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No es lo mismo Palma que La Palma ni Las Palmas

El Parlamento insta al Gobierno canario a estudiar soluciones para evitar la confusión entre los topónimos por su daño al turismo

No es lo mismo Palma que La Palma ni Las Palmas

La Palma, Las Palmas, Palma, Las Palmas de Gran Canaria. No, no es lo mismo y no es un trabalenguas, pero sí genera confusión entre aquellos que buscan un destino para disfrutar de sus vacaciones, remitir una carta o enviar mercancías. Le ocurrió hace tiempo a una madre y a su hija de Londres, que querían viajar a Mallorca y, tras aterrizar en La Palma, pidieron a un taxista que les llevara a un hotel. Él, extrañado, les dijo que allí no existía el que ellas buscaban. La rocambolesca historia tuvo final feliz: la familia quedó maravillada con la Isla Bonita, tanto que ha regresado de visita en otras cinco ocasiones.

Es más, en 1894 llegó al muelle de Santa Cruz de La Palma la famosa grúa Titán, icono del puerto durante muchos años. Cuentan en el pueblo que en realidad su destino era Palma de Mallorca, pero era más costoso desmontarla y trasladarla a Baleares, así que se quedó en La Palma.

Son sólo dos anécdotas que al final beneficiaron a esta isla, sin embargo no siempre ha sido así. De hecho, son más los perjuicios que ocasiona el lío de toponimia que las ventajas y a los palmeros "les duele muchísimo la permanente confusión", protesta la diputada regional del PSOE, Victoria Hernández.

Desde hace décadas se producen continuos equívocos entre los topónimos de Las Palmas (provincia), Las Palmas de Gran Canaria (capital de Gran Canaria), La Palma (isla) y Palma (capital de la isla de Mallorca y de la comunidad autónoma de Baleares). El Parlamento canario cree que es hora de zanjar este embrollo que perjudica al turismo y al comercio. De hecho, Promotur, empresa pública del Gobierno regional destinada a la promoción turística del Archipiélago, ha detectado este problema que socava la marca Islas Canarias. La situación se ha agravado, ya que el Parlamento balear ha aprobado que Palma sea el nombre oficial de la capital de ese archipiélago, eliminando el apellido "de Mallorca".

Asimismo, hasta 1939, Las Palmas hacía referencia a la capital grancanaria pero en septiembre de aquel año el alcalde, Diego Vega Sarmiento, solicitó el cambio de nomenclatura para diferenciarla de la provincia. Se aprobó en un pleno municipal y, posteriormente, por el Consejo de Ministros. A partir de ahí la ciudad pasó a llamarse Las Palmas de Gran Canaria, destaca el cronista oficial, Juan José Laforet, que ve necesario que "se instrumenten las acciones oportunas para evitar confusiones" entre los lugares.

El embrollo es tal que la Comisión de Turismo y Cultura de la Cámara canaria aprobó ayer, pese a la abstención de CC-PNC y PP, la proposición no de ley del PSOE por la que se insta al Gobierno autonómico a estudiar la solución "más aconsejable", conjuntamente con las instituciones afectadas, para evitar los constantes errores entre los topónimos de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, La Palma y Palma.

Solventar el lío no resulta nada fácil. Esta vieja discusión llega al Parlamento, pero la realidad se impone y son los propios ciudadanos quienes se niegan a modificar el nombre del lugar en el que viven. De ello son conscientes todos los grupos parlamentarios, pero ¿se puede hacer algo? El PSOE considera que sí, pues estos equívocos provocan "molestias y perjuicios económicos por errores lamentables al sacar billetes de viaje, que han sido detectados por estudios de mercado y por Promotur, que apunta la necesidad de corregirlos", señaló Hernández.

A ello se añaden "las confusiones y pérdidas de correspondencia y mercancía con los consiguientes trastornos económicos y retrasos", apuntó la diputada palmera, que sostiene que "La Palma es la más perjudicada y sus habitantes claman una solución".

Entretanto, para ir menguando estos errores ella, motu proprio, al referirse a algún municipio en las redes sociales detalla que éste pertenece a "la isla canaria de La Palma" y pidió a los parlamentarios que usen esa opción. Si en tres meses el Ejecutivo no ha hecho ningún avance sobre este asunto, Hernández volverá a preguntar al respecto.

El PSOE rechazó una enmienda de sustitución presentada por CC-PNC, que requería que los especialistas en Toponimia de la Academia Canaria de la Lengua estudiasen esta cuestión. Según Juan Manuel García Ramos, enviar este asunto al Gobierno es "mandarlo al limbo".

Para Podemos, la salida pasa por someter este conflicto a una consulta popular, no limitarlo al debate academicista o político. Como posibles alternativas, Asunción Delgado señaló que los aborígenes llamaban Benahoare a La Palma y Tenoya a La Palmas de Gran Canaria. A su juicio, "lo mínimo" es que Promotur impulse una "buena campaña divulgativa en las agencias de viaje, medios de comunicación y comercios", entre otros agentes para dejar claras las diferencias. En la misma línea se pronunció Josefa Luzardo, del PP. Para ASG es "obvio que se debe regular este asunto" y NC vio positiva la iniciativa del PSOE.

No obstante, ¿los expertos aprecian alguna confusión? Los especialistas consultados no ven ninguna y mostraron su sorpresa por la propuesta. Humberto Hernández, doctor en Filología, catedrático de la Universidad de La Laguna y miembro de la Academia Canaria, no ve razón para cambiar nada. "Son topónimos diferentes. Lo que hay que hacer es simplemente escribirlos bien y que los profesionales que trabajan en sectores en los que es importante la toponimia lo tengan en cuenta", aseguró. Cree que la petición parlamentaria "no tiene sentido" desde la perspectiva lingüística.

Otro experto que no comprende esta medida es el periodista Ramón Alemán, que ofrece un servicio de corrección a través de la web La lavadora de textos. "Para empezar habría que cambiar el Estatuto de Autonomía, que es el que fija y regula estas denominaciones oficiales. Pero, además, no comprendo esa confusión cuando son topónimos diferentes, que se escriben y se pronuncian de forma diferente. La Palma es singular, Las Palmas es plural y Palma, sin el artículo", explicó Alemán. Para este corrector de textos, la clave es que los profesionales utilicen bien estas palabras, "nada más".

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