan por permanecer en el medio rural es cada vez menor. Un éxodo del que se benefician las capitales de cada provincia, sus municipios limítrofes -al servir como ciudades dormitorios- y las localidades costeras que, por lo general, despuntan en la explotación del principal motor de la economía canaria: el turismo.

La población mayor de 45 años creció en los últimos 16 años un 67%, pero la fractura generacional entre la Canarias urbana y la Canarias rural es cada vez más evidente. En la primera parcela se concentran los habitantes entre los 25 y 44 años, con todo tipo de servicios a su alcance y sin problemas de conexión. En la segunda, en cambio, los adultos de más edad, con dificultad para acceder a la red y servicios básicos a su disposición.

Un vistazo al mapa demográfico de cada isla demuestra esta dicotomía. En Gran Canaria, por ejemplo, los nueve municipios más envejecidos son los cumbreros, los de medianías y los del norte. Solo se salvan de este cerco Agaete y Gáldar, pero por muy poco tiempo, ya que la diferencia entre el grupo de 25 a 44 años y el de 45 a 65 no supera las 30 personas. Tenerife, por su parte, tiene diez localidades en las que los grupos mayoritarios son los que tienen entre 45 y 64 años. Pero, sin duda, la situación más dramática es la que se vive en las islas más occidentales.

El catedrático de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna (ULL), Juan Francisco Martín, sostiene que el proceso que experimentan La Palma, La Gomera y El Hierro es de un "gravedad absoluta". No en vano, Garafía y Barlovento en la isla bonita y Agulo y Vallehermoso en la isla colombina son los únicos municipios de las Islas habitados, en su mayoría, por personas con 65 años o más, según los datos del padrón continuo a 1 de enero de 2016 publicados por el Instituto Nacional de Estadística.

Martín apunta a que el envejecimiento de la población, tanto en esas islas como en las zonas rurales de las restantes, comenzó en los años 40, 50 y 60 con la emigración de sus residentes a Venezuela, Cuba o África. Los emigrantes de las islas más occidentales optaron mayoritariamente por labrarse un futuro en Latinoamérica, lo que produjo una ruptura de parejas o desequilibrios entre sexos y, por consiguiente, una caída de la natalidad. La cercanía a la costa africana hizo que la incidencia en la provincia oriental fuera menor, ya que posibilitó que las relaciones entre parejas "no se interrumpieran del todo".

La falta de relevo generacional no solo conduce a la despoblación, según expone el sociólogo Gonzalo Rodríguez, sino que también lleva aparejada una serie de repercusiones en el plano de la dependencia, la sanidad y las pensiones. La disminución de la tasa de natalidad -el número de nacimientos cayó un 24,7% entre 2005 y 2015 al pasar de 20.127 nacimientos a 16.146- combinada con la marcha de los residentes de menos edad al extranjero, son otros de los factores que generan la "tormenta perfecta", tal y como explica Martín, para que Canarias siga el camino trazado hasta ahora por Asturias, Galicia o Castilla y León, las regiones españolas más 'viejas'.

No en vano, el índice de envejecimiento de la población alcanzó su máximo histórico en las Islas en 2016, con un 101,8%. Es decir, por primera vez el Archipiélago registró más personas ancianas que jóvenes, de tal forma que por cada 101 mayores de 64 años hay 100 menores de 16. En esta misma línea se sitúa la media de edad de los canarios, que ha pasado de los 29 años en 1975 o los 36 de 2000 a los 41 del año pasado. Y todo a pesar de que el número de habitantes ha aumentado, ya que el crecimiento ha venido, principalmente, por el aporte de la inmigración.

Políticas de reactivación

  • La vida se apaga en el medio rural y, de forma especial, en las islas más occidentales. El envejecimiento de la población es tal que la única solución para ponerle freno es, a juicio del catedrático de Geografía Humana de la ULL Juan Francisco Martín, la activación de "políticas demográficas adecuadas" que eviten la emigración de jóvenes e incentiven la natalidad. Como ejemplo cita los modelos implantados en países como Islandia, Noruega o Suecia. Allí se dan subvenciones a las familias que tienen un hijo, permisos de un año para cuidar de los recién nacidos, y matrículas de guardería gratuitas. ¿Pero es suficiente? No. La potenciación del empleo y la sustitución de salarios bajos por otros más elevados son fundamentales, subraya, para que los ciudadanos en edad reproductiva decidan tener hijos

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