La población de Ghajjar está desde el pasado mes de mayo guarnecida por personal del Regimiento Canarias nº 50 de La Isleta. Ayudado por un contingente de El Salvador que estuvo preparándose durante tres meses en el cuartel grancanario, la labor de los isleños es vigilar este pueblo que la Blue Line -frontera del alto el fuego- corta por su mitad. La mayor parte de la población cae del lado de Israel.

Una idea del peligro de este punto lo da el hecho de que la última baja del Ejército español, el cabo Soria, se produjo cuando se encontraba en esta posición tras una serie de disparos de artillería de las Fuerzas de Defensa de Israel, en enero de 2015. En este lugar hay tres secciones y una de ellas pertenece al Ejército salvadoreño.

Hasta el momento nos hemos movido en los corredores chiita y maronita, pero en esta ocasión lo hacemos con población mayoritariamente de confesión sunita. Al frente de la posición se encuentra un joven capitán, Luis Santiváñez, casado con una mujer de Las Palmas de Gran Canaria y con dos hijas.

"Tengo una inmensa suerte de trabajar con estos hombres. Es una gran unidad. Yo, que he estado en la Brigada Paracaidista, puedo decir que ni tienen nada que desmerecer. No existe ninguna diferencia entre una unidad de la Brigada Canarias con la Bripac o la Legión", señaló Santiváñez, para agregar: "Son soldados que vienen muy rodados. La clave de esta unidad es el poder de retención, ya que llevan bastante tiempo en el Regimiento. La clave es que es una opción de vida para el soldado de Gran Canaria poder ser militar durante toda su vida. Es una brigada muy fogueada".

"Esta es una brigada joven, pero con tres de los regimientos más antiguos del mundo. El Canarias 50 cumplió 444 años recientemente. Tiene más siglos de historia que muchas de las naciones existentes en el mundo. No se ha movido de su sitio desde que se creó como Tercio de Las Palmas y, los antepasados de mis soldados son los que se cubrieron de gloria siglos atrás", contó con orgullo el capitán Luis Santiváñez.

"Tenemos todo para estar al máximo nivel. Y las tropas de El Salvador son un buen fichaje. Su máxima virtud es su compromiso y querer dejar en el mejor lugar a su país. Y eso es un activo muy valioso. Hemos estado codo con codo. Desde que soy capitán he estado con mis soldados de siempre", apuntó este oficial al cual se le notaba la satisfacción de mandar esta posición.

Luis Santiváñez finalizó: "Llevo tres años juntos con mi primera compañía del Canarias nº 50. Esta es una brigada en la que se puede aprovechar mucho al personal y disfrutar profesionalmente. Tienen madurez, competencia profesional y cohesión, y esto es lo que he intentado mantener. Cuanto más años tienes se es más crítico. A un soldado de esta edad no le puedes tratar como a un crío. No es lo mismo ser jefe de chavales que de adultos. Me da coraje que a veces ellos no se den cuenta de lo buenos que son. Tal vez sea porque no han salido de la Isla. Poseen destrezas, conocimientos y actitudes que no tienen nada que envidiar a cualquier otro regimiento peninsular".

109 hombres

Los 109 hombres que sirven ahora bajo su mando, salvo los salvadoreños, proceden de Gran Canaria. Ahí está el soldado Cristian Morales Pulido, de 31 años, natural de Ingenio y con 12 años en las Fuerzas Armadas. "Esta es mi segunda misión internacional. Soy fusilero y estuve en Afganistán con anterioridad. Lo que más echo de menos es a mi hijo de cuatro años. Aquí desde luego que me hace falta la playa. Esta es una misión diferente a la de Afganistán. Pensábamos encontrar más acción", comenta.

José Medina Díaz, 32 años, natural de San Fernando de Maspalomas, es otro de los componentes de la posición 4.28. Lleva 12 años sirviendo en el Ejército. "Previamente estuve destinado cinco años en el regimiento Soria nº 9 de Fuerteventura. Hace un año que me casé y esta es la primera misión internacional. Al igual que mis compañeros, me esperaba la misión de otra manera. Siempre nos preparamos para un perfil más alto al que nos encontramos. Pero la verdad es que todo nos está favoreciendo. Creíamos que nos toparíamos con una población más hostil pero es bastante colabora. Lo que más me ha impactado es la zona del sur de Líbano, donde podemos ver a un varón conduciendo un vehículo Porsche Cayenne y al lado contrario un niño recogiendo sandías. Hay que quitarse el chip de Afganistán", detalla.

La única soldado de la posición es la conductora del capitán, María Aminata Diop Valido. Tiene 34 años y lleva 17 años de servicio. Es hija de militar y eso le hizo inclinarse por la milicia. Es natural de Las Palmas de Gran Canaria. Hija de madre grancanaria, de Arucas para más señas, mientras su padre es de origen senegalés. Sirvió en la Legión Española, en el Tercer Tercio Don Juan de Austria de Fuerteventura, y corrió maratones. De hecho, tiene en su palmarés numerosos trofeos.

La cabo Aminata Diop

Aminata Diop lleva cuatro rotaciones internacionales. "El hecho de ser hija de militar hizo inclinarme por el Ejército. El contraste y la convivencia entre las diferentes confesiones religiosas es lo que más me ha impactado. Uno viene con el referente de Afganistán y tienes que cambiar el modelo", apunta.

El cabo Juan Tomás del Rosario Suárez, natural de Las Palmas de Gran Canaria, de 39 años, con 15 de servicio, es otro de los componentes de la unidad. Tiene mujer y dos hijos que viven en Agüimes. Tiene la friolera de cinco misiones a sus espaldas: una en Bosnia-Herzegovina, tres en Afganistán y ahora esta de Líbano. "Soy conductor y comparto horas de vigilancia con una sección de El Salvador en los check point de Ghajjar. A mí lo que más me ha llamado la atención es la fauna del lugar. Me he topado con tortugas terrestres bastante grandes, coyotes, jabalíes y camaleones..."

El sargento primero Ignacio Sánz Fernández, el más antiguo de la posición, con 19 años de servicio, es otro de los veteranos en los que confía plenamente el capitán Santiváñez. "He estado en diversos destinos: Valencia, Palma de Mallorca y San Sebastián. Estoy soltero y esta es mi segunda misión. Además, soy el encargado del mantenimiento de la posición. Y la verdad es que no me esperaba tanto trabajo. Me ha llamado poderosamente la atención la austeridad del contingente salvadoreño. Les cuesta pedir material aunque sea para el trabajo".

Alberto Castellano España, de 40 años, natural de Las Palmas de Gran Canaria, huérfano de militar, ha tenido diversos destinos. No en vano lleva 20 años sirviendo en el Ejército. Es un coleccionista empedernido de medallas militares. Confiesa tener unas 500 de todas las batallas donde ha intervenido el Ejército español. "Lo que más me hallamo la atención son los niños al borde la carretera".

El teniente salvadoreño de 26 años Mauricio Ernesto Sandoval Sosa es todo un ejemplo en la misión. A es edad, perdió a su esposa en un accidente de tráfico en su país, con la que había tenido una niña que tioene ahora dos años. "Fui a su entierro pero no quise renunciar a la misión. Aquí tengo la cabeza ocupada y, aunque hablo con mi hija todos los días, creo que ha sido lo mejor para mí. Hay que tener en cuenta que para venir aquí había muchos peticionarios y fueron pocos los elegidos. En mi caso, pertenecer al comando de fuerzas especiales me valió de mucho. La selección fue muy dura. Estoy encantado con el buen trato y el recibimiento. Ha sido muy paterno", narra.