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Entrevista a Gustavo Díaz Matey

"El terrorismo acabará gracias a la integración, no con bombas en Siria"

"Los servicios de inteligencia hacen que los yihadistas no sobrevivan mucho tiempo anónimos", asegura el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid

Gustavo Díaz antes de la conferencia en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria. J. PÉREZ CURBELO

Es experto en el papel de los servicios de inteligencia en terrorismo salafista y yihadista, ¿qué destaca de este ámbito?

Expongo tres cuestiones: la necesidad de conocer y entender la amenaza terrorista, las motivaciones que llevan a ciertos individuos a cometer estos actos barbáricos, y la necesidad de contar con unos servicios de inteligencia correctos, como los que tenemos, con el fin de anticiparnos a la amenaza y a los actos. Además, hay que entender que se trata de una lucha no solo anticipativa sino a largo plazo, que tiene que ver con la necesidad de saber qué normas de convivencia tenemos en nuestra sociedad y aprender a integrar a gente de distinta procedencia y de distinto credo en nuestro país. Con los servicios de inteligencia y cuerpos y fuerzas del Estado podemos contenerlo a corto y medio plazo, pero en última instancia tendremos que poner en marcha un modelo de convivencia e integración.

¿Cómo se entiende la amenaza que presentan los yihadistas?

En primer lugar, teniendo en cuenta la historia; en segundo, cuál es la retórica de los terroristas, cuáles son los desencadenantes que los llevan a esta situación, cuáles son sus objetivos y qué intentan combatir. Además, hay que tener claro que estos actos terroristas no ocurren sólo en Occidente, sino que los que más sufren esta situación son los propios musulmanes.

¿Cuáles son las causas que llevan a la situación actual?

Estamos en este punto porque este tipo de ideologías son sectarias y retrógradas y estamos frente a individuos o estados en los que la educación no ha avanzado lo suficiente. Que tengan la capacidad de entender que en este siglo es natural salir a la calle a matar y morir, muestra que algo se ha quedado por el camino, y tiene que ver con un siglo de las luces que nunca ocurrió y que deberá experimentar el mundo musulmán.

¿Son suficientes las medidas que se toman para frenar los hechos cada vez más seguidos?

Es evidente, por lo que vivimos y por los actos barbáricos que sufrimos, que no son suficientes. Se están haciendo muchas cosas que han prevenido muchos atentados y masacres, pero repito que la cuestión está en tomar medidas a largo plazo con modelos de convivencia y oportunidades, acabando con los barrios excluidos o guetos.

¿Qué papel tienen los servicios de inteligencia y cuerpos y fuerzas de seguridad?

Están haciendo una labor muy buena, minimizan el impacto terrorista y frenan muchas muertes, pero es difícil evitar que se extienda la idea de yihad y que alguien salga a la calle con cuchillos y un coche y atropelle a transeúntes. Aún así, es interesante saber que los atacantes no saben a quién están acuchillando, desconocen si es una persona musulmana, cristiana o atea, porque es algo que les da lo mismo. Se trata de actos barbáricos orientados a conseguir fines políticos, con el objetivo de reproducir la guerra de Siria o Irak en el Europa.

¿De qué fines se trata?

Intentan poner de manifiesto que el mundo musulmán ha cogido un camino erróneo y que hay que combatir al enemigo lejano y, sobre todo, al cercano, a esos gobiernos musulmanes que han escogido un rumbo equivocado del islam, según su ideología. Quieren que el mundo musulmán vuelva a sus orígenes según las enseñanzas del profeta, una interpretación que se hacía hace cientos de años y que no es la misma que la de ahora. Europa vivió la guerra de las luces y la revolución industrial, pero el mundo musulmán no, y todo esto ha dado como consecuencia una visión catastrófica de la raza humana. Quieren acabar con todos aquellos que no piensan como ellos.

¿Por qué los ataques son cada vez más frecuentes en Europa?

Se debe a la pérdida de territorio por parte del Estado Islámico en Siria e Irak, porque las ofensivas de la coalición están determinando la pérdida del control territorial que tenían y esa falta de apoyo y de territorio tiene una repercusión directa en querer darse a conocer y realizar acciones en Europa. Además, la presión de los servicios de inteligencia y de los cuerpos y fuerzas de seguridad hace que tengan que realizar acciones más rápidas, porque no tienen opción a sobrevivir mucho tiempo en el anonimato, de manera que o actúan o los cogen. En tercer lugar, cada vez se extiende más la idea de yihad, que ya no es tanto una organización estructural, piramidal y permanente, sino la idea de sumarse a este tipo de acciones con los medios que tengan. Por eso, son ataques menos preparados y más individualizados.

¿Son más las acciones que se frenan que las que llegan a su fin?

Sin duda. El servicio de inteligencia tiene una labor activa y directa y no vemos muchas de sus acciones que evitan multitud de muertes. En lo que llevamos de año van más de 30 detenidos, más allá de los que no acaban judicializados.

¿Es optimista respecto a la desaparición total del terrorismo?

Los escritos dicen que la amenaza terrorista se contiene pero, tras años de lucha, España ha acabado con ETA. Se puede lograr la desaparición total, pero más allá de contener la amenaza, hay que centrarse en las medidas a largo plazo nombradas, de manera que los individuos que están dispuestos a cometer estos actos atroces dejen de ver sentido a salir a la calle a acuchillar. Esto no terminará con un bombardeo a Siria o Irak, sino con modelos de convivencia y de desarrollo mejores de los que disponemos, porque al final lo que quiere la gente es vivir, incluidos los terroristas, aunque digan que valoran tanto la muerte como nosotros la vida.

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