A primera hora de la mañana de ayer un avión civil partió del aeropuerto de Guacimeta, en Lanzarote, rumbo a Lisboa. La hoja de ruta estaba clara, pero en cuestión de segundos el plan de vuelo en dirección a la capital portuguesa quedó truncado. A cien millas de la costa varios terroristas que iban a bordo secuestraron la aeronave y el pánico se adueñó de los pasajeros. Los violentos obligaron al piloto a dar la vuelta, con el objetivo de atentar contra las Islas. En ese instante saltaron las alarmas y entraron en acción las fuerzas de seguridad para recuperar el control del avión e impedir el ataque.

El suceso no fue real, sino un simulacro para el adiestramiento de las Fuerzas Armadas. El avión Falcon 20 del Ejército del Aire simuló ser una aeronave con pasajeros que viajaban a la ciudad lusa. Una vez que se constató el rapto se activaron los protocolos de intervención en secuestros aéreos y se desplegaron todos los medios para neutralizar la amenaza terrorista.

La rapidez de la respuesta y la eficacia de las unidades activadas permitió concluir el operativo con éxito, con la liberación de los viajeros y la tripulación.

Ésta es sólo una de las maniobras de defensa aérea que han llevado a cabo desde el miércoles hasta hoy varias unidades en el Archipiélago, en el marco del ejercicio Sirio/Dacex-17 del Mando Aéreo de Combate para el control del espacio aéreo de interés nacional. En concreto, la primera fase de este ejercicio (Sirio) se realizó en la Península y Baleares desde el 22 de junio y este miércoles comenzó la segunda parte del entrenamiento (Dacex) en Canarias, que, denominada Operación Eagle Eye, pone a prueba la capacidad y coordinación del Ejército del Aire, de Tierra y la Armada ante amenazas contra la seguridad nacional. Los guardianes de los cielos por tierra, mar y aire perfeccionan su formación.

Se trata de "un adiestramiento muy compactado en tres días, intentando buscar sinergias, sacar el máximo provecho del espacio aéreo del Archipiélago y que afecte lo menos posible a la población", aseguró el teniente coronel Manuel García de Veas, destinado en el Mando Aéreo de Combate, con sede en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, y perteneciente a la sección encargada de programar las actividades de cualificación.

La operación involucra a unos 200 efectivos, entre soldados y marineros, que, además de ejecutar diferentes misiones, también han simulado ataques enemigos contra unidades en tierra o en el mar por ofensivas con aviones de caza o incursiones terroristas.

Para ello, el Mando de Defensa y Operaciones Aéreas activó a seis cazabombarderos F-18 del Ala 46 del Ejército del Aire, con base en Gando, a una Unidad de Defensa Antiaérea del Ejército de Tierra, desplegada en Fuerteventura y a otra en Lanzarote, y a la fragata Álvaro de Bazán, de la Armada.

Asimismo, intervinieron los Eurofighters del Ala 11, de la Base Aérea de Morón (Sevilla); F-18 de las Alas 12 (Torrejón) y 15 (Zaragoza); el avión de transporte C-130 Hércules del Ala 31 (Zaragoza); un Falcon 20 del Grupo 47; un avión C-101, destinado a la formación aeronáutica y procedente del Grupo de Escuelas de Matacán (Salamanca); miembros del Grupo Central de Mando y Control, localizado en Madrid; del Grupo de Alerta y Control, ubicado en Gando; y de la Escuadrilla de Circulación Aérea Operativa, que coordina los tráficos militares con el control civil.

El ejercicio efectuado abarca un amplio espectro de situaciones tácticas. Entre las acciones realizadas figuran misiones de defensa aérea, con dos modalidades: CAP (Combat Air Patrol), es decir una patrulla aérea de combate protege desde el cielo un área para interceptar y destruir aeronaves hostiles antes de que ataquen; y operaciones de Alerta de Reacción Rápida (QRA, por sus siglas en inglés), con aviones en el suelo en alerta y con un tiempo de respuesta limitado para actuar.

También han participado en misiones de perturbación de comunicaciones, otras de reabastecimiento en vuelo, rescate de personas, reintegración de personas recuperadas al llegar a tierra, con la atención de un equipo médico especializado, y cómo dar respuesta a "casos renegade", como el de una aeronave civil secuestrada por terroristas y en el que "hay que intervenir para evitar que cause daño sobre la población", comentó García de Veas, que destacó que para estas situaciones hay un "procedimiento estandarizado, muy coordinado con el control civil", desde que se detecta la amenaza hasta cómo se interviene en todo momento.

Defensa organiza estas maniobras con cierta frecuencia para que "toda la cadena" que debe tomar parte en cualquier escenario "esté adiestrada". El objetivo es que todos los efectivos estén entrenados y en condiciones de realizar las tareas de vigilancia y defensa aérea del territorio nacional las 24 horas los 365 días del año.