Algunos vestidos con el traje tradicional de su isla, otros sólo con sombreros, los niños con la equipación de la UD Las Palmas, pero todos con el afán de poder celebrar lejos de casa una romería canaria con todos los ingredientes, incluidas las tres cabras que asistieron algo atónitas a este derroche de divertimento. No faltó la música, que puso la Agrupación Folclórica Casa de Canarias, organizadora de la fiesta, y el buen talante que llevó a cientos de isleños a recorrer las principales calles de Madrid desde el barrio de Malasaña, cruzando por Gran Vía, Montera, la Puerta del Sol y terminar en el bar Sol y Sombra para degustar algunos platos de la gastonomía tradicional.

El anuncio que se había hecho desde la Casa de Canarias con el simple objetivo de celebrar en la capital de España una ofrenda a los canarios, que sirviera además como antesala de la festividad de la Comunidad Autónoma, rompió las mejores previsiones. El presidente de la entidad, Roberto Miño, que acudió al acto envuelto en la típica manta esperancera, declaró que se sentía abrumado con la enorme acogida que había tenido esta propuesta.

La iglesia de San Antonio de los Alemanes, en Malasaña, se quedó pequeña para acoger a la cantidad de público que quiso asistir a esta ofrenda. Precisamente la fiesta comenzó con un acto emotivo que tuvo lugar en este templo y que contó, entre otros, con la actuación a capela de Caco Senante interpretando algunas canciones canarias, como el Arrorró y, por supuesto, el pasodoble Islas Canarias, que hizo soltar alguna que otra lágrima a los asistentes.

Los integrantes del club de fútbol Casa Canarias, un equipo integrado en su totalidad por estudiantes isleños y que en la actualidad compite con buenos resultados en la tercera regional de la Comunidad de Madrid, también participó en este evento. El portero del equipo, Octavio Barrera, fue el encargado de dedicar unas palabras recordando a los presentes "lo difícil que es para nosotros estar lejos de casa", pero por otro lado es la única manera que tienen los jóvenes de crecer y hacerse mejores profesionales.

A lo largo del acto que se desarrolló en el interior del templo no sólo se izó la bandera canaria en un mástil, sino que se produjo la intervención de varias personas. Después de las palabras de los jugadores del equipo de fútbol, le tocó el turno al director general de Política Exterior del Gobierno de Canarias, Julio Cabrera, que se encargó de animar a los canarios que se encuentran fuera del Archipiélago a no romper sus lazos, como ocurre con todos los que residen en la Península, la mayoría en Madrid. Cabrera quiso acordarse y tuvo por ello una mención especial para los isleños que residen en Venezuela y que deben estar pasando malos momentos.

Una de las personas que no quiso perderse esta ofrenda a los canarios fue el sacerdote Yago Martínez, que vivió durante cuatro años en Gran Canaria, impartiendo clases en un centro del barrio de Tafira Baja, en Las Palmas de Gran Canaria. Y aunque ya ha sido trasladado a un colegio de Alcalá reconoció ante la concurrencia que extraña de forma notable los días que pasó en la Isla.

Finalizó el turno de intervenciones con las palabras de Roberto Miño, presidente de la Casa de Canarias en Madrid, quien destacó la importancia de la unidad de todos, para hacerse "más fuertes" y también de ser felices. "Aunque estemos pasando por muchos problemas, que nadie nos diga que no podemos aspirar a sentirnos bien", sentenció.

Uno de los momentos más emotivos se produjo cuando regresó a la tribuna para cerrar el acto el cantante Caco Senante, que interpretó el pasodoble Islas Canarias. La emblemática pieza musical fue coreada por los numerosos asistentes que llenaron el templo.

Una vez que finalizaron las intervenciones en el interior de la iglesia de San Antonio de los Alemanes, comenzó la ruta por las calles del centro de Madrid. La parranda tomó los mandos de esta particular romería y, como un río divertido y caudaloso, los canarios y sus amigos comenzaron el peregrinaje.

Lo más destacable de esta fiesta canaria tiene que ver con el esfuerzo que se ha hecho por tratar de acudir a este evento vestido con alguno de los trajes típicos de las Islas. Gema Santiago y Alberto Ortega se mostraron previsores, y como ya sabían que se estaba organizando esta romería, en un viaje reciente que hicieron a Gran Canaria metieron en la maleta el traje. Casi lo mismo le ocurrió a un grupo numeroso procedente del barrio santacrucero de San Andrés. Abidely Cabrera, Yolanda Fuente, Paola Aguiar y Jonay de Vera llegaron perfectamente ataviados con el traje tradicional de Tenerife, aunque ellos insistieron en que así sólo se visten en el mencionado barrio.

La mayoría de los canarios que acudieron a esta cita residen desde hace años en Madrid. Por trabajo o por amor se han quedado en la capital de España, pero cada vez que pueden se van unos días a la tierra. El grupo de San Andrés tenía muy claro que si pudiera se iba corriendo a casa.

Mary Carmen de la Cruz acudió a la romería en compañía de su marido, Javier González. Él llevaba el traje de campesino de Lanzarote y ella no tuvo tiempo de prepararse un mejor diseño. Mary Carmen lleva ya 31 años viviendo en Leganés, aunque nació en Uga. Al principio estaba muy serena, divertida y esperando poder tropezar con algún vecino de Yaiza. Después, cuando escuchó en la iglesia cómo sonaban el Arrorró y el pasodoble Islas Canarias le "entró un sentimiento" que le hizo "llorar".

Como el resto de asistentes a esta primera gran romería de Canarias en Madrid, alguno ya sueña con volver a repetir la celebración, y esta próxima vez, además de las cabras, ya está pensando en cómo montar las carretas para enseñar a todos cómo se divierten los canarios en sus fiestas de allí y aquí.